9º La locura de Collins

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9º La locura de Collins

Elizabeth retrocedió hasta pegarse contra la pared, junto a la chimenea, mirando aterrada a su primo, que no perdía detalle de su figura. Rápidamente buscó una forma de escapar con la mirada, viendo a pocos metros la puerta del salón. Collins dirigió la mirada al mismo lugar donde ella había desviado la vista, y de inmediato comprendió lo que pretendía, así que con presteza, fue hasta allí y cerró con llave.

-No puedes escapar de mi, querida Lizzy- Le dijo con una sonrisa sinietra en los labios- Esta vez nadie me impedirá adueñarme de ti por completo.

-No puede hacerlo, so... so... soy una mujer casada... Se... Se metería en un serio problema.

-No lo creo- Rio con aire de superioridad- Los grandes señores saben que sus esposas se acuestan con otros caballeros por diversión, y viceversa, y además, nadie creería que un pobre clérigo, al amparo de la mismísima Lady Catherine, sería capaz de hacer algo así.

-No se lo permitiré- Dijo mientras buscaba a sus espaldas algo con lo que defenderse, encontrando el atizador de la chimenea, al que se aferró con fuerza sin que él se diera cuenta- Ya no soy aquella niña inocente de la que estuviste apunto de aprovecharte.

-De eso ya me he dado cuenta- Añadió acercándose a ella y acorralándola contra la pared- No han pasado desapercibidos tus muchos dotes, y eso me hace ponerme mucho más ardiente- Como si fuera lo más seductor del mundo, lamió el cuello de Lizzy, haciendo que sintiera unas terribles nauseas.

-¡Apártese de mí!- Gritó mientras intentaba quitárselo de encima- ¡Suélteme!

-Vamos preciosa, sabes que lo estás deseando- Intentó besarla al tiempo que colocaba una de sus manos sobre el seno izquierdo de ella. Al instante, afianzo en su mano el atizador y sin dudarlo un instante, empujó a su repugnante primo para apartarlo de ella y le golpeó en el rostro, haciéndole soltar un terrible alarido mientras sangraba en abundancia- ¡Maldita zorra!- Gritó llevándose las manos a la herida que le había provocado en la sien.

No vuelva a tocarme nunca más!- Gritó alejándose de él.

-¿Qué ocurre ahí dentro?- Se escuchó la voz de Lady Catherine al tiempo que golpeaba la puerta con fuerza intentando entrar- ¡Abran de inmediato!

-¡Auxilio! ¡Ayúdenme!- Gritó Lizzy intentando abrirla, sin ningún éxito- ¡Se ha vuelto loco!

-¡Cierra la boca!- Gritó Collins, viendo que tras aquella demanda de auxilio tendría muy complicado convencer a la anciana mujer de su inocencia- ¡Si no callas te lo haré pagar!- La amenazó mientras corría hacia ella.

-¡No se acerque a mí!- Le gritó mientras volvía a golpearle con el atizador que aun continuaba en sus manos.

Viendo que si no habrían la puerta de inmediato estaba perdida, buscó una ruta alternativa de escape, encontrando un gran ventanal que daba al jardín abierto. De inmediato, corrió hacia allí, esperando que Collins estuviera lo suficientemente aturdido como para no alcanzarla antes de salir.

Aquel indeseable la vio escabullirse por aquella ventana y correr hacia el laberinto de setos altos. Como un cazador cuando tiene fijada su presa, sintió la adrenalina subir por su cuerpo y, sonriendo de emoción ante la inminente persecución, se decidió a seguirla.

-¿Qué me he vuelto loco dices? ¡Vas a ver lo loco que puedo llegar a estar!- Y comenzó la carrera hacia ella.

Lady Catherine, aterrada por lo que escuchaba al otro lado de la puerta, había hecho llamar a varios de sus sirvientes, había mandado a uno en busca de su sobrino, que esperaba que estuviera apunto de llegar, y a otro a por el magistrado del condado, y el resto intentaban abrir la puerta. Georgiana, que también había escuchado los gritos, acudió donde su tía muy asustada.

Matrimonio de ConvenienciaWhere stories live. Discover now