Capítulo VI

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Visitas inesperadas

- Y con este día se cumplen dos meses desde que no puedo volver a la época feudal... y ver a Inuyasha. --Se dijo Kagome a si misma escribiendo notas en su cuaderno, sentada en su escritorio reflexionaba sobre cual sería la verdadera razón para no olvidar toda esa aventura de la perla de Shikon.

Por otra parte en la era sengoku, Hanabi, la chica joven ayudante de Kaede estaba aprendiendo lenta pero segura, todas las enseñanzas de la anciana.

Había entablado amistad con todos menos con Inuyasha, esa chica aun le causaba desconfianza y dudaba en hablar con ella. La veía de lejos cada vez que iba al bosque y trataba de no hablarle.

- Inuyasha no pretendo reemplazar a la sacerdotisa Kagome y menos a la fallecida sacerdotisa Kikyo, sólo he venido para entrenar y vivir aquí porque no tengo a donde ir.

- Y qué con eso?

- Señor Inuyasha quiero decirle que no estoy en contra de usted sólo quiero ser su amiga. Comprendame por favor

La dulce voz de la joven era completamente distinta a sus amores anteriores, y su personalidad destaca realmente parecía aroma de flores, suave y amable, nada distante ni arisca como habían sido las otras. Pensó Inuyasha por un instante que sufrirá mucho si se enamora de alguien tan pequeña y tan buena, porque alguien muy buena ya se había ido antes.

Repetirlo de vuelta no sabría si lo soporta. Observó desde lejos y se alejo dejando un "tsk" como respuesta.

Rin había quedado a vivir en la aldea para acostumbrarse más a los seres humanos. Ya con la edad de grande, iba a pensar y reflexionar con quien y donde querría vivir.

Aprendía de la anciana Kaede y con frecuencia Lord Sesshomaru venía a verla personalmente para traerle una prenda nueva o mandaba a Jaken por los regalos.

La niña estaba muy contenta a pesar de estar separada de su compañero, pero era necesario. No pensaba mucho en el futuro y era bastante inocente, aprendía sobre hierbas o sobre cosas de sacerdotisa, podia ser que tuviera aptitudes para ello.

- Kaede-sama, ¿Antes no vivía una mujer aquí contigo? --preguntó Sesshomaru, no era muy común que fuera amable con las personas.

Pero como la anciana protegía a su niña y le enseñaba como ser fuerte, se había ganado su respeto. Además era una persona muy sabia pese a ser humana, pensaba él.

- Si te refieres a tiempos cuando era más joven sí vivió alguien aquí, y si te refieres a hace poco también... Pero ambas se han ido.

- Las mujeres que vivieron con Inuyasha.

- Pues así es, ya sabes el destino de mi hermana...

- Lo imaginaba pero ¿Y la otra mujer?

- Ella no pertenece a este mundo, verás ella vino con la perla de Shikon y al desaparecer la misma, Kagome se fue con ella. Del otro lado del pozo de huesos se halla su vida y su gente, es por eso que desapareció y no sabes si volveremos a verla. Al menos no en esta vida, tu sabes muy bien sobre los conceptos del tiempo puesto que eres un demonio pero para los humanos...--

- El tiempo pasa muy rápido. -expreso Sesshomaru viéndola y despues miró a Rin.

- Señor Sesshomaru entonces no volverá ¿Cierto? Kagome se fue. -- le dijo Rin un poco pensativa.

- Quizá en otra vida la volveremos a ver. -- Le contestó Kaede.

Sango la exterminadora había entrado presurosa a la cabaña de la anciana y vio a los invitados. Los saludo de forma cortés.

- Llévate tus hierbas y toma té constantemente Sango, así pasaran tus malestares.

Sesshomaru examinó juiciosamente a la exterminadora que había intentado matar a Rin en una ocasión todo por amor al monje, hace tiempo que la veía y la había entendido puesto que era un momento de batalla lo que había sucedido.

El oído de Sesshomaru se agudizó un poco, Sango estaba bastante cerca a donde estaba sentado.

- ¿Sango está muy enferma?-- preguntó Rin

- Solo hace pocos días Rin pero pronto estaré mejor, Sesshomaru-sama, que tengan un buen día.

- Exterminadora... Debes cuidarte más, llevas contigo una vida más.--le dijo Sesshomaru y la miró. Observó como su cara había cambiado y se puso toda roja.

- Creo que ya lo sabía muy en fondo --le dijo Sango riendo de forma tímida.

Sesshomaru había confirmado que sí estaba embarazada, aquella sorpresa no tan sorpresiva.

La anciana Kaede le instó a que se cuidara más y que ya no debía realizar sus labores de forma imprudente.

Sesshomaru se quedó pensando en el más allá, el futuro, la perla, aquellas sacerdotizas todo en silencio, en compañía de Rin y Kaede. También en los bebés y en que no sabía cuando ni como sería el lugar indicado pero algún día debía tenerlos también.

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