Cap. 12

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—Qué suerte que conseguiste es pistola. Ambos sabemos que no sirves de mucho sin ella—, se burló Eric poniéndose en pie.

Corre.

Cuatro fijó su atención en él, claramente había herido su ego. O eso parecía pues en menos de nada la pistola resbaló por el suelo, lejos de ambos.

Uriah apareció a su lado, con las manos libres. Le sonrió en una señal tranquilizadora y ambos se dispusieron a mirar la pelea.

Era algo personal.

Cuatro se acercó a él. Ella no pudo evitar pensar que el aspecto de Cuatro era realmente intimidante, parecía un animal salvaje enjaulado. Tenía esa mirada.

Eric lanzó un golpe hacia la cara del moreno, siendo él más rápido, atrapó su brazo e impulsándose con los tobillos tiró con fuerza del brazo del rubio, haciéndolo chocar contra una columna cercana. Realizó un movimiento tan rápido que ella ni siquiera pudo analizarlo, este causó el crujido del brazo de Eric. Le había roto el brazo.

Lo tumbó al suelo y empezó a tirar de una de sus piernas, arrastrándolo por todo el salón, finalmente llevándolo de regreso a la sala en la que estaban hacía unos minutos.

Soltó su pierna, cuando estuvo en el suelo a la mitad de la sala. Caminó frente a él con una postura firme pero algo vacilante. Parecía pensar algo, estaba nervioso, lo pudo ver en su rostro y sus manos.

Caminó a su lado, parándose frente a Eric, retándolo.

Él tenía esa costumbre, recordó ella, cuando está nervioso o muy enojado, abre y cierra sus manos, repetidas veces, haciéndolas puños y luego estirando sus dedos para liberar el dolor que le causaba apretar con tanta fuerza las mismas.

Un hombre le tendió el arma que hacía un rato había tirado. Dos hombres aparecieron y amarraron las manos de Eric por su espalda.

—¿Crees que ahora está a salvo? Te equivocas—, habló intentando ganar la atención de Cuatro, o mejor dicho, tiempo—. Jeanine no parará hasta encontrarla.

—¿Por qué? ¿Qué quiere con ella?—, se acercó, el arma bailando entre sus dedos. Amenazante—. Dime.

—Ella es la persona que necesita Jeanine. Es el sujeto perfecto—, habló.

Cuatro le quitó el seguro al arma. En todo momento mantuvo la vista fija en los ojos de Eric.

Oh... mierda.

—¿Pretendes asustarme?—, se burló el rubio.

—Eres responsable por la muerte de cientos—, jadeó el moreno, con el ceño fruncido—. Sabes bien cómo se castiga.

—Hey. Aprendí a vivir con sangre en mis manos. Pero tu, ¿podrás?—, casi se burló, esta vez con una cara seria.

No. No sabe. No lo retes. Su ego debe seguir intacto. Pensó sintiendo un nudo de ansiedad formarse en su estómago, este se apretó cuando vio a Cuatro tomar una inspiración y levantar el arma.

Y disparó. Y ya no es Eric, era Eric.

El salón se empezó a llenar de Osados y Veraces. Los Osados claramente enojados, y los demás estaban confundidos.

—Saben lo que significa—, dijo Cuatro a los Osados que se acercaban, formando un círculo alrededor de la escena—. Gracias por tu ayuda.

Jack salió de entre la multitud y caminó hasta el moreno.

—Quisiera poder hacer más...

Él asintió en un gesto agradecido y miró a Christina y Lynn que estaban justo frente a él, entre las personas.

Lovely || Tobias Eaton (2)Where stories live. Discover now