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Los ladridos de Jungkook hicieron que Namjoon se apresurara en enrollarse la toalla alrededor de la cintura y salir del baño.

Le había dicho un montón de veces a ese chucho que cerrara el hocico o tendrían a los vecinos refunfuñando a sus espaldas —si es que no venían a la puerta de su piso a quejarse del ruido —. Estaba tan concentrado en su cometido que tardó en darse cuenta de que no se había sacado las chanclas de baño y que había dejado un rastro de pisadas húmedas por todo el pasillo en vez de haberse colocado de nuevo las pantuflas.

¡Aish, siempre igual! se lamentó.  

Se resignó cuando al llegar al pequeño salón vio al husky siberiano ocupando el diminuto balcón con su peludo y gran cuerpo. El cepillo para el pelo siendo sujetado por su boca.

Se acercó al animal y se puso de cuclillas frente a él. Suspiró de nuevo cuando recibió el cepillo babeado. Era algo inevitable, después de todo habían estado corriendo — Jungkook en forma animal con la correa ajustada alrededor de la cintura de Namjoon — y en el ambiente se notaba la llegada del verano. La densa capa de pelo tampoco ayudaba a librarlo del calor.

Comenzó con el cepillado, sacando del peludo manto bolas de pelo que con la brisa se escapaban entre los barrotes del balcón y flotaban en el aire.

—Parece que tu pelaje de verano está volviendo — Namjoon hizo aquella observación en voz alta sin esperar una contestación - que en ese momento solo sería un ladrido o aullido - por parte de Jungkook quien se limitaba a jadear con la boca abierta y a babear con la lengua fuera.

Los Husky Siberianos tenían esa peculiaridad en el pelaje que les ayudaba a adaptarse a los  climas cálidos y fríos, pudiendo cambiar la densidad para aclimatarse al ambiente externo.

Cuando estuvo seguro de haberse deshecho de todos los nudos, Namjoon se levantó y se golpeó la parte externa del muslo varias veces, queriendo dar énfasis a sus siguientes palabras: — Vamos al baño, Kookie.

El híbrido se le adelantó. Alguna de las almohadillas de sus patas debió haber tocado las pisadas húmedas que había dejado con anterioridad ya que vio nuevos rastros de agua en el pasillo. 

Cuando llegó al baño, Jungkook lo esperaba en la ducha con las orejas alzadas y la cabeza un tanto inclinada. Ladró para apurarle.

Había creado un monstruo. 

Una serie de coincidencias habían hecho que Jungkook y Namjoon acabaran viviendo juntos. Eran apenas dos conocidos del trabajo y la convivencia resultó incómoda y difícil en un principio. Él nunca había tenido ningún tipo de relación cercana con un híbrido por lo que no sabía qué esperarse.

En aquel entonces, Jungkook era nuevo en el trabajo y en la ciudad. Los años anteriores los había empleado en estudiar magisterio— especializándose en la rama de la educación física —. Además, durante su juventud, había conseguido el cinturón negro de Taekwondo. Justo después de la graduación se había preparado para un examen que lo llevaría a impartir su actual oficio, obteniendo una plaza en aquella ciudad donde años seguía trabajando.

Nunca pensó que se convertirían en tan buenos compañeros de trabajo y de vida. 

Nam debía admitir que al principio no estaba seguro de ir a vivir con él, después de todo, como ya había dicho, era un total inexperto con los híbridos. Muchos compañeros policías lo eran, pero nunca había tenido que interactuar mucho con ellos fuera del ámbito laboral.

El hecho de imponerse a ellos para no ser considerado inferior por su parte animal le resultaba muy incómodo y no quería tener que llevar esas prácticas a su casa donde se supone que debería de descansar y olvidarse del estrés del trabajo. Además, tenía que admitir que algo en Jungkook lo había hecho sentir algo receloso; tal vez la fusión entre el cuerpo alto y musculoso del alfa con su personalidad introvertida no era una buena combinación sobre todo porque su rostro siempre se mostraba serio e impasible. A menudo cuando no hay comunicación, no hay confianza y sospechaba que eso es lo que le había pasado con Jungkook.

Desacougo [HopeGa]Where stories live. Discover now