VIII

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Escuela católica
Martes 7 de Agosto de 1973

Emilio

Estaba nervioso, aunque no lo demostraba, ahora mi mente se hacia un lío pensando en que decir cuando viera a Joaquín. Necesitaba con desesperación buscar aquellas palabras exactas que decir, formular un plan, no podía llegar y solamente decírselo así, ahora podía decir que éramos amigos, ese vínculo más allá de ser conocidos, ahora podía llamarlo así, y me entusiasmaba aquella idea, sabía que yo no era santo de la devoción de su padre, claro que no, pero bien podía intentar que me tolerará, se notaba el cólera en sus ojos cuando me veía, no podía ignorar esas miradas y comentarios cuando estábamos en mi casa, o directamente en la suya, ahora tenía la oportunidad de acercarme a Joaquín ya que el mismo me lo había permitido, sabía bien que ahora el padre de Joaquín no podía decir nada sobre aquello por mi padre, un mal movimiento y su inversión familiar se acababa.

Hoy era un día bastante crucial para mí, algo en Joaquín me llamaba, algo que ya había experimentado, pero no podía admitir en voz alta, todas las veces que lo dibuje me decían claramente que era, pero no podía decirlo en voz alta. Lamentablemente no. Con Joaquín me sentía a gusto, podía estar con el sin que me mirara con aquel desprecio con el que lo hacían todos, sentía aquella empatía desde el minuto 1 en el que cruzamos miradas, sentía esa aceptación con el, y me hacia sentir muy feliz aquello, era tan diferente, dejo que sostuviera su mano sin chistar o replicar, había algo en el que podía decirme que era como yo, sabia bien que era aquello. Sentía esa comodidad, y aunque no hubiéramos hablado demasiado en todas estas ocasiones sentía esa tranquilidad y paz sin decir una palabra mas, ese apoyo que me brindaba con el simple hecho de estar ahí, sabia que esos silencios decían aun mas que mucho palabrerío barato que solían decir las personas pretendiendo sentir aquella empatía inexistente, como mi padre, y simplemente me sentía bien cuando estaba con Joaquín, como amigos reales. Ahora mismo tenía en cuánta las posibilidades de lo que haría, probablemente acabaría molesto o probablemente no, pero tenía que hacer esto, realmente tenía que forjar esa amistad que sin querer busque durante mucho, siempre viendo a Joaquín desde lejos intentando que el me notará, para solamente con un lápiz todo diera el inicio.

Ahí estaba Joaquín, yendo al baño a la última hora, necesitaba alcanzarlo de una vez, era ahora o nunca. Respire hondo y me apresure a llegar lo más rápido que dieron los piernas.

—Hola, Joaquín - mi voz salió con ese tono tan seguro que no sabía ni de dónde venía cuando por dentro sentía que explotaría.

—Hola, Emilio - el se volteó rápidamente para quedar de frente, sabía que se había asustado, sabía que lo había intimidado, pero me gustaba que fuera así, era tan inocente. El tardó en responder esas simples palabras buscando un indicio de mi voz nuevamente.

—Bien... Tu sabes.... ¿Quisieras ir a mi casa hoy en la tarde? - bien, lo había dicho, había sido fácil —Escuche una nueva banda y me gustaría mostrartela.

Su rostro era perfectamente claro, el estaba tratando de decidir, sabía que aquello le podía enviar problemas con su padre, lo sabía perfectamente, y también entendería si el dijera que no.

—C-claro, a qué hora - carajo, el había dicho que si, no pude evitar sonreír, no podía ocultar la emoción y euforia que sentía en ese momento. Comencé a balancearme para parecer algo desinteresado cuando aún así estaba tan feliz.

—A las 4:30pm ¿Te parece? - el asintió y me sonrió, sentí a mi corazón palpitar fuertemente. Aquello podía decirse que era uno de los mejores acontecimientos de toda mi jodida existencia.

—Esta bien, te veo más tarde - podía sentir aquella felicidad que solo llegaba a sentir cuando escuchaba palabras o balbuceos de su parte —Me tengo que ir, Renata y Nikolas me esperan a fuera.

Haven Or Hell [Emiliaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora