Carta 6.

207 27 12
                                    

Querida Elsa:

Como te darás cuenta has recibido dos cartas el mismo día.
Sigo aquí. De repente me da como mirar al pasado y recordar lo que ya fue, para ver si voy por buen camino, pasa saber si he movido los pies.

Me fui. Ya no hay nada más que hablar, lo dicho, dicho está. Las acciones ya se han hecho y ya no hay vuelta atrás. Emprendía mi viaje fuera de la ciudad, no me quería alejar pero tampoco me podía quedar. Me detuve frente de una gran casa y te vi. Era una fiesta de disfraces. Corrí lo mas rápido que pude a una tienda para comprarme uno.

Dije: -No puede ser, ¿Un príncipe?- maldije y fui a la caja a pagar. Hace mucho que no me ponía algo tan ridículo. Las cosas que se hacen por amor...

Las ganas que traigo. Las ganas que tengo de hablarme pero no quiero hacerlo porque vas a pensar que por ti estoy muriendo y la verdad es que sí. Me delata el sentimiento y tengo miedo de ahuyentarlo. Quiero hablarte pero de tanto pensarlo, creo que tu lo harás primero, es que quiero darme cuenta sí tu también traes las ganas que traigo.

Decidí seguirte. Entré y en medio de las luces cegadoras, la música ensordecedora, toda la gente bailando y de repente te perdí entre la multitud. Seguía buscándote y sin éxito quise irme, pero algo dentro de mi me dijo que me quedara un poco más. Subí las escaleras y entonces, tus ojos me encontraron y yo a ti.

Te vi junto a un hombre, sonreían y se tomaban de las manos. Lo mirabas como me gustaría que me mires a mi, en la distancia contemplaba la triste escena que pasaba delante de mi. Tomándote de la cintura se acercó a tus delicados labios, te besó y algo dentro de mi se quebró.

A veces la desilusión es buena, te hace poner los pies sobre la tierra.

Salí de aquel lugar, estaba tan enojado. Pude notar que notaste mi ausencia, me estabas buscando.

Se sintió como cuando te quedas en un lugar perdido sin poder escapar. Como si te arrancarán el corazón sin piedad. Como si tus pensamientos se volvieran nulos y no supieras que hacer ni como moverte. Me sentí como en una pesadilla solo en unos segundos, sintiendo cada vez más fuertes mis latidos.

Nunca creí que iba a pasar, pues tenía fe de que el amor era increíble y que jamás me haría daño. Me equivoqué. Entregue demasiado, y sentir cómo se rompía cada parte de mi ser provocó que mi forma de pensar cambiara. Que una coraza firme comenzará a formarse para protegerme ante un corazón que supuestamente quería unirse al mío. Me volví más fuerte, pero también mas frío, posiblemente eso ya no cambie.

Es como si me hubiese congelado. Como si naciera de nuevo.

Estaba roto y necesitaba evitar el dolor de alguna manera. Quizás cada persona es diferente, yo preferí construir un muro y un escudo que me cuidara.

Tal vez mas adelante pueda volver a derribar ese muro, pero siento mucho mas consiente y preocupándome más por mi.

Tu asesino, H.

"Cartas de amor para mi asesino" ~Helsa~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora