—La perdimos.
—¡No! ¡No! ¡Manténgala con vida!
—Hemos perdido al sujeto de prueba número ocho.
—Busca consuelo en tu facción, Edd.
( . . . )
El cuerpo de la muchacha, yacía en una camilla, con una sábana celeste sobre su extensión, cubriendo su cuerpo.
La condujeron por los pasillos, hasta las celdas. Posicionaron la camilla frente a la celda de Cuatro y le abrieron la puerta.
Su corazón se hundió en su pecho y un nudo se instaló en su garganta. Sintió un escalofrío recorrerlo.
Sabía que era un cuerpo, sabía que era ella, sin embargo intentó convencerse de que estaba equivocado; errando garrafalmente. Era ella. Incluso con la sábana cubriendo toda su contextura, lo había deducido: viendo las curvas que se formaban en el crecimiento de su pecho y cómo se bordeaban sus caderas.
Por el borde de la camilla, se salía una de sus manos: dejándole ver la cicatriz que él conocía bien; confirmando su teoría.
Peter retira la sábana, descubriendo su rostro. Sus mejillas aún están rosadas, en su nariz, boca y oídos hay sangre seca, la bolsas bajo sus ojos se ven más oscuras que nunca, y... su fleco, siempre bien peinado, ahora se halla peinado hacia un lado de forma brusca.
Sabía que tenía que verla alguna vez. Quiera o no. Me acerco y la miro. Está usando mi chaqueta, le queda gigante, se ve adorable. Y, por un segundo, pienso que sólo está dormida. Quiero creer que solo está dormida, porque se ve calmada, tan calmada. No me quiero derrumbar, pero lo hago.
La rabia creció en su interior. Ella había muerto a causa de ellos. La habían matado. Y ahora él volvía a estar sólo.
Golpeó a Peter, arrinconándolo, sosteniendo el cuello de su camisa; la ira brillaba en sus ojos. Los guardias que lo escoltaban, lo tomaron con fuerza de los brazos, inmovilizándolo.
Entonces pasó. El aire volvió a los pulmones de la muchacha, se removió en la cama intentando respirar. Entre jadeos y gemidos se sentó en la camilla, sosteniendo su estómago llena de dolor.
Cuatro giró su cabeza, mirándola. Una oleada de alivio e irremediable felicidad lo inundó.
—Cuatro—, lo llamó Peter. Hizo un movimiento con la cabeza y siguió hablando: —El truco que tu haces...
El moreno, justo como había hecho Peter, golpeó a los guardias en la cabeza usando la suya.
Los guardias se defendieron con era de esperarse, esta vez Peter intervino, ayudando al muchacho. Una vez los guardias inconscientes, Cuatro se acercó a la muchacha, sin poder evitar notar que ya había acomodado su fleco.
La abrazó con fuerza, sin llegar a lastimarla; como si fuera a desvanecerse entre sus brazos.
—Oye, no estuvo tan mal... primero me robé un paralizante de la enfermería, luego se lo inyecté cuando estaba como loca por ti—, empezó a explicar, tomando las armas de los guardias—. Yo les advertí que era muy astuto...-
Unieron sus frentes, aún si creerlo. No podía creer que él estuviera ahí; ahí, con ella, ahí por ella. Él aún no asimilaba que ella no estaba muerta, que no le habían quitado su pequeño trozo de cielo.
—Eres real—, afirmó con la respiración aún entrecortada, aún así parecía una pregunta.
—Sí, soy real—, sonrió de lado, mirándola a los ojos.
—¿Qué haces aquí?—, dijo extrañada.
—Moriste ahí dentro—, habló, juntando sus labios con sus mejillas. Besó su rostro, feliz de saber que no la había perdido.
—Muy bien, chicos, podemos hacer esto luego—, Peter intervino, mirando la escena atento e incómodo .
Cuatro la ayudó a incorporarse en la camilla: —¿Estás bien?—, dijo aún preocupado, besó su frente y se separó, tomando el arma de uno de los guardias.
—Fantástico. Mira cómo salto—, susurró sarcástica.
—Yo creo que está bien...-
—Gracias, Peter—, dijo, quitando la sábana de su cuerpo, interrumpiendo al nombrado.
—Ya estamos a mano—. Dijo el nombrado en referencia a la simulación, cuando ella no lo quiso asesinar.
—Bien. Vámonos. Debemos irnos antes de que Jeanine vea que estás...-
—No, no, no. La caja. Vamos por la caja.
—¿Qué?—, dijeron al unísono.
—No hay tiempo para ir por un souvenir.
—Cuatro, escúchame—, se acercó al moreno, ignorando el comentario anterior de Peter—, la caja no es lo que Jeanine cree. No conocí a los Prior pero estoy segura de que la habrían destruido si no fuera tan importante. Tris lo sabía y murió protegiéndola...-
Tobias pareció pensarlo unos segundos, luego miró a Peter.
—¿Hay otra entrada al laboratorio?
—Puedo desactivar las alarmas desde la sala de control...-
—Entonces hazlo, sí.
—De acuerdo... ¿lo hago ahora?—, dijo algo perdido.
—Sí... te pusiste de nuestra parte, quieras o no. Entonces debes protegernos—, sacó un arma de la parte trasera de sus pantalones y se la tendió a la castaña.
Sabía que era de las que le había quitado a los guardias, las había visto varias veces ya.
—Andando—, dijo y empezó a trotar por los pasillos, dejando atrás a Peter, quien aún los miraba atónito.
—Fantástico—, escupió sarcástico y corrió detrás de ellos.
( . . . )
—¿Es esa?
—Sí...
—Bien. Tómala y vámonos.
Cuando el metal frío tocó sus manos, vaciló. Pensó que era casi ridículo llevarse la caja; estaba a una simulación de ser abierta y en el Hangar de los Abandonados no la podrían abrir. La mejor opción era abrirla, quisiera hacerlo o no.
—Valentine...—, dijo impaciente, viendo sobre su hombro a la muchacha estática frente a la caja. Pasos apresurados se escuchaban por los pasillos, y esto sólo aumentaba su impaciencia—. ¡Valentine! ¡Debemos irnos, ya!
—No puedo. Mi... amiga, murió protegiendo esta caja, sus padres también. Puedo abrirla y sé cómo hacerlo...
—Si no nos vamos ahora, no podremos salir.
—Tal vez suene como una estupidez pero... debo hacer esto primero.
—Una muy grande...-
—Pero necesito que confíes en mí—, se acercó al muchacho. Tomó una de sus manos, apretando esta de forma reconfortante.
Un simple roce con el que le quería decir que no moriría. Que no lo dejaría sólo.
—Confío en mi novia—, sonrió de lado. Sus ojos brillaban de alegría, sin poder evitarlo esa alegría se le contagió y sonrió igualmente.
Escucharon los pasos más cerca y luego la voz de Max. Ella corrió, parándose en el círculo, nuevamente los cables la rodearon y se enterraron en su piel. Cuatro corrió, cerró la primera puerta, deteniendo a los guardias que se acercaban con velocidad, la segunda puerta se empezó a cerrar cuando una voz monótona habló.
"Iniciando: simulación de Cordialidad".
-V

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Lovely || Tobias Eaton (2)
Fanfic[Terminada] Segundo libro de la saga: "Young, Broke & Infamous" Había encontrado su hogar. Había comprendido que un hogar no era un lugar, podía ser una persona; y en su caso, ese hogar era Cuatro. Habían huido de la ciudad, ocultándose en Cordialid...