Capítulo II

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Mi querida.

Hace dos semanas que Shippo visita el pozo de huesos esperando la llegada de su querida Kagome, pero ella aún no regresa. Hace mucho tiempo que habían estado viajando en grupo recolectando fragmentos de la perla y habían derrotado a Naraku.

Pero Kagome se perdió en las obscuridades del abismo y luego Inuyasha la rescató.

Pero había vuelto solo después y no sabían de ella.

- No deberías venir más a este lugar --le replicó Inuyasha-- Yo no puedo pasar más supongo que ella se ha ido.

- No es cierto eres cruel y malvado

Recibió un golpe en la cabeza y luego Inuyasha le gritó:

- Crees que si yo quisiera no la habría traído de vuelta!! Del otro lado, está su familia... Supongo que es decisión del pozo que se quede allí.

Aunque la ame no puedo hacer nada para que vuelva. -- Pensó exhausto.

Las semanas pasaron, unas cuatro semanas desde que ella no volvía. Todos anhelaban el regreso de la Miko de la Shikon, la reencarnación de la señorita Kikyo pero ella no volvió. Hicieron ofrendas en la tumba de Kikyo. Al lado del árbol sagrado de las eras, los aldeanos llevaban flores pensando en Kagome, aquella extraña joven que se volvió en esa hermosa miko.

Los niños extrañaban jugar con ella y pasó mucho antes de que dejaran de mencionar a donde se había ido. Ella y sus extrañas costumbres.

Entonces había llegado una sacerdotisa muy joven a la aldea, en busca de los viajeros que destruyeron la perla de Shikon.

- ¿No estarás buscando problemas mi niña? -- Le dijo la anciana Kaede.

- No, sólo quiero saber si es verdad que ese grupo de personas existe.

- Pues sí estamos aquí y realizamos ese viaje para recuperar la Shikon y destruir al demonio que quiso asesinarnos. -- le dijo Sango acercándose.

Algo sorprendió a Sango y era que aquella chica era una versión unos años menor de Kikyo. Era más similar que Kagome de Kikyo. ¿Quién era esta niña?

- Quisiera conocer a todos. Anciana Kaede acepteme por favor quiero vivir en esta aldea.

- No creo que pueda enseñarte niña.
-- Kaede la miró de pies a cabeza pensando si realmente era buena idea enseñarle a esta niña tan parecida a su hermana difunta. Era tan sospechoso aunque solo parecía una humana normal.

Al final había aceptado cuidar la y enseñarle a ser sacerdotisa pues ya tenía facultades para hacerlo, los aldeanos le dieron una casita abandonada para que viva allí y cada día por la mañana iba a ver a la anciana a aprender.

Kaede se estaba volviendo más vieja y la compañía de la joven era de mucha ayuda. El nombre de la joven era Hanabi, tenía cabellos negros largos y ojos negros. Tenía algunas pecas y lunares en el rostro, de esa manera se diferenciaba un poco de Kikyo.
Su carácter era amable y no hablaba demasiado.

Un día Inuyasha la había visto, pálido se dio cuenta que era una persona diferente pero tenía miedo de caer en lo mismo de Kagome y Kikyo, así que no se acercó a ella por mucho tiempo.

| Hanabi, aroma a flores. (Unexpected)
Joven muy similar a Kikyo y Kagome. |

En la actualidad -------

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En la actualidad -------

Había ofrecido llevar a Kagome a la estación de tren y ella aceptó

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Había ofrecido llevar a Kagome a la estación de tren y ella aceptó. Le dijo que ella se parecía a alguien que había conocido hace tiempo y cuando le preguntó su nombre, ella mintió diciendo que se llamaba Kikyo. Era una mentira muy fea en cuando a la fallecida pero el hombre no le daba confianza.

Se despidieron y pudo llegar a tiempo a su instituto, donde entregó los papeles.

- Justo a tiempo Higurashi, nos vemos dentro de unas semanas.

- Sí maestro. -- le sonrió y salió del lugar. Observó todo el nuevo instituto y le pareció hermoso aunque sólo llovía.-- Me pregunto que estará haciendo Inuyasha y si me extraña. Yo desearía verlo una vez más.-- Pensó entristecida.

Al salir e ir a su casa ya no se encontró con ese hombre peculiar, alto y elegante que le ofreció el paraguas.

- Quédatelo, usted lo necesita más, yo puedo comprarme otro.-- eso le había dicho él, aunque no confiaba, le pareció un gesto muy bondadoso.

- Tenía ojos claros y una mirada fría pero era bondadoso, creo que tuve algo de miedo -- Pensó al ver caer la lluvia nuevamente.-- Espero no encontrarme con él de nuevo.

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