talk fast - capítulo 5

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Despertarse con Natalia entre sus brazos le habría parecido un sueño cualquier otra mañana.

No es que se hubiese convertido en algo con lo que soñar habitualmente, pero había fantaseado demasiado con esa mujer, tal y como la veía en aquel preciso momento.

Había algo delicado en sus facciones relajadas que le hacia querer dibujarla de nuevo, sabiendo que quizás era el mejor momento, ya que se encontraba profundamente dormida y su rostro estaba en calma.

A pesar del impulso artístico, acto reflejo de una vida pintando todo lo que deseaba recordar, decidió que ese instante podía quedarse grabado tan solo en su retina, imperturbable.

Alba era consciente de que lo que podría haber sido un sueño, era realidad. Natalia estaba allí, algo que era de esperar después de la noche anterior y de todo lo que habían hecho hasta altas horas de la madrugada.

No sólo habían tenido sexo, algo que sorprendía gratamente a la pintora. En algún momento de la noche, el cansancio había hecho mella en las dos, pero en lugar de dormir, habían hablado. De la vida, de por qué Natalia había decidido estudiar Música y Alba, Bellas Artes. Habían hablado de todo y de nada, y se habían pasado la noche en vela, conociéndose un poco más, yendo más allá de lo físico.

Verla dormir le parecía tal vez demasiado exagerado y obsesivo para la relación que aún no tenían, así que tuvo que salir de la cama, muy a su pesar.

Comprobó la habitación de María, por si su amiga había vuelto en mitad de la noche y ella no se había dado cuenta, perdida en la burbuja compartida que había creado con Natalia.

Sin embargo, la rubia no estaba y en cierto modo le supuso un alivio no tener que explicar la clase de relación que la unía a Natalia. Era demasiado reciente para tener una respuesta.

Sentía la necesidad imperiosa de beber un buen café y llenar su estómago, ya que a pesar de haberlo ignorado durante unos minutos, el hambre la reclamaba, de modo que se puso manos a la obra en la cocina, tostando un poco de pan y poniendo a trabajar la cafetera.

Estaba untando de mantequilla su segunda tostada cuando sintió dos brazos rodear su cintura y una cabeza posarse en su hombro.

Los labios de Natalia rozaron su cuello durante apenas unos segundos, dejando un beso justo sobre su trapecio, mientras que las manos de Alba recorrían sus brazos con suavidad y recostaba su espalda contra ella.

- Buenos días, rubia. - La voz ronca hizo que suspirase, terminando de untar su tostada y sirviendo el café en dos tazas.

- Buenos días, marmotilla. - Cuando se giró, atrapada entre el cuerpo de la modelo y la encimera, no esperaba que unos labios, casi tan hambrientos como lo habían estado la noche anterior, reclamasen los suyos.

Sus manos estaban enredadas en su pelo incluso antes de que Natalia profundizase el beso, trazando con su lengua el labio inferior de la rubia antes de que sus bocas se fundiesen de nuevo.

Antes de que todo pudiese ir a más, algo que ambas sabían que deseaban, el estomago de Alba reclamó su atención, haciendo reír entre diente a Natalia, que la soltó dejandole un último beso, esta vez en la mejilla.

- ¿Quieres tostadas? - Preguntó, mientras añadía leche a su taza y mezclaba junto con el café y el azúcar.

- Depende. ¿Tienes mermelada de mora? - La cara de Natalia, que había adoptado de repente la cara de una niña pequeña y vergonzosa, no queriendo molestar demasiado a Alba, produjo en la rubia una risotada, fruto de la ternura que le daba verla tan cortada de pronto.

- Menos mal que es la favorita de María. - Sacó el tarro con la mermelada de aquel sabor y a Natalia le brillaron los ojos de pronto, para después girarse a mirarla agradecida mientras Alba le servía sus dos tostadas. - ¿Aceite o mantequilla?

french girls // albaliaWhere stories live. Discover now