agua y mezcal - capítulo 3

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Ver a Natalia de nuevo se había hecho de rogar y Alba tuvo que esperar unos días para que la agenda de la modelo se despejase un poco.

Sin embargo, allí estaba, guapa como siempre, esperando en el descansillo a que le abriese la puerta.

Esta vez llevaba una mochila, cosa que no había visto en ella hasta el momento.

Natalia la saludó con un beso en la mejilla, rodeando su cintura con las manos brevemente, cosa que la hizo sonrojarse sin que hubieran cruzado siquiera palabras.

- Buenas noches, Nat.

- Hola. - La morena le dedicó una sonrisa deslumbrante antes de que ambas pasasen en silencio al salón.

Aquella noche, Alba ya había preparado todo con antelación, así que simplemente tuvo que poner la música y esperar a que Natalia se cambiase.

Lo que no esperaba es que Natalia pasase del albornoz y de irse al baño y se desnudase directamente en su salón.

- No es nada que no hayas visto, rubia. Prefiero no tener que ir y volver cubierta solo para desnudarme otra vez, es perder el tiempo. - Dijo la modelo, desabrochado con brío su propio sujetador y dejándolo encima de la camiseta que se acababa de quitar.

Sus ojos no se apartaban de los de Alba, que procuraba no tener un desliz, a sabiendas de que apenas había empezado la sesión y Natalia ya la tenía justo donde quería.

- Puedes mirar todo lo que quieras, eh. Después de dos días posando creo que sería justo decir que, en un rato, me vas a comer con la mirada igualmente. Fingir ahora que no es una tontería.

Alba se sintió avergonzada, ya que la morena había sido capaz de leer todas y cada una de sus reacciones. Se sentía al descubierto delante de ella.

- Yo, paradojicamente me siento muy desnuda estando vestida, porque no dejas de mirarme con esa intensidad. - Confesó, haciendo que Natalia alzase una ceja en respuesta, casi incrédula.- Así que tengo que reflejar algo al menos la mitad de poderoso que ese sentimiento extraño que tengo cada vez que me taladras con la mirada, cuando debería ser al revés. - Sus manos temblaban levemente, así que se dio la vuelta para andar hacia el caballete, suspirando. Natalia la tenía calada, pero ella no pensaba quedarse callada.

Parecía haber logrado su objetivo, ya que la sala quedó en silencio tras sus palabras.

La modelo se sentó, y esta vez no hubo bromas ni Alba tuvo que ir a colocarla, puesto que ella lo hizo sola, dándole un respiro a la intensidad con la que se estaban observando la una a la otra.

Alba se dedicó solamente a pintar, concentrada en la música y en las pinceladas que, inevitablemente, cada vez la acercaban más al final del cuadro, en el que ya se podía observar a Natalia de manera mucho más concreta y perfilada. La rubia se esforzó especialmente en captar su mirada, con ese brillo que daba a sus ojos un toque desafiante, y su pequeña sonrisa enigmática, que contrastaba con la seriedad estoica del resto de su cara.

La Natalia que posaba era, sin duda, muy distinta a aquella con la que había cenado tan solo unos días atrás. Por un lado, la modelo, reflejada en su cuadro, era altiva y parecía desafiar al espectador, seducir le al igual que había intentado con la pintora, o al menos eso esperaba que reflejase la obra.

Sin embargo, la persona, sin la defensa que le otorgaba tener que posar, era mucho más relajada y parecía desprender un aura mucho más calmada, aunque igualmente atractiva.

Alba suspiró, lamentando tener que acabar aquel cuadro. Apenas había compartido unas cuantas horas con Natalia y la sensación que reinaba en su cabeza era sin duda la de querer más.

french girls // albaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora