CAPÍTULO 4

410 36 2
                                    

Alguien zarandeó a Ginna para despertarla. Abrió los ojos de golpe, vio una cara demasiado pegada a la suya, con la mirada clavada en ella, y todo en calma a su alrededor, iluminada por los rayos de sol que entraban por las ventanas de la cabaña. Abrió la boca para hablar, pero una mano fría se la tapó y se la cerró. Una sensación de miedo y peligro recorrió todo su cuerpo, hasta que vio quién era.

Una voz gruñona la sacó de su atontamiento mañanero.

-Vamos novata Miguel tiene que estar ya en la cocina para tu segundo día. No lo hagas esperar sapenca. – Y sin decirle más Piper salió de la habitación junto a dos chicas sin dirigirle una palabra a nadie.

La mitad de las chicas estaban despiertas o despertándose, otras como Abby seguían durmiendo. Se puso los zapatos e intentó salir esquivando las hamacas que estaban por todas partes del lugar. Fue en busca del chico con el pelo enmarañado.

Llegó a la cocina y en las mesas de picnic se hallaban muchos de los del Patio. En una mesa encontró a Miguel, que se sentaba con Louis y Alvin y se paró enfrente de ellos.

-Piper dice que me esperabas. –Dijo mirando a Miguel.

-Sí. Hoy vamos a asignarte un departamento, pero antes, - se levantó del banco – necesitas desayunar algo, hoy va a ser un día muy largo. Voy a traerte algo.

El chico entró en la cocina y Ginna se quedó a solas con Louis y Alvin. Aquellos chicos le caían bien. Se sentó en el banco al lado del hueco vacío que dejó Miguel al irse.

-¿Cómo te fue tu primer día? –le preguntó Louis.

-Supongo que bien. –respondió Ginna.

-Sabes eres una de las mejores novatos que mejor se han portado. –añadió Alvin. –Yo mismo mi primer día en cuanto me dejaron solo un minuto me fui corriendo hacia el laberinto.

Se quedó impresionada de lo que le contó, se supone que no puede entrar nadie que no sea un buscador, ¿cómo pudo entrar en el laberinto en su primer día?

-Aunque no llegué muy lejos. Lucas me atrapó antes de que pudiera cruzar el pasillo la entrada de los muros.

Miró de nuevo hacia las aberturas, no sabía porque pero sentía una extraña atracción por aquel lugar. Pero no solo era atracción lo que sentía, sino algo más. Familiar era la palabra. Siempre que miraba hacía los muros sentía que necesitaba entrar allí.

-Y entonces Lucas le metió un puñetazo a este y lo cayó al suelo. –De pronto la voz de Louis la despertó de sus pensamientos y comprendió que seguía ahí con los chicos no dentro del laberinto.

-¿Ya le estáis contando a Ginna el top diez mejores momentos de Alvin en el patio? –Preguntó Miguel que llegó con un bocadillo y una botella pequeña de agua mientras se reía de su amigo.

-No me cayó al suelo –le espetó Alvin –sino que me tropecé cuando iba devolverle el golpe.

Los demás rieron del comentario de Alvin, y cuando terminaron de desayunar se despidieron de los dos chicos y ella se fue con Miguel.

Primero empezó en la cocina ya que estaban allí. Rosa era una chica encantadora. Al principio. Mientras Ginna echaba más cantidad de la que era, quemaba alguna de las comidas o mezclaba cosas que no deberían mezclarse porque daban un resultado horrible, más roja se le ponía la cara a Rosa.

Notaba que había hecho algo mal cuando veía en la cara de Miguel su sonrisa y sus dos hoyuelos, ya que al parecer a él le causaba mucha gracia las meteduras de pata de Ginna en la cocina.

Al final Rosa los echó de la cocina cuando ella rompió su quinto plato al suelo.

Más tarde se dirigieron al huerto. El jefe de los agricultores era Adam, era moreno de pelo largo recogido con una cola.

Correr o morir, Grupo CWhere stories live. Discover now