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—Hola — me dijo.

— Hola — musité, aun confundido.

— ¿Puedo pasar? — preguntó.

— Adelante — animó Chae Rin, esperando ver la escena que ya imaginaba.

Recordé las palabras de YoungBae de esta mañana, y me esforcé de verás por no sacarle provecho al asunto. Al menos no a propósito.

Min Ho condujo sus pies hasta quedar atrás de mí, y luego yo cerré la puerta, temiendo por lo que pudiera pasar a continuación.

— Ten. Es para ti — me dijo cuándo le miré y me extendió el ramo y la dos cajas.

No quería, pero no pude evitarlo y miré por la colilla del ojo a SeungHyun, quien tenía un ceño ligeramente fruncido. Luego a Chae Rin, quien con ojos como platos contemplaba la escena, ajena a la expresión de su novio y completamente emocionada; como de esas niñas que ven un espectáculo de navidad en primera fila y apenas pueden esperar para saludar al sujeto gordo vestido de Santa Claus.

— Gracias, Min Ho, no debiste — tartamudeé, tomando los obsequios.

— Te dije que lo haría y bueno, yo siempre cumplo — musitó.

Antes de que pudiera yo decirle algo, Chae Rin habló, pero para SeungHyun — Oh, amor, eso me hizo recordar — dijo —Gracias por los chocolates, están deliciosos — besó su mejilla. SeungHyun, desconcertado, frunció el ceño 

— ¿Cuáles chocolates? — preguntó.

Oh, oh. Pensé. El corazón se me aceleró en un intento de explotar de nerviosismo y las manos desprendieron un poco de sudor frío 

— ¡Eh, SeungHyun! — dije, adelantándome a la situación — Los chocolates que le dejaste a Chae Rin ayer, como disculpa porque no pudiste venir, ¿recuerdas? — rogaba porque SeungHyun me siguiera la corriente y también porque no se molestara conmigo.

Miré de reojo a Min Ho, quien sabiamente guardaba silencio y su rostro me decía que trataba de comprender lo que estaba sucediendo.

Los ojos de SeungHyun me miraron, extraños. Fue una mirada que no supe describir, sus ojos algo me dijeron pero yo no entendí, estaba demasiado nervioso como para ponerme a descifrar el mensaje que me gritaban. Luego de un silencio, SeungHyun retiró su mirada de mí y le sonrió a Chae Rin.

— Sí, ya recuerdo — musitó — De nada — dijo.

Suspiré de alivio. Después de eso, Chae Rin volvió al ataque 

— Y Min Ho, ¿A qué se debe tan gran detalle con Ji Yong? —preguntó ella, preparada quizá para la bulla.

— Emm... —tartamudeó.

— Porque somos excelentes amigos, ¿verdad, Min Ho? — interrumpí.

— Claro — dijo el castaño.

— Chicos, les daremos privacidad. Min Ho y yo iremos a mi habitación — tomé la mano de Min Ho mientras que con la otra aun sostenía las cosas — Vamos, Min Ho — lo llevé hasta mi cuarto, mientras que éste trataba de comprender mucho más todo lo que había ocurrido antes.

La mirada inquisidora de Chae Rin estaba a mis espaldas y la de SeungHyun, desconcertado, también nos seguía, hasta que nos deshicimos de ambas al cerrar la puerta. Cerré los ojos y suspiré 

— Dios... — murmuré, aliviado.

— ¿Qué acaba de ocurrir allá afuera? — preguntó, Min Ho.

Le miré y suspiré de nuevo, era hora de contarle todo 

—Tenemos que hablar, Min Ho — dije y le hice seña de que se sentara sobre la cama entre tanto que yo me sentaba a su lado y ponía el ramo y las cajas sobre la almohada.

『 Manual de lo prohibido 』 » GtopWhere stories live. Discover now