Fr10

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Conversar con Ikuya fue sencillo, nuestros temperamentos son similares y es casi improbable que discutamos por algo. Estoy conforme con el consejo que le di, realmente me preocupa su bienestar. El siguiente es Rin, sin embargo, enfrentarlo me asusta.

—¿Hola? —unos ojos felinos me observan—. Te llamé 4 veces. ¿Sucede algo?

—¡Rin! —¿Cuándo apareció? ¿E Ikuya?—. No...

Resopla, con una mueca de disgusto.

De pronto, sujeta mi mano derecha, una protesta se atora en mi garganta y cedo a su agarre. Me lleva a otro sitio, a un área común de descanso. Cerca de unas bancas hay máquinas expendedoras de bebidas, él las revisa y me siento a regañadientes.

—Yo soda, ¿y tú? —compra antes de que responda—. Me dijo que te gusta el té matcha.

—¿Makoto? —recibo en envase.

—Siempre nos comunicamos —lo sé, tienen una videollamada cada mes. Rin se sienta junto a mí—. Él me dijo de su relación —agrega.

Me ahogo con el té que sorbí. Decido beberlo más tarde.

—Te felicito, les deseo amor eterno —no hay sarcasmo en su voz.

¿Qué? No, yo debería estar felicitándole. Pasé la noche pensando en cómo le hablaría para no molestarlo. Mi estrategia es la honestidad, fue lo único que se me ocurrió.

—Gracias... —las lágrimas amenazan con brotar y aprieto mis puños para controlarme—. Por todo. Por ser mi héroe. Te prometo esforzarme para que no te fastidies de mí.

—¿Eres romántico como yo? —guiñe y me avergüenzo—. Descuida, cuento contigo y yo me esforzaré también.

—Estaremos en el mismo equipo luego de 7 años separados.

—Lamento que Sosuke no esté. Los otros seleccionados me parecen interesantes.

—Ikuya Kirishima es mi amigo; Hiyori Tono, su compañero. Olvidé presentártelos.

—Natsuya–san lo hizo e Ikuya me presentó al resto —refiere, con expresión traviesa—. Él es terco como nadie, le gusta que le rueguen y eso me encanta.

—¿Ustedes se entienden?

—Fue hasta una noche que lo perseguí —se ríe de mi confusión—. Fue en un polideportivo, la reunión terminó tarde y me quedé solo esperando a Sosuke, que se perdió. Divisé una silueta y creí que era él, pero huyó de mí. Lo correteé por 10 minutos. Resultó ser Ikuya que regresó por su teléfono, me evitó porque pensó que era un ladrón.

Ya comprendo a lo que se refería Ikuya con «un altercado». La historia ridícula se refleja en mi mente y la risa me vence, ambos acabamos carcajeándonos.

—Me agrada que congenien. Por favor, cuídalo con tu corazón —le pido.

—No te preocupes, no juego con él —asegura sin ningún rastro de broma—. Además, Natsuya–san no me lo perdonaría. Pero oye, ¿cómo lo supiste? —se sonroja.

—A ti y a mí nos alcanzó el amor este verano —afirmo.

—A mí me pasó eso, tú entretuviste a Makoto por capricho —me recrimina.

—¿Y qué esperas tú ahora? —le rebato. No debe cometer mis errores.

—Es que Natsuya–san no sabe, tememos que se oponga...

—Lo siento —dudo que pueda aconsejarle con propiedad, no obstante—: sé que no será fácil, sin embargo, tienen que defender su relación. Es su derecho.

—¿Eres experto en el amor? —reposa su cabeza en mi hombro.

Me conmueve su gesto y no me quejo más, me acomodo para que descansemos.

Antes nos era difícil simpatizar con el otro, agradezco que eso acabara. Nos reconfortamos por varios minutos, Rin solloza y mis lágrimas caen por fin. Es la emoción por lo venidero. Me repito que nada será fácil, mas valdrá la pena porque es lo que soñamos.

«Atención: la ceremonia de clausura de la octogésima sexta edición del Japan Swimming Grand Prix está por comenzar», los altavoces resuenan.

—Vámonos.

Los chicos siguen entre el público, expectantes por la continuación de la selección. Ikuya y Natsuya están apartados del grupo, Ikuya sonríe mientras que su hermano luce enfadado. Rei mencionó que las emociones y reacciones son impredecibles, es verdad. No obstante, ninguno, menos yo, toleraremos juicios negativos sobre nuestro amor.

—Vete con él.

—Muchas gracias, Haru.

Ikuya mira a Rin y empieza a subir las gradas, su rostro irradia felicidad pura. Rin baja, con una encantadora sonrisa de oreja a oreja, él tampoco puede contener su alegría.

—¡Rin, ya somos libres! —grita.

—¡Así será siempre, Ikuya! —le promete.

Se apresuran para reunirse y fundirse en un abrazo entusiasta, lo que atrae la atención del grupo.

—¡Te amo! —se declaran al unísono.

Rin e Ikuya besan en los labios frente a nosotros.

Miradas inquisidoras y estupefactas deambulan, hay incontables preguntas y ninguno se atreve a responderlas en voz alta. Makoto, Nagisa y Rei se acercan a mí, anoche les conté lo que haría respecto al caso «Tiburón–Beluga». Asiento, confirmándoles que la misión concluyó con éxito.

Ellos ríen y le aplauden a la pareja. Poco a poco, los demás se unen a la ovación.

El ambiente vibra de esperanza y optimismo. Cada uno tenemos razones de sobra para celebrar la vida. Nunca nos encontraremos solos, nuestros amigos y parejas nos alientan a avanzar.

Este es el preámbulo de un porvenir mejor y yo aplaudo también.

Mientras caminemos de la mano no desfalleceremos.

Sentimientos paralelos | RinIku [Rin x Ikuya]Where stories live. Discover now