Capítulo 8

14 2 0
                                    

Al cabo de algunas horas conseguí despertarme. Con los ojos entre abiertos inspecciono la habitación. No hay nadie, así que aprovecho para darme una ducha. Abro el grifo y me quedo pensando en lo poco que recuerdo de la noche anterior mientras el agua se deslizaba por mi cuerpo,  empalándolo al completo como ayer en la piscina. Tengo una leve sensación de haberme caido a la piscina con Jade, pero no estoy del todo segura, luego le preguntaré a Anna. Si es que ella está en la residencia claro. Cojo el champú y me enjabono el pelo. Me doy prisa en aclararlo ya que el agua está empezando a quedarse algo fría. Termino de ducharme rapidamente y salgo de la ducha. Me envuelvo con la toalla. Me seco el pelo y abro la puerta para ir por la ropa. Me sorprende tener ya un modelo encima de la cama y lo que parece un desayuno al lado. ¿Qué está pasando?  ¿Quién ha sido? ¿Jade? Ayer se portó como un cretino caprichoso en la fiesta, pero, cuando estábamos en la habitación fue muy cuidadoso y amable. Quizás lo soñé, aunque tampoco recuerdo como llegué a la habitación. Hay muchas piezas que no encajan, no volveré a beber. Si unas copas de nada me afectan así, no me quiero ni imaginar si bebo lo mismo que Anna. Tiene demasiado aguante esta chica. Me acerco hasta la cama y cojo la ropa. Entro de nuevo al baño para vestirme, no me fio de que nadie vaya a entrar y me pille vistiéndome. Cierro con pestillo y me pongo los jeans ajustados y la blusa amarilla con flores que tiene un nudo por delante. Me miro al espejo, nunca me había puesto este conjunto así pero me favorece. Miro mi ombligo, me quedaría bien un piercing, debería hacermelo ahora que no está mi padre para negarme nada. Me recojo el pelo en una coleta alta y suelto dos mechones que caen al lado de mi cara. Salgo de la habitación y me pongo unos playeros blancos. Miro la bandeja del desayuno, son unas tostadas y un zumo de naranja. Estiro la mano para alcanzar una tostada. Siento como la gran mano de mi padre me da un manotazo para que no coja la tostada seguido de un "en la empresa no aceptan gordas, tienes que seguir con la dieta" Él estaba obsesionado con el peso y con la forma física, yo tenía que ser perfecta. Tengo un físico de espectáculo gracias a esa obsesion de mi padre, bueno, no sé realmente si es gracias a él o por desgracia. El físico no es algo que me importe, hay gente que solo busca un buen físico y se olvida del resto. El día en que la gente entienda el porqué tiramos el envoltorio de un regalo las cosas cambiarán. Como la tostada y bebo el vaso de zumo. Hay un papel doblado que sale de debajo del plato, lo abro y lo leo. Es una carta que dice "reúnete conmigo en la cafetería a las 11:15" dejo la nota encima de la vandeja y miro el reloj, son las 11:10. Entro al baño y me lavo los dientes lo más rápido que puedo. Me retoco por última vez la coleta, no sé por qué Jade me habrá dicho de quedar así, es mi compañero de cuarto temporal, podría haberme hablado. Busco mi móvil en la mesita antes de salir pero no está. Seguro que lo tiene él, le va ha caer una buena ahora. Cojo las llaves de la habitación y las guardo en el bolsillo de alante del jean, abro la puerta y salgo. Sigo hasta el final del pasillo y bajo las escaleras. Una vez que llego hasta la entrada donde nos dejó Troy el otro día busco la cafetería. Veo unas indicaciones en unos carteles y las sigo. Llego a la cafetería después de varios minutos, esta residencia es mucho más grande que en las fotos. A pesar de ser sábado y relativamente temprano después de una gran fiesta anoche hay bastante gente sentada  en las mesas. Me acerco a la barra y pido un café con leche con bastante espuma, el zumo no ha estado mal, pero aún tengo algo de sueño. Inspecciono la cafetería, ni rastro de Jade. No lo entiendo, me cita aquí y ahora ni se presenta.

—Buenos dias.— dice una voz tranquila detrás de mí.

Me vuelvo levemente y veo que es Nico, le contesto con una sonriaa de boca cerrada. Coge una silla y se sienta a mi lado.

—¿Has visto a Jade?— pregunto cuando me llega el café.

—Pues, de hecho sí. Hace un rato largo me lo crucé por el pasillo me dijo que tenía cosas que hacer y se marchó de la residencia.— dice entre bostezos.

113 Páginas para amarte [#Wattys2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora