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Jueves 26 de Julio de 1973

Me senté en mi cama, el día se había tornado tan largo, sentía mi cabeza explotar, dolía demasiado, sentía esa pesadez en mis pies, y un gran peso en mi espalda, ese revoltijo de emociones de ayer, ni si quiera se como sentirme al respecto, no se como reaccionar a lo que viene hoy, sentía como si todo el día estuviera yendo lento a propósito, como si los segundos pasaran como minutos y los minutos como horas. ¿Sentía esa presión familiar y social por ir a aquella cena? la respuesta era obvia, No.

Si quería asistir a aquella cena, pero sabia que mi padre no, y eso lo hacia mas tedioso, eso lo hacia mas difícil, como si con cualquier acercamiento o palabra que comparta con Emilio seria mal vista por el, solo deseaba que el día de hoy todo saliera bien. Tenía que prepararme para dicha cena, lo físico era lo de menos, tenía que prepararme mentalmente para ella, tenía que dejar de crear momentos en mi cabeza que probablemente no sucederían, como un amigo solía decir "no viajes a mundos que no existen". Solamente necesitaba dejar de ser tan paranoico y tratar de ser mas relajado.

Me metí a bañar, sentía el agua caliente recorrer mi cuerpo mientras trataba de relajar mis músculos, necesitaba estar tenso, últimamente me sentía estresado y frustrado, ciertamente lo que mas me frustraba era querer desenmarañar todo lo que era Emilio. Pero eso era Emilio, un enredo que probablemente nunca llegaría a si quiera entender ni una sola parte de el, un chico misterioso y raro, gran combinación, y claro, como Joaquín no deja de ser curioso, no dejare de intentarlo, y terminaré con migraña de por vida. Sali de la ducha y enrede la toalla en mi cintura, camine hasta mi cuarto y comencé a vestirme, y recordé la voz de Emilio repitiendo Joaco en mi cabeza una y otra vez, el realmente era un misterios para mi. Sonreí moviendo la cabeza, aquello solo me hacia estar mas nervioso, no sabría sus reacciones esta noche.

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Ahí estábamos, toda la familia en la puerta del señor Osorio, mis manos comenzaban a sudar, yo tenía un gran pie de manzana en mis manos. Sentía como si mi mente revoloteara en su eje, era completamente un error haber venido, sentía ganas de vomitar, mis piernas se sentían débiles, definitivamente este encuentro no era lo correcto, carajo, ahora ya no podría huir, mi corazón palpitaba bastante fuerte, golpeaba contra mis costillas, sentí el miedo de que si quiera alguien pudiera escuchar los acelerados y fuertes latidos de mi corazón, estaba a punto de tener un colapso nervioso. Mi padre acomodo su corbata y toco el timbre, yo podía ver que el estaba tenso, que tenía muy poca voluntad de estar aquí, esperaba que quitara esa expresión de su cara antes de que alguien abriera la puerta.

-Compórtense, todos - la puerta interrumpió a mi padre, esta era abierta por una chica del servicio, ella nos dio una sonrisa y se hizo a un lado, mi padre entro primero seguido de mi madre y después Renata, solo susurre un pequeño gracias y le devolví la sonrisa.

Al entrar pude ver que la casa era preciosa, totalmente bella por dentro, aun mas que por fuera, los muebles eran increíbles, la chica nos guío hasta en comedor, donde seguramente estaba el señor Osorio, le entregue en pie de manzana a la señorita de servicio, carajo, ahora me sentía mas nervioso, limpie mis manos con mi pantalón, no podría estar aquí, sentía que estaba encerrado, el aire no llegaba bien a mis pulmones, sentía que el aire me faltaba.

—Pensé que no vendrían - el señor Osorio entro al comedor, tenía una sonrisa amable.

—Tan solo son las 7:30 - mi padre sonrió después de volver a ocultar su reloj con su saco, estaba muy bien haciendo ese papel de hipócrita, tenía que quedar muy bien finalmente si se trataba de un ascenso.

—Tomen asiento por favor, en un momento baja Emilio - mi padre hizo una mueca que solo yo pude distinguir.

Nos sentamos y ahí estaba yo, con los nervios a flor de piel, necesitaba un poco de aire, sentía que en cualquier momento me ahogaría, sentía esa incomodidad, esa tensión que podías cortar con tijeras. Y ahí estaba el, parado en el humbral del la enorme puerta, con su expresión seria, podría decir que en el momento que el otro solamente regreso el aire a mí, dejar de sentir esos nervios y intercambiar lo con la tranquilidad, mire a mí padre y el tenía una expresión seria, el estaba molesto con el hecho de estar aquí, no solo por el señor Osorio, si no por Emilio, por ser ese pecador que todos decían, por ser ese que no creía en nuestro Dios. Y ahí estaban los nervios de nuevo. Ví a emilio por una fracción de segundo, sentándose a mí lado, y la tranquilidad, sentía que se iba pero también venía.

Haven Or Hell [Emiliaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora