Tras la muerte de la señora Bennet, el señor Bennet había perdido casi todo el capital que poseía, y al descubrir que morirá pronto y que va a dejar a sus cinco hijas en la calle, cuando el señor Darcy aparece dispuesto a comprar Longbourn, el señ...
Elizabeth subía las escaleras con lentitud de camino a la habitación de su hermana, durante el trayecto tuvo que sostenerse con fuerza de la baranda, notando como la vista se le nublaba levemente. Un mareo inmenso la invadió, como le ocurría desde hacía algún tiempo.
Acababa de estar con el doctor que había mandado su marido, y este le había informado de que el caso de Jane era grave pero aun podía tratarse. La joven padecía una enfermedad pulmonar llamada gripe, que era muy intensa y difícil de quitar si no se conocía la enfermedad a fondo. Prometiendo volver al día siguiente con medicinas y nuevas indicaciones, el hombre se había marchado hacía unos minutos.
Llegó hasta la habitación que ocupaba su hermana, justo al lado de la suya, e intentando parecer normal, se adentró en la estancia, donde la mayor de las Bennet descansaba. Al escuchar la puerta, Jane se giró, y sonrió inmensamente al ver a su hermana preferida entrar, pero su sonrisa se desvaneció al ver su rostro.
-¿Estás bien?- Ella asintió colocándose en el borde de la cama para mirarla fijamente- ¿Segura?
-Todo está bien.
-Siempre que dices eso es que hay algo que no va bien- Le dijo echándose a un lado y dejando que su hermana se tumbara junto a ella- Cuéntame que sucede.
-Ya sabes que el señor Darcy ha venido de visita- Jane asintió- Verlo me ha perturbado enormemente- Elizabeth le contó todo lo sucedido desde que había llegado aquel hombre de visita junto a su amigo.
-Ha sido muy amable de su parte traer al doctor para ayudarme.
-¿Amable? ¿Cómo puedes decir tal cosa?- Preguntó contrariada.
-Porque es la verdad, después de como lo has tratado, ha sido todo un detalle.
-¿A que te refieres?- La mirada de Jane era tan intensa que la hizo ruborizarse de vergüenza.
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-Sé que detestas estar casada con él, que se comportó como un idiota el día de vuestra boda, y aunque no haya usado las mejores palabras para hablar contigo, esta vez se ha comportado de forma muy correcta y caballerosa- Le narró Jane, haciendo que se sintiera mal por lo sucedido con el caballero- Te recuerdo que, como esposo tuyo, podría haberte obligado a yacer con él y a que hicieras lo que él quisiera, y no lo ha hecho, así que no seas tan dura con él.
-¡Él ha venido tan solo por conseguir esos favores de los que hablas! ¿Qué debo hacer al respecto?
-Hablar con él, como te había pedido antes de la interrupción de las pequeñas- Continuó Jane- Y aunque no te guste, creo que ha hecho bien queriendo corregir a las niñas.
-¡Ellas son mi responsabilidad!
-Lizzy, sabes que nunca he cuestionado nada de lo que has hecho, has sacrificado mucho por nuestra familia- Dijo con pesar- Pero creo que en esta ocasión te has equivocado.
