—A mi oficina, ahora.
"Acompañame, necesito hablar contigo en mi oficina". Recordó la voz autoritaria que había usado Johanna el día de la Prueba; ese día la alarma de su reloj la había salvado, sin embargo, esta vez, no había nada que retrasara su inevitable destino.
Levantó su vista del suelo, para mirar a la mujer que observaba la escena bastante enojada. Detrás de ella pudo ver a Lucille con una mirada triunfante y a su padre mirando fijamente el espectáculo. Marcus también los observaba pero era más discreto.
Peter se levantó del suelo, notoriamente enojado, pateó algo en el suelo y se alejó para tomar aire.
( . . . )
—¿Acaso no fui clara al poner las condiciones para ofrecerles santuario aquí en Cordialidad? Incluía nada de violencia
—Le puedo asegurar que esto no se repetirá—, Cuatro habló, firme y evidentemente enojado pues Valentine lo había hecho otra vez.
—Incluso si fuera verdad ya no pueden quedarse. Su presencia aquí es perturbadora.
"—Fue su culpa, ella me tiró una roca e insistía en que fuéramos a jugar al bosque. Mamá dice que no debemos ir al bosque si no es con ningún adulto...
—Cállate, mocoso mentiroso. Tu me empujaste primero, dijiste que no querías jugar conmigo porque era rara. Me tiraste una maldita roca—, se excusó la castaña de nueve años señalando sus rodillas que aún sangraban y que dejarían una gran cicatriz.
—No más. Tommy, vete—, el rubio se levantó y se fue con una mueca triunfante en su rostro al saber que había salido impune—. En cuanto a ti, señorita.
Dos pares de brazos la tomaron con fuerza y luego sintió la aguja inyectarse en su piel sin cuidado.
Aquí vamos de nuevo, pensó antes de caer inconsciente."
—La verdad es que su santuario no les iba a durar mucho ¿o sí? No cuando se enfrentan a Jeanine...—, habló la castaña, sentada junto a Peter muy a su pesar. Sintió sus ojos picar a causa de las lágrimas de ira que querían escapar.
—No lo entiendes...
—No. Sí lo entiendo. No seré Erudita pero la posición en la que todos se encuentran es clara. Entiendo que quiere mantenerse lejos de todo el conflicto pero un día llegará Jeanine y le quitará todo el poder que usted crea tener...-
—Valentine—, la interrumpió Cuatro con una cara bastante seria para su gusto.
Y no pudo evitar sentirse culpable, por ser tan egoísta y no pensar que si causaba más problemas no sólo se iría ella de Cordialidad, sino que arrastraría a Cuatro con ella.
Y el sentimiento de culpa sólo se hizo peor al ver su cara seria, postura rígida y el tono de voz que había empleado. Él nunca la llamaba así, siempre usaba algún apodo, como "Val" o incluso le decía "pecas" -para molestarla o bromear- pero si usaba su nombre era porque estaba realmente enojado.
—Sólo necesitamos más tiempo. En cuanto sepamos dónde están los otros Osados nos iremos.
—¿Y luego qué? ¿Atacarán Erudición? No seré parte de eso.
—Nadie te está pidiendo que lo hagas. Sólo un par de días más—, negoció en moreno intentando suavizar su expresión en un sutil intento por convencer a la líder de facción.
Johanna no había despegado sus ojos de la castaña, quien movía su pierna ansiosa por irse, y mantenía su mirada en el suelo, evitando la de los otros.
—Una sola.
—¿Una sola qué?—, soltó fastidiada.
—Una sola oportunidad más. Verás, para ser Cordial debes saber perdonar... a los demás y a ti mismo—, explicó viendo como las castaña por fin la miraba.
Apartó la mirada nuevamente, sintiendo cómo sus ojos se volvían a llenar de lágrimas, esta vez de tristeza con el sólo recuerdo de lo sucedido durante el ataque.
—Estas sufriendo, Valentine—, casi dijo con gracia su nombre—. Y te compadezco. Sé lo que es sentirse inútil mientras todo se derrumba.
Una lagrima rebelde escapó de su ojo y la limpió con brusquedad.
—Sé que estás enojada, pero matar a Jeanine no traerá de regreso a tu madre.
Oh, acaba de... sí lo hizo. Tic, toc... ¡Boom!
—Y como siempre, Johanna. Crees conocer todo de mí. No, dulzura, no sabes una mierda—, se levantó de la silla y caminó al gran ventanal que daba vista a los cultivos.
—Te compadezco—, susurró antes de girarse para hablar con un hombre que había entrado corriendo, evidentemente preocupado.
—Oh, oh. En casi diecisiete años estando aquí, jamás vi unos camiones de cosecha como esos... ¿Están renovando?—, dijo entre sarcástica y preocupada, con voz lo suficientemente fuerte para que se escuchara en toda la oficina.
Johanna volteó a mirarla, luego miró los camiones que entraban rompiendo todo a su paso. Cuatro, Peter y Edd se acercaron rápidamente al ventanal, también queriendo observar.
—No es momento para bromas, pequeña—, dijo Edd bastante nervioso.
—Cállate. Es más, ni siquiera sé qué haces aquí.
—Soy un testigo...-
—No te pregunté. Lo estaba afirmando—, volvió a sonreír socarronamente y se alejó del pelirrojo, dejándolo con la palabra en la boca.
Johanna se acercó y miró la expresión preocupada de Cuatro.
—Quédense aquí y no hagan ruido—, dicho esto bajó por la escalera de caracol y fue a hablar con quienes conducían los camiones, el hombre que había llegado hacía unos segundos, la siguió.
Todos se agacharon casi como un instinto, Valentine tuvo que tirar del borde de la camisa de Edd, quien no entendía lo que estaba pasando.
Escucharon a Johanna hablar con dos hombres, luego se un rato sólo pudieron escuchar la voz de uno de ellos. Asumieron que el otro se había ido.
—Tenemos que irnos—, susurró la castaña a la vez que se ponía de pie y caminaba a través de la oficina.
—¿Qué hay arriba?—, tan fuerte y clara como el agua, escucharon la voz de Eric. Detuvieron su andar con miedo de él pudiera escucharlos.
—Es sólo mi oficina—, la voz de Johanna resonó. Valentine asomó un poco su cabeza para poder ver si Eric seguía allí, sin embargo él sólo se movió cuando un caballo soltó una especie de gemido.
—Vamos—, avisó y le hizo señas a los hombres detrás de ella.
Llegaron a un ventana, ella miró por esta viendo que abajo sólo habían dos guardias armados. Le aviso a Cuatro. Abrió la ventana de modo que les fuera más sencillo salir por esta.
—Debemos separarnos—, le dijo Cuatro a Peter; seguramente refiriéndose a que todos corrieran en varias direcciones de modo que así sería más difícil que los atraparan.
Como siempre, Peter tergiversó lo dicho por el moreno.
—Okay. Cada uno por su lado.
—Exacto.
Valentine ayudó a Edd a salir por la ventana, cuando tuvo la mitad de su cuerpo fuera escuchó a Peter gritar llamando a Eric.
Imbécil. Mil veces imbécil.
-V

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Lovely || Tobias Eaton (2)
Fanfiction[Terminada] Segundo libro de la saga: "Young, Broke & Infamous" Había encontrado su hogar. Había comprendido que un hogar no era un lugar, podía ser una persona; y en su caso, ese hogar era Cuatro. Habían huido de la ciudad, ocultándose en Cordialid...