Un principio triste

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— Que se siente ser la carnada una vez mas

La mirada de Jack era solo a mis ojos, la sonrisa que poseía reflejaba la satisfacción que tenia al verme atada y sin poder defenderme

— pensé que ya no volverías por aquí, sabes lo arriesgado que es - dije mientras intentaba liberarme 

— es un riesgo que tomo, con tal de lograr lo que quiero - respondió

— Acabarás muy mal, Jack - conteste de manera seria

«A estas alturas, Nuffink debe estar a salvo»

— Eso es lo que crees

Tomé eso como una burla y a la vez una pregunta por parte de él.

Tenia frío y estaba en un barco a las fronteras de los mares de Berk

Lejos diría yo, era tan vacío sentir que nadie podía ayudarme

Y sentirme tan inútil, tener que escuchar la risa de Jack. Sentirme en verdad una carnada
En todo caso, Jack quiere atraer a Hiccup

¿Yo, era su única opción?

— No conseguirás nada de mi - respondí - Hiccup es muy listo

Tenia la atención de Jack a medias, sentía que mis palabras no lo afectaban en mucho y eso me enojaba, me sentía tan débil, creo que ya no era lo mínimo de importancia para él como lo fui ya hace varios años  - él no vendrá

— Sabes, tienes razón - dio pasos adelante, tenía fija la dirección hacia mi - él se ha convertido en alguien poderoso

— que bien informado estas - dije con remordimiento

— el poder, una manera de separar los sentimientos - hablo causando en mi la duda y curiosidad de sus próximas palabras

— ¿que intentas decir?

— Hiccup siempre a tenido el control, aceptemos lo, pero en el pasado a él no le importaba

Fue inevitable sentirme atraída de lo que diría después

— apenas comenzaba para sentir que lo tenía todo - dije, dejando de lado mu curiosidad

— pues si, Hiccup estaba comenzando - respondió - y muy bien diría yo

Jack daba paso dándome la espalda, teniendo la lejanía entre ambos, se sentía que sería una larga conversación - Hasta que llegaste tú

«Que» - tu, Astrid Hofferson. Princesa de Dal, toda inalcanzable, poderosa y capaz de obtener todo. Poseías belleza, dabas envidia y humillabas con una mirada a cualquiera. Ese era la definición que daba el pueblo de Berk cuando llegaste. Soy sincero, también tenía ese concepto de ti - rozaba su mano en mi mejilla tenía la mirada más fija y fría que nadie en esos momentos - solo que agregué algunas cosas

— ¿cuáles Jack? - respondí de manera que no quería sentirme intimidada, sentir que el tiene el control

— creía que jamás una chica como tú se fijaría en alguien como Hiccup, era un debilucho que si no hubiera tenía a Chimuelo a su lado. ¡Jamás hubiera logrado lo que en diez vidas hubiera hecho uno! - contestó tan expresivo. Daba la facilidad de demostrar cuando enviada a Hiccup - pero me equivoque. Me había olvidado de un detalle. Tú no lo conociste como yo, como Elsa como su hermana como los demás lo conocimos. Astrid, tú llegaste ya viéndolo en todo su esplendor. Él ya tenía el dragón, tenía el respeto de todos, tenía los votos de jefe asegurados, tenía un imperio de dragones, miles enemigos y millones de aliados, tenía todo - podía escuchar mi propios suspiros, de alguna manera en el fondo admiraba lo que Hiccup logró, pero era más su odio a él que la amistad que algún día tuvieron - excepto el amor

— Eso ya lo tenía

Recordaba pequeños fragmentos del pasado, en el que Hiccup y Elsa, eran algo y yo me hacía la ignorante e iba con Jack

— No, Astrid - negó mis palabras

Se acercó a tal punto de tenerlo frente a mí. Mis labios a penas evitaban no chocar con los suyos, era algo incomodo y a la vez tan temeroso saber que no quería ser obligada hacer algo que no quería y me lamentará

Ya me habían pasado miles de cosas por la mente

— No creas que me intimidas

— Ese no es mi objetivo - respondió alejándose - fuiste controlada por él, aunque tardó mucho. Pero lo logró, te convertiste en suya una y mil veces hasta ser evidente su amor

— Tu no sabes nada - respondí sin pensar

— Nuffink, el príncipe de Berk, es el fruto del amor que se tiene o al menos que se tuvieron. Dudo mucho que Hiccup halla perdonado el beso que te di

— Tienes razón - conteste - el sabe que no sería capaz de traicionar lo

— Pero él sí lo ha hecho - dijo con una ligera sonrisa - varias veces

— Basta - dije

Tenia ya las ganas de llorar, nada de lo que hablara lo había hecho callar.

— Te duele verdad - escuchaba su voz más baja - saber que Hiccup te traicionó

Para ese entonces yo tenía la mirada hacia abajo sintiéndome incomoda ya que estaba amarrada a un poste de vela y sentada en fría madera - recuerdas los comentarios de la gente, Elsa y Hiccup juntos...

— No - dije ligeramente, ya no podía más con el tema. Revivir eso acompañado de quien menos pensé

— Te duele porque estas enamorada - hablo teniendo la mirada en mi aún

— ¡Tu no sabes nada! - exclame aun reteniendo las lágrimas

— Sabes por qué te cuesta tanto admitirlo - alzó su voz - el comienzo de ambos fue el más triste para cualquiera. Imagínate, ser obligado a acasarte con un desconocido, siendo regalada a un pueblo que jamás viste, acostumbrada a vivir entre ellos, tener la responsabilidad de ser la reina de él, creo que en ese momento, en el principio de todo esto. Pensaste en huir, o al menos tenías miedo. Sentía como toda tu vida se vería afectada por la llegada de él, Hiccup Haddock, alguien que no conocías. Por eso te cuesta creer que te enamoraste, teniendo un principio de lo más triste.

«tiene razón» el hecho de solo recordar que tuve que pasar por todo eso, tener que sobrevivir y luchar por tener la frente en alto, ver como me alejaba de lo mas esencial de mi. Pero jamás pensé en esto, solo intentaba alejarme.
¿Pero de que?, me sentía sola desde el comienzo hasta que deje de pensarlo

— Deja de hablar como si me conocieras - respondí - tu no sabes nada, ¡nada! En lo absoluto

— Muy bien, creo que de alguna manera te di una idea del porque él vendría por ti. Aunque al comienzo fue que Nuffink sería la clave para todo esto, pero tú te interpusiste, resultaste de ser una grandiosa madre

Con la misma frialdad que tuvo al decirme todo esto, se fue.

Veía alejarse hasta entrar a una habitación. El barco estaba varado en medio de mar, ya estaba anocheciendo. Me sentía mareada y cansada, con frío y algo desanimada, ya había pasado demasiado tiempo desde que me llevaron a la fuerza de Berk.

Aún recuerdo la mirada de mi hijo, con lágrimas de los ojos al tener que alejarme de él :

“Mamá, mira lo que puedo hacer”, es la frase que dijo para llamar mi atención. Estábamos en el acantilado, cerca al mar. Solo eramos él y yo junto a Tormenta.

Veía a Nuffink dar pasos cerca al filo del fin del camino, tenía miedo de que se cayera.

Todo fue tan rápido.

24 - 07 - 2019

Aprendí  amarte || (Hiccstrid) ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora