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YoonMinHope

El mayor rodaba los ojos cada que podía, esos niños eran demonios muy activos, demasiado activos para Min YoonGi.

— Joder... ¿Por qué no se cansan?

Peinó sus cabellos hacía atrás y corrió detrás de los pequeños ruidosos, ahora se encontraba jugando con ellos a las traes, cuando lograba pasarla a alguno de los dos solo lograba huir por unos segundos.

— ¿Cómo es que la albóndiga es tan rápida? — de preguntó a si mismo, es que joder, era impresionante, el pensó que sería más rápido jugar pues aquel niño rellenito sería más fácil de alcanzar. No. No fue así. Ese niño era igual de rápido que el otro, lo más seguro era porque rodaba o a esa conclusión había llegado el mayor.

— niños fastidiosos... — habló de mala gana y vio a el par de ojitos asomarse desde sus escondites.

Era lo que necesitaba, ese grandioso juego. Sonrió ladino, a pesar de que se vió tétrico y malvado a los dos pequeños les inspiró confianza.

— tu sonrisa es bonita

— muy brillante, hobi — el más pequeño miró a su hermanito — efecto de sonido.

— blink blink  — le guiño el ojo a Yoongi al terminar su efecto de sonido, el mayor no entendía nada, este par cada vez era más raro, demasiado raro para él.

— si, si, lo que digan — el pálido rodó los ojos — este juego me aburrió así que juguemos otro

Los menores se emocionaron, dieron saltitos, celebraron con un pequeño baile y Yoongi les miraba como si fueran criaturas de otro planeta.

— aceptamos solo si nosotros podemos elegir otro juego después

— está bien. — suspira y mira a sus alrededores. — vamos a jugar a las escondidas.

Los pequeños saltan alegres y sueltan risitas, estaban muy felices, eran los mejores escondiéndose.

— ¡Ay me caigo! Un temblor — Yoongi comienza a fingir que el mundo se sacude, los menores dejan de brincar y le miran sin entender, el mayor lo nota. — ¿No entienden? — los menores se miran unos segundos y después niegan. — la albóndiga salta, se mueve el mundo, duh. — rueda los ojos y se cruza de brazos sin notar como el pequeño de mejillas coloradas y rellenitas había bajado la mirada, sintiendo su ánimo repentinamente decaído. — bien, yo cuento vayan a esconderse fastidios. — se da media vuelta y comienza a contar.

HoSeok rápidamente corre a buscar un escondite pero se detiene al no escuchar los pasos de su hermano, gira y lo nota triste, eso le rompe el corazón y va por él, toma su manita y lo oculta con él, dentro del closet.

— ¿Mochi...? — limpia una pequeña lágrima que resbala por su mejilla. — ¿Porqué lloras?

— ¿Porqué nadie me quiere hobi? — levanta la mirada y sus ojitos azules se encuentran acuosos.

El contrario lo abraza con fuerza y deja muchos besitos en sus mejillas.

— yo te quiero, yo te amo, si los demás no lo hacen pues son tontos. — sigue aferrado sus bracitos al cuerpo de su hermanito.

— cuando entremos al kínder... ¿Estarás siempre conmigo? — También abrazó a su hermanito y sonrió levemente, solo necesitaba a su hermanito, no a ningún niño tonto como su niñero.

— siempre, cada segundo. — sonrió ampliamente. — no dejaré que nadie se meta contigo. — los pequeños rieron y se quedaron acorrucados juntos.

Claro que el resto eran unos tontos, fijándose solo en el físico de un pobre niño pequeño, sin llegar a ver que realmente era un niño precioso y brillante.

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