JungKook es un médico reconocido y YoonGi su paciente omega embarazado.
Mientras el dolor consumía mis entrañas, y la soledad se aferraba a las tristes paredes del alma de este omega, llegaste como si de una luz cegadora se tratase. Bañando todo. M...
Las ansiosas manos se pasearon por la pálida piel descubierta del otro, su respirar era tan apacible que solo trajo consigo un sentimiento de gusto y satisfacción a su lobo, el frio comenzaba a azotar Seoul anunciando el imparable invierno, a JungKook le agradaba y más aún cuando en sus cuatro patas podía sentir la fría nieve y el pelaje le protegía de cualquier especie de incomodidad por esta.
Suspiro cerrando los ojos paseando su nariz sobre los castaños cabellos de YoonGi que parecían más revueltos de lo normal, y es que lo estaban después de la noche que habían pasado, descubriendo lugares nuevos en el cuerpo del otro y escuchar con total satisfacción los suspiros de éxtasis y felicidad compartida por ambos. Sonrió con cansancio. Ahora que lo pensaba, la sensación de tener al omega entre sus brazos era de alguna manera diferente a la de siempre, no solo por el hecho de haber estado separados un corto tiempo, sino porque ahora habían consumido un lazo mediante una unión carnal, aunque faltaba una marca. Era sabido que la prueba máxima de amor era aquello o al menos eso es lo mejor en una pareja, JungKook no difería de ello, sin embargo, ahí estaba con YoonGi entre sus cálidos brazos proporcionándole todo el amor que podía aun en la usencia de esta.
JungKook no le temía al compromiso, de hecho, una de sus metas era establecerse con quien fuese el dueño de su corazón, YoonGi en todo caso, su lobo había estado tan feliz el día en que sus ojos se posaron él. Había tenido experiencias desagradables con antiguas parejas que prefería no mencionar o simplemente borrar de su memoria, pero con YoonGi era diferente, surgía tan natural estar a su lado, conversar era un punto fuerte, el pálido tenía una extraña voz que envolvía a quien le escuchase y siempre hablaba tan calmado que parecía acariciarle los oídos.
Por otro lado, si había algo que le provocaba cierta inseguridad eran las reacciones que pudiese su omega tener con la marca, ya había tenido una marca que casi lo lleva a muerte y que contribuyo a la pérdida de un cachorro dentro de él, aunque la sola mención de aquella mordida era un cuento de suspiros para enamorados, nadie hablaba de cuantas muertes que causaba si no se cuidaba lo suficiente de ella.
YoonGi se removió soltando un leve jadeo pegándose más, si es que era posible, a JungKook.
-¿Qué pasa, cachorro? - Su voz fue ronca y de bajo volumen. YoonGi no respondió. El alfa suspiro y acaricio de arriba hacia abajo la espalda desnuda del otro, sonriendo cuando escucho un sonido parecido a un ronroneo. - Tienes frió, ¿es eso? Está bien - Balbuceo a sabiendas que el omega estaba dormido. Jalo el cobertor y fue envolviéndose tanto el cómo a YoonGi en él, mientras sus brazos se aferraban al otro cuerpo desnudo. Pudo gemir de lo bien que se sentía estar así en la cama.
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La cama se sentía tan fría cuando TaeHyung despertó a eso de la una y tanto de la madrugada, era extraño, JiMin siempre estaba ahí cuando despertaba, sin embargo, no lo estaba y por algún motivo el omega se sintió terriblemente mal por eso, sus manos se apretujaron en la almohada.
"Se canso"
Fue su desolado y casi ridículo pensamiento. Sintió deseo de llorar, su estomago se encogió mientras comenzaba a medio recordar la reciente pesadilla, era natural que despertemos olvidando los sueños, o eso pensaba TaeHyung, quien con algo de pánico se tocó el vientre apretando el camisón. El vio entre penumbra total sangre y una especie de feto siendo sostenido por sus manos, la imagen le dio escalofríos, se reincorporo y reviso su ropa y cama solo por si acaso... no es que fuese un supersticioso o creyese que los sueños eran premonitorios.
