⭐LA LEYENDA DEL SANTUARIO [FANFIC]⭐

⭐Capítulo 4⭐

Sherwood, Oregón

Con las noticias anteriores en el pueblo de Oregón, las calles y las ocupaciones del resto de los habitantes se habían vuelto un caos.

Keanu Ford, periodista de una exitosa cadena llamada: "Informe Planeta", avanzaba de un lado a otro, con cientos de llamadas, por otro lado su prometida Lauren Wilson tomó lugar junto a una caja de informes, en los cuales accedió, en busca de información concreta, que le permitiera trabajar en la siguiente edición.

Keanu lanzó su celular al aire, aquel aparato electrónico paso rozando por la vista de Lauren, sus enormes ojos verdes se desplazaron hacia el móvil y como respuesta frunció el ceño.

— Lo siento — suspiro Keanu, volviendo hacía su prometida, quien sólo asintió con una mirada abrumadora.

Keanu tomo una lista de papeles y se apresuró a salir de la oficina. Pasó como una ambulancia entre tantas personas, incluso se balanceo entre unos cuantos, con la desesperación de llegar con su superior.

Antes de que pudiera tocar la puerta, el directivo de Informe Planeta, salió y argumento — La audiencia será está tarde, necesitaré que estés allí.

— Así será — informó Keanu.

El silencio abundó en aquellos hombres, hasta que un joven fotógrafo llegó a la escena y exclamó — ¡Deberían ver las noticias!

Los hombres se miraron el uno al otro y se encaminaron al centro de la Editora, en donde una televisión plasma reproducía las noticias del día.

En escena apareció un hombre alto de cabellos rubios, tenía una mirada fría, en esos ojos azules. Presumía un traje oscuro y observaba por encima del hombro a cada uno de los entrevistadores.

— ¿Christopher Keith? — se pregunto el joven con una curiosidad enorme en su rostro.

— Así es niño — le informó Keanu, quien estaba parado justo a su lado derecho.

— Soy Peter Hold — el fotógrafo extiendo su mano hacía Keanu, quien respondió aquel gesto con amabilidad y al tiempo respondió — Keanu Ford.

Lauren Wilson salió de la oficina y se acercó junto a la muchedumbre — ¿Ese hombre es Christopher Keith? — lanzó la pregunta al aire.

La multitud observo a la mujer y como respuesta obtuvo aquel prolongado silencio.

⭐⭐⭐

Por su parte una joven corría por los pasillos de un hospital, se apresuro con la recepcionista y hablo — ¿Ya hay noticias de mi abuelo?

La mujer del otro lado, tomo un suspiro y pregunto — ¿Cuál es el nombre de tu abuelo?

— Es Frederick Johnson — respondió apresurada la joven.

La recepcionista estaba por responder, pero se percato de que el doctor había llegado a escena — El es el doctor que atendió al señor Johnson — dijo, señalando con la mirada al hombre.

La joven giro hacia el médico y se presento — Soy Elizabeth Johnson, me gustaría saber ¿como está mi abuelo? — su voz tembló al hablar.

— Es un placer Elizabeth Johson, soy el doctor Bennedict Evans, soy neurocirujano

— ¿Neurocirujano? — murmuro en silencio la joven.

Pero Bennedict había leído sus labios y se precipito a hablar — La neurocirugía trata enfermedades del sistema nervioso, tanto del cerebro como de las meninges, la base del cráneo, y de sus vasos sanguíneos, incluyendo el tratamiento quirúrgico y endovascular de procesos patológicos de los vasos intra- y extracraneales que irrigan al cerebro y a la médula espinal; lesiones de la glándula pituitaria; ciertas lesiones de la médula espinal, de las meninges, y de la columna vertebral, incluyendo los que pueden requerir el tratamiento mediante fusión, instrumentación, o técnicas endovasculares; y desórdenes de los nervios craneales y espinales todo a lo largo de su distribución — presumió sin trabarse en una sola palabra, y es que Bennedict Evans era un hombre soberbio y arrogante, pero era el mejor doctor del pueblo, tenía estudios en el extranjero y reconocimientos importantes en el resto del mundo.

— ¿Y exactamente que tenía? — Elizabeth puso un gesto de duda en su rostro.

— Una ligera lesión en la médula espinal, las lesiones traumáticas de la columna vertebral suelen aparecer debido a un golpe repentino o a un corte en la columna — respondió severamente el doctor

— ¿Y es algo muy grave? — Elizabeth trago saliva, moviendo sus manos de un lado a otro, pues a pesar de que era una mujer segura y fuerte, cuando se trataba de su abuelo Frederick, la joven se volvía débil y frágil.

— Si bien el tratamiento puede ayudar, esta enfermedad no tiene cura — aclaró Bennedict — Requiere diagnóstico médico y siempre es necesario análisis de laboratorio o estudios de diagnóstico por imágenes —  el doctor puso una expresión de seriedad — Puede durar años, incluso toda la vida, le recomiendo que este en constante estudio clínico — sonrió y se alejó.

Elizabeth se quedo en medio de la sala, mordió su labio inferior y grito — ¡Doctor Evans!

El doctor se detuvo y puso un gesto desagradable en su rostro, giro y lanzó una agradable sonrisa — ¿Puedo ayudarle en algo más?

Elizabeth se acercó hacía el hombre — Sólo quería agradecer — dijo cabizbaja.

— Será mejor que vaya con la recepcionista, pagar sería una gran muestra de su gratitud — dijo Bennedict y se marchó.

Elizabeth asintió con una mirada triste y se encamino hacia la mujer de la recepción.

Bennedict caminaba por los pasillos, sacó su teléfono celular y se percato de que su buzón de mensajes estaba lleno. Reviso cada uno y se detuvo en el que más le importaba: "James Evans".

Bennedict tomo un suspiro y guardo su móvil.