【Tu sonrisa】

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El día más horrible para Bakugō Katsuki fue cuando llegaste al salón con un ramo de girasoles. Tu sonrisa era gigante y tus ojos brillaban con la luz reflejada del sol. Inmediatamente, todos se habían quedado en silencio hasta que finalmente dijiste las palabras que arruinarían sus días desde ahora. 

— Monoma me pidió ser su novia —dijiste sonriendo—. ¡Y le dije que sí!

Instantáneamente, Mina comenzó a chillar como si su vida dependiera de eso. Ochako soltó las manos de Iida y se levantó corriendo a abrazarte, emocionada. Todas las chicas se acercaron a ti con una sonrisa y felicitaciones, lo cual era el caso contrario a los chicos. 

— Bakugō, hermano —murmuró Kirishima, posando una mano en su hombro. El chico rubio rápidamente se la quitó de encima—. No sé que decirte...

Kaminari, sin embargo, sí tenía cosas qué decirle— Bakugō, te dije que te confesaras. Sólo puedes culparte a ti mismo. 

— ¡Denki! —se quejó Sero—. Sé más compasivo con él. 

Finalmente, Bakugō había resoplado— Lo que sea, ni siquiera me gustaba tanto. 

Sus amigos fueron lo suficientemente buenos para no resaltar su muy obvia mentira. 

Esa tarde, mientras tú estabas en la sala de los dormitorios, Bakugō se encontraba sentado jugando videojuegos con Kirishima en la habitación del pelirrojo. Después de varias jugadas, Kirishima finalmente paró el juego. 

El chico se volteó a hablar con él— ¿Quieres hablar de ya sabes qué, hermano?

— No, no sé de qué —murmuró enojado—. Pero de todas maneras, no. No hay nada de qué hablar. 

Kirishima suspiró y le tendió un cuaderno forrado de cuero rojo— Mi mamá solía decir que si no tenía ganas de hablarlo, podía escribirlo. No tienes que mostrármelo ni nada, sólo escríbelo para sacarlo de tu sistema. 

— No necesito esa basura. 

El pelirrojo lo miró por unos segundos, y finalmente dejó el cuaderno en el regazo del chico— Sólo inténtalo. 

— Como quieras, cabello de mierda. 

Y eso fue lo último de lo que hablaron esa tarde. Cuando la manecilla del reloj comenzó a acercarse más a la media noche, Bakugō se despidió de Kirishima con un golpe en el hombro y regresó a su habitación, sosteniendo el cuaderno rojo que el pelirrojo lo había obligado a tomar. 

Al llegar a su habitación, Bakugō lanzó el cuaderno hacia su cama. Miró su almohada por unos segundos antes de comenzar a golpearla con fuerza, aguantando los gritos de frustración que quería dejar salir.  Kaminari tenía razón, había sido su culpa. Si tan sólo él se hubiera apurado y hubiera aceptado sus sentimientos--

Bueno, no importaba ahora. 

Ahora eras de alguien más. 

Su mirada cayó de nuevo en el cuaderno rojo y finalmente decidió ponerlo en su escritorio. No quería poner sus sentimientos, y no quería analizarlos como el estúpido de Deku. Lo que él quería era dejar de sentir como si su pecho estuviera siendo aplastado. Sin darse cuenta, sus manos tomaron el bolígrafo en su escritorio y comenzó a escribir suavemente en el cuaderno. 

"Desearía haberte dicho que cada vez que sonríes, mi corazón explota en mi pecho y no puedo dejar de mirarte. Tu sonrisa podría iluminar habitaciones enteras y tu risa podría curar la depresión más fuerte. Desearía haberte dicho que tu sonrisa fue lo que hizo que me enamorara de ti."

Bakugō gruñó y se dispuso a arrancar la hoja y hacerla explotar en mil pedazos pero no pudo. Haberlo escrito definitivamente lo había ayudado, aún si él no estaba listo para aceptarlo. Bakugō se mordió el pulgar, analizando la situación. 

Tal vez si él seguía escribiendo estas notas, podría olvidarse de ti. Eventualmente. Sólo por esa razón lo haría. Obviamente no se lo diría a nadie y cuando finalmente lograra olvidarse de ti, explotaría ese maldito cuaderno.



Todo lo que desearía haberte dicho (Bakugou Katsuki y tú)Where stories live. Discover now