17

983 50 2
                                    

Actualidad:

Era sábado por la mañana, para ser más específicos las 9 de la mañana, nunca me levantaba tan temprano, pero como había quedado para almorzar con los chicos hice un esfuerzo. Después de tantos días sin vernos... ya los extrañaba.

Busque mi maleta, donde tenía un par de prendas para unos tres días nada más, no pensaba quedarme tanto si iban a seguir dando shows en otros lugares. Saque el auto del garaje y tome rumbo hacia la ruta.

Es uno de mis mayores miedos manejar sola por la ruta, pero en algún momento lo tendría que afrontar. Pero estoy más nerviosa que nunca.

De Buenos Aires a Rosario tendría mas o menos dos o tres horas, si había mucho tráfico, y lo esperaba, eran vacaciones de invierno y a todos les gusta hacerse una escapadita.

Así iba mi viaje, de pensamiento en pensamiento, algunos bastantes absurdos y otros no tanto, pero sigo fantaseando. Al paso de las horas ya me encontraba en Rosario, era una ciudad muy linda, pero bastante grande y eso es algo malo ya que me perdí.

Llamando a Cuscovich:

- Apuesto toda la army a que te perdiste. – dijo ni bien me atendió.

- Ay como vas a pensar eso... ¿Dónde quedaba?

- Te conozco como si te hubiera parido Aixelina, ¿Dónde estás?

- Creo que en la plaza central.

-JAJAJAJAJAJA Estas en frente pelotuda, ya te vi. – dijo riéndose raro.

- Reite bien salame. – finalice la llamada.

Baje del auto, con una mano llevaba la pequeña maleta mientras que en la otra solo llevaba el celular y las llaves. Al entrar al hotel donde me quedaría, pude ver a Martín y a Mauro jugando con una pelota de golf.

- ¿Se puede saber que están haciendo? – les pregunte.

- Golfito. – dijo Duki mientras trataba de pegarle a la pelota con una lampara.

- Cuanta emoción por verme eh. – nunca me sentí tan ignorada.

No les preste atención y fui al ascensor para ir a mi habitación, quería dejar mis cosas así iba a joder con los pibes, y recorrer un poco, ya que me gustaba mucho y hasta en la noche no iba a decir que me encontraba en Rosario para estar más tranquila.

- Tardaste mucho... - dijo Tomas recostado en la cama que suponía era mía.

- Mira que tanto me vas a extrañar. – le revolee con mi bolso. – Además vos me dejaste sola, cuando me dijiste que ya no lo ibas hacer.

- Perdón, pero tenía unos asuntos... - me rodeo con sus brazos. – Prometo que no volverá a pasar.

Me gire, para encontrarme con sus ojos un poco rojos, y unas increíbles ojeras.

¿En que estas metido Tomas?

Lo abrace, y lo perdone, como siempre lo hacía. Siento que cada vez que lo hago es para desarmarme, pero me hace bien verlo sonreír.

- Compartimos habitación. – me aviso.

Solo rodé los ojos, y me subí a su espalda, el tomo camino hacia el pasillo donde nos encontramos con Alejo y Sebas.

- Jefa! – me abrazo Neo.

- Los extrañe mucho, ya me estaba muriendo de depresión en casa. – dramatice mientras despeinaba a Ysy.

- Nosotros te dijimos que vengas, y nunca nos haces caso. – me reto Neo.

- Yaaa es que después no me aguatan, ¿Podemos ir almorzar? Muero de hambre. – dije entrando al ascensor seguida de mis amigos.

- OYO EN UNO! – gritaron Martín y Mauro ni bien se abrieron las puertas.

- El día que maduren yo dejo las drogas. – dijo Tomas y todos nos empezamos a reír, ya sabíamos que eso no iba a pasar.

- Dejen de decir boludeces, ¿Quién mas falta? – pregunte.

- Iara llega de noche, Luchito esta llegando, la chilena se esta bañando y H fumando afuera. ¿Ya estas más tranquila organizando todo? – me dijo Martín.

- Obvio que sí. – sonreí.

- ¿Podemos ir caminando? Tengo que estirar las piernas, me canse de romperle el orto a este. - dijo Duki señalando a Coscu.

Sabía que, si yo no controlaba todo, ninguno lo haría, aunque siempre terminábamos todos juntos en un mismo lugar, pero quería que estemos todos juntos en esta ocasión. Los extrañaba.

Salimos del hotel, caminamos unas cinco cuadras hasta encontrar un lugar para comer, en todo el trayecto íbamos hablando de todo lo que nos paso estos días, Tomas me llevaba agarrada de su mano, mientras hablaba bajo con Homer, seguramente de algún mambo.

Sumergida en mis propios pensamientos, me ponía a pensar porque siempre éramos así, no éramos nada, pero nos comportábamos como si fuéramos todo.

- Te tengo una sorpresa... - susurro Tomas en mi cuello, depositando un beso en ese lugar, logrando que sintiera escalofríos por su tacto.

- La ultima vez que quisiste darme una sorpresa terminamos en la comisaria Campos. – dije tratando de recordar esa desastrosa noche.

Llegamos a un restaurante pasando las cinco cuadras, era acogedor, hogareño, y con pocas personas. Algo que me encantaba, y eran pocos los lugares que te transmitían eso.

- ¡Bebita! – salto Lucho hacia mí.

El koala un poroto.

- ¿Y la chilena? – dije tratando de obtener equilibrio ya que Luciano me tenia enredada con sus piernas.

- Estacionando el auto, estuvo una hora diciéndole a todo el que se le cruzaba "WEON CONCHE TU MARE VOY CON UN NIÑO!" y así... - me explico tratando de hablar como Belén.

- Llegue, no encontraba lugar. – dijo la chilena abrazándome.

- Me pica el bagre muchachos, entremos. – dijo Lucas.

Nos sentamos los nueve, en una mesa larga que ocupaba la mitad del restaurante mas o menos, recordando anécdotas pasadas o simplemente contando malos chistes.

- Deja de tocarme. – dije por lo bajo, tratando de sacar su mano.

- Sh...

Tomas siguió tocándome por arriba de mi pantalón, tenia miedo de que alguien llegase a ver lo que estaba haciendo. Nuestros amigos seguían hablando cosas triviales, y yo tratando de ahogar mis gemidos, apretando los cubiertos sobre la mesa.

- ¿Vas a ir Aixa? – me pregunto Mauro.

- ¿Eh? – dije desentendida, estaba tan concentrada en los movimientos que hacia Tomas que dejé de prestarles atención, y ahí fue cuando sentí su mano entrar en mi pantalón. Seguramente ya me había puesto roja.

- Voy a estar de jurado en la fms, ¿Vamos? – aclaro.

- De una, quiero conocer a Trueno. – dije contenta, mala mía, Tomas metió un dedo dentro de mí, logrando sacarme un suspiro.

- Roba cuna, no te tenía así. – comento riendo la chilena.

Dos dedos.

- Es que... - no podía hablar sin gemir. – Tiene mucho Flow.

Cambiaron de tema al instante, como era de esperarse, mientras tanto Tomas seguía en lo suyo mientras hablaba con Luchito sobre un nuevo tema.

¿Yo? Estaba a punto de acabar, Tomas acelero un poco mas el movimiento de sus dedos, entraban y salían como si de eso dependieran, mis piernas flaquearon avisando que llegue al bendito orgasmo.

- ¿Qué paso reina? – me pregunto sonriendo, captando la mirada de todos.

- Imbécil. 

Reina C.R.ODove le storie prendono vita. Scoprilo ora