07. Galleta encantada.

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Narra Melody.

Luego de acompañar a Lonnie a hablar con Mal, y darnos cuenta que estaban preparando galletas, volví a mi habitación a dormir, o algo así, aún no terminaba los deberes que la Hada Madrina me había dado por lo que otra vez más no había podido dormir bien.

—Melody ¿Estás bien? —Habló Jane a mi lado, caminábamos para nuestra primera clase que sería dentro de veinte minutos. —Te noto más apagada de lo normal.

—¿Ah? —Ella soltó un quejido de frustración.

—Te noto muy apagada. —Repitió y esta vez si le preste atención.

—Lo siento, es solo que apenas pude dormir y tengo mucha hambre, pero el desayuno ya terminó entonces. —Me encogi de hombros. —Deberé de comer algo al almuerzo.

—Entiendo. —Me dedicó algo que parecía ser una sonrisa. —Luego nos vemos. —Se despidió a la vez que se alejaba de mi y la mire con el seño fruncido sin entender el por qué se había ido.

Al prestar atención a mi camino vi a Carlos que al parecer me esperaba.

—Hola Melody. —Se acercó a mi.

—Hola, ¿Ya te acostumbraste a cuidar de Chico?

—Si, y gracias por eso, bueno por todo lo que has hecho por mi. —Yo asentí. —Escuche que no has comido nada, quizá quieras comer una de las galletas que preparamos con los chicos. —Me extendió una bolsita que traía dos galletas.

—Estoy bien, no te preocupes, no suelo comer cosas con tantas calorías en la mañana. —Me excuse. —Quiza luego.

—Está bien, entiendo lo que te pasa, cuidado con las galletas que te ofrecen los villanos. —Soltó una triste risa.

—No me refería a eso.

—Tranquila, todos saben eso en Auradon.

—De verdad no es eso. —Intente decir.

—No, entiendo, eres lista, lo comprendo, mas para mi, creo. —De la bolsita sacó una galleta con la intención de comérsela, pero se la arrebate y la comí.

—No. —Comí un poco. —¿Ves? Confío en ti.

—¿Te gusta?

—De hecho si, muy ricas, las chispas de chocolate le dieron un toque. —Sonreí. —¿También tiene.. Nueces? —Comenze a sentirme rara. —Lo siento.. Carlos, ¿Siempre has sido tan lindo? —Pregunte mientras seguía comiendo de la galleta.

Él susurro algo que no logre oír.

—¿Qué?

—Ahmm, nada, vas a llegar tarde, mejor ve a tu clase, luego nos veremos.

—Claro, gracias por la galleta. —Sonreí coqueta, y me fui, no sin antes darle un beso en la mejilla.

Algo dentro de mi me estaba haciendo actuar de una manera distinta, pero no lo podía evitar.

Naaa, solo soy yo que estoy loca.

Miss perfection | Descendants [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora