Tú eres mi prometida

8.7K 359 14
                                    

Capítulo 1: Tú eres mi prometida

A veces las personas creemos que tenemos un futuro asegurado, uno en el que están nuestros amigos, familia y éxitos, pero ¿qué pasa cuando todo se vuelve confuso?, ¿qué pasa cuando todos tus planes cambian y llegan personas inesperadas a manejar tu destino?

Lo que aquí contaré, es lo que me ocurrió hace algunos años, cuando todo lo que existía para mí, era magia.

Caminaba por Fairy Tail, platicaba aquí y allá con diferentes compañeros del gremio, observaba las constantes peleas de Natsu y Gray, el rostro sonrojado de Wendy por ver la desnudez de Gray “pobre Wendy, seguro esto le dejará traumas”, pensé y del otro lado del gremio pude apreciar a Erza comiendo un delicioso pastel de fresas. Nada fuera de lo normal.

Mira me hizo una seña para que me acercara a la barra, al llegar me comentó sobre una nueva misión que había llegado a Fairy Tail, me proponía que la llevara a cabo junto con mi equipo, ya que me brindaría el dinero suficiente para pagar mi alquiler, aun dividiéndolo con los demás. Lloriqueé de felicidad, andaba muy corta de presupuesto, estaba considerando seriamente en conseguir otro lugar para vivir. En serio se lo agradecí, Mira siempre ha sido muy atenta conmigo y ese día no fue la excepción. 

Llamé a los chicos, sería un viaje de unos tres días y era necesario que comenzáramos a empacar. Todos fueron a sus casas a recoger todo y yo a la mía. Al estar sola pude pensar con claridad en la misión y el lugar a donde debíamos ir. Estaba tan cerca de la mansión que antes había sido mi casa… unos deseos muy grandes por visitarla se apoderaron de mí. Quería regresar por unos instantes a los pocos momentos llenos de felicidad que había tenido en mi infancia. Deseaba regresar un poco a mis raíces.

El viaje lo realizamos en  tren, nada fuera de su lugar, Natsu queriendo vomitar, Erza tratando de ayudarlo dejándolo noqueado, Wendy disculpándose por no administrarle troia, Happy riendo, Charle regañándolo y Gray desnudo.

Tal vez suene a monotonía, pero eso me hacía feliz, la ignorancia siempre hace a la gente feliz, y yo no era la excepción.

Terminamos la misión. Mi plan era escabullirme del hotel para poder ir a la mansión, pero obviamente no pudo ser así. Primero Happy me descubrió y con sólo el chillido que dejó escapar en el momento en que lo quise callar despertó a todos. De verdad que gozan de sueño ligero.

El lugar era igual, incluso la antigua tumba de mi madre seguía ahí aunque vacía. La nostalgia se apoderó de mí, y decidí pedir permiso para entrar y recorrer la casa por última vez. Me percaté de que algunos sirvientes seguían ahí, me reconocieron y lloraron de felicidad. Me contaron que ahora había un nuevo señor, quien había comprado todo lo que antes era de mi familia y les había ayudado mucho al permitirles permanecer como sirvientes en el lugar. Me dio gusto saber eso.

Caminé junto con los demás por los corredores, íbamos en dirección al despacho del nuevo dueño de la mansión. Antes de llegar me detuve cerca de la sala y le pedí a los chicos que me esperaran en la sala, porque quería hablar a solas con el nuevo señor. Lo que deseaba era demostrarle mi gratitud por su apoyo a los sirvientes. Los chicos aceptaron aunque algunos, como Happy y Natsu, quisieron acompañarme, pero Erza se encargó de convencerlos. Imagínense cómo fue.

-¡Seguro les dio un buen golpe!-.

-¡Me imagino a los dos volando por el aire!-

-Jajajaja les aseguro que la conocen bien. ¡Pero bueno, déjenme seguir!-

-¡¡¡Sí!!! ¡Sigue!-.

-Bien-

Toqué la puerta y alguien me dijo – Adelante-, tomé su invitación y me adentré al despacho. La persona estaba mirando por la ventana, por lo tanto me daba la espalda. Sólo pude distinguir el color de su cabello, era rubio. Él estaba mirando el atardecer, y el sol lo miraba a él. El choque de su cabello con el fulgor del sol rebotó en mis ojos privándome por unos instantes de la visión. El hombre volteó, me di cuenta de que era joven pero no de quién era, hasta que el sol bajó un poco más. El despacho oscureció un poco pero pude distinguir mejor todo.

-Hola Lucy- me dijo mientras sonreía.

-¿Tú?- respondí sorprendida.

-Sí, yo-  soltó sin cambiar gesto alguno.

-¿Cómo has estado?- preguntó con interés.

-Pues bien…- dije aún anonadada.

-Jejejeje, ¿sigues demasiado sorprendida, no lo crees?-

-Es que no tiene sentido, ¿qué haces aquí?-

-¿Qué hago aquí?, es mi casa-

-Pe- pero… pensé que vivías en el gremio…-

-Dejé Sabertooth. No me gustó para nada lo que ocurrió con Lector… Minerva se burló de mí. Pero eso ya no importa. ¿A qué se debe tú visita?-

-Bueno, es que yo vivía aquí hace algún tiempo… y bueno, me dio nostalgia y quise visitar el lugar… ¡por cierto, muchas gracias por no correr a los sirvientes!-. Sin poder evitarlo hice una ligera reverencia a modo de gratitud.

Él se acercó y me tomó por los hombros para ayudarme a incorporarme. Se veía tan diferente. No estaba utilizando las mismas ropas que acostumbraba, ahora vestía un traje, lo hacía verse como una persona de negocios y bastante… apuesto.

-Lucy, me da mucho gusto volver a verte-

A penas me dijo eso me puse nerviosa, ¿era mi imaginación o estaba coqueteándome?

-Sé que éramos enemigos en los Grandes Juegos mágicos, pero ahora no lo somos, me gustaría que nos lleváramos bien-.

-En realidad no tengo problema con eso, es sólo que sigo sorprendida-.

-Verás que después se te pasará, y notarás que esto no era algo tan imposible como creías-

-¿A qué te refieres?-

-Bueno, en realidad tú y yo, fuimos…-

Un fuerte sonido invadió el lugar algo se había caído en la sala.

-No lo puedo creer-

Me separé de Sting y abrí la puerta, sí, sí era lo que pensaba. Habían quebrado un jarrón, uno que estoy muy segura era costoso.

-Lo sentimos Lucy…- dijeron todos al mismo tiempo.

-No se preocupen, no era tan caro- dijo Stin acercándose a ellos.

-¡Sting!, ¿qué haces aquí?- vociferó Natsu.

Todos se pusieron en guardia, Erza reequipó, Natsu dejó salir sus llamas y Gray sacó su hielo. Para calmar las ansias de pelea me interpuse entre mis amigos y Sting.

-Chicos, calmados, calmados, Sting no está invadiendo la mansión… en realidad… cómo decirlo…-

-Yo compré la mansión Heartfilia-.

Escuché mi apellido y me quedé conmocionada.

-Entonces lo sabías…-

-Sí. Y no es sólo eso de lo que debes enterarte.

Se acercó a mí, sujetó mi barbilla se aproximó y…

-Tú eres mi prometida- acto seguido, me besó. 

Mi prometidaWhere stories live. Discover now