Parte 11εïз

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"Ama hasta que te duela

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"Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal".

Madre Teresa de Calcuta


¡Les dejo el capítulo 11! Y va para ti cariño, muchas gracias por estar acá


Eran varias hectáreas, no en cantidades descomunales, pero si lo suficientemente grandes como para perderse. El verdor del paisaje era impresionante y el olor a naturaleza se respiraba a limpio, a pureza, a libertad, era lo mejor en aquel sitio. El sol se asomaba lentamente anunciando un nuevo día. Desde temprano, muy temprano, el movimiento en la hacienda era notorio y mucho más para él.

Salía antes del amanecer de la cama, esta se había vuelto su enemiga momentáneamente. Se cambiaba de ropa y salía a caminar para entonces dejarse llevar por sus pies a cualquier rincón de ese lugar esplendoroso. No negaba que se reusó  en un principio a viajar a Houston, incluso se había portado pésimo y mal educado con Jacob desde que este personalmente fue por él y su madre para traerlos a pasar unos días en su hacienda. El no necesitaba un jodido niñero. Lo único que ansiaba era tener su vida de vuelta, quería a su esposa junto a él hasta hacerse viejitos y llenarse de nietos, quería retroceder el tiempo y demostrarle mucho más cuanto amaba a su mujer. Doce semanas sin Karin, eran como caminar sobre clavos con los pies descalzos, como si le quemaran la piel en carne viva, como si le hubieran arrancado los pulmones y ya no consiguiera respirar, lo más tormentoso y doloroso de toda esa asquerosa pesadilla era que su hijo también había muerto.

¡Maldito infeliz aquel hombre!

¿Cómo todo cambiaba de repente?

Rubén, se había imaginado tantas cosas al lado de ella, de su amor, al lado de su primer hijo y los demás que esperaba tener junto a ella. Celebrar cumpleaños, navidades, graduaciones.

Rubén, no se cansaba de maldecir a la escoria que mató a su familia, y que lo mató a él también, porque él ya no era nada. Solo un ser sin alma deambulando por la vida.

Lo ocurrido aquel día se repetía como un thriller de terror en su cabeza, y lo peor de todo eran esas imágenes que permanecerían en su mente por el resto de su vida para atormentarlo.

Esa noche, Karin tenía uno de sus raros antojos y él hacia lo imposible por complacerla sin importar la hora, día, o lo que sea, deseaba consentirla eternamente. Ella no quería quedarse en casa y  Rubén no le negaba nada, así que la invitó a irse con él, un descuido de su parte, pues para él, debía estar más pendiente de su seguridad, se confió demasiado aquel día cuando salieron de la tranquilidad de su hogar, de la seguridad de su entorno en busca de el preciado antojo. Iniciaron su recorrido, anduvieron varios locales encontrándolos cerrados por la hora hasta que encontraron una farmacia de turno, allí compraron lo que su esposa deseaba comer y cuando salieron del local, agarrados de la mano como un par de novios y sonriendo por los alocados antojos de ella, los abordó un hombre bastante extraño, era joven y tal vez tendría la misma edad de de Rubén, este estaba armado y de inmediato los amenazó, fue muy claro en su pedido desde el inicio,  quería dos cosas, el auto que compartió Rubén durante tanto tiempo con Luciana, y a Karin. Rubén, entró en tensión, el panorama no era nada alentador frente a ese demente que se notaba que estaba drogado hasta la médula.

Faith  © (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora