CAPÍTULO 1

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Le estaba ardiendo la cabeza y se sentía muy mareada como si el mundo estuviera girando alrededor de ella, seguramente tendría fiebre, pero no era la fiebre lo que la despertó de su sueño, sino una sacudida, estaba tumbada boca arriba en un suelo metálico de rejilla, pero no, no era el suelo porque se movía, no se sentía mareada era que estaba subiendo hacia arriba.

Una sacudida hizo que se le quitara el atolondramiento y para darse cuenta de que estaba en una especie de ascensor.

Otra sacudida.

Cuando intentó mirar para saber donde estaba no pudo, todo estaba rodeado de una fría oscuridad y un aire polvoriento. Aquel lugar estaba cargado de humedad.

Un grito que procedía de debajo de ella le puso los pelos de punta.

Pasaron ya dos minutos

Se quiso poner de pie pero al ponerse de rodillas un zarandeo de aquel ascensor la tiró otra vez al suelo.

No sabía que hacer, se puso a cuatro patas y quedó en medio de aquel contenedor metálico. No se acordaba de como acabó en ese lugar, ni tampoco de lo que ocurrió ayer, intentó concentrarse para imaginar alguna cara conocida que la sacara de ese sitio pero nadie se le vino a la mente.

"Me llamo Ginna", era lo único que se le venía a la cabeza.

No recordaba nada, ni siquiera su apellido ni el nombre de sus padres. Se concentró lo más que pudo, excavando en su mente. Nada, ningún recuerdo. 

Su cerebro funcionaba bien, recordaba como funcionaba el mundo; es decir, recordaba algunas fechas importantes aunque no que ocurrió, sabía que eran las cosas como las montañas, la playa, el agua, las nubes y comprendía lo que era bueno y lo que era malo, pero no quien se lo explicó, también sabía los nombres de los países pero no el de los presidentes ni sus caras y recordaba imágenes como de nieve en un bosque, el calor de un ardiente sol y la fresca brisa de la noche pero no se acordaba de con quien se encontraba.

Otro zarandeo

Suponía que ya debería de estar más alto, al cabo de otros dos minutos unas luces rojas empezaron a parpadear cada diez segundos, ahí pudo ver que el resto del contenedor metálico donde ella estaba había montones de cosas, como comida, papeles, barriles, ropa y algunas herramientas.

Las luces cada vez parpadeaban más seguidamente y finalmente se escuchó un pitido que hizo que le ardiera la cabeza aún más, el ascensor en que se situaba di un golpe contra el final superior del túnel lo que hizo que Ginna se volverá a caer al suelo metálico y soltar un grito. Finalmente la habitación se detuvo.

Un chirrido reveló que las puertas metálicas del techo se habían abierto, una ráfaga de luz solar entró en aquella celda, se cubrió la cara con ambas manos para protegerse del sol y escuchó unas voces que venían de arriba de las puertas:

-¿Pero cómo es posible?

-No, debe de haber un error.

-Esto es imposible, ¡en tres años no han cometido ningún error!

Ginna empezó a confundirse cada vez más al escuchar las voces, cuando sus ojos se adaptaron al sol vió a un grupo de chicos y chicas no mayores de veinte años como mínimo, y todos estaban mirándola a ella.

-¿Y si ya no siguen el mismo patrón de siempre? - dijo una chica rubia de cabello rizado.

-No digas estupideces - le contestó un pelirrojo.

Después de un rato mientras la gente de ese sitio miraba a Ginna hablando de ella como si no estuviera presente o se le hubieran olvidado que había una chica tirada en el suelo de un contenedor metálico enorme, un chico alto, moreno, de ojos oscuros dio un salto y aterrizó en la celda donde ella se situaba.

El chico al momento le formuló una radiante sonrisa acompañada por un par de hoyuelos, le tendió la mano a Ginna y dijo:

-Bienvenida a tu nuevo hogar novata.





¡Holaa! Esta es mi primera historia, los personajes de esta historia son totalmente inventados, aunque más adelante saldrá o se mencionarán a personajes que ya conocéis.

Comentad si os gusta mi historia y decidme que os parece.

<3

Correr o morir, Grupo CWhere stories live. Discover now