three

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||LIKE CANDY: CHAPTER THREE, KARMA'S A BITCH||

LLEVABA HORAS mirando el techo con aburrimiento, no podría dormir sabiendo que en la casa de al lado, tras la ventana abierta, había un chico quejándose.

Suspiró abrumada levantándose de la cama, se subió al escritorio y asomó su cabeza por las ventanas. En el escritorio de la habitación contigua el joven pelirrojo se hallaba cortando el cuchillo.

— Akabane.— Karma la miró y tapó con una sudadera los trozos de cuchillo.— Te quejas mucho y no puedo dormir, además, si sigues así acabarás sin mano. Déjame ayudarte.

El de cabello bermellón la miró unos segundos con sorpresa, finalmente suspiró y asintió. Ella se sentó en el borde de su ventana y luego pasó a la de Karma sin ningún esfuerzo.

Observó la habitación con calma, era distinta:— Has cambiado las cosas de sitio... Está bonito, me gusta.— Sonrió levemente mientras se sentaba en la cama, palmeó su lado para que Karma se sentase con ella.— Hacía mucho tiempo que no entraba a esta habitación.— Karma se encogió de hombros.

—También hacía mucho tiempo que no hablábamos.— Natsuki tomó su mano y la observó, murmuró por lo bajo cosas inaudibles para él.

— Trae algo para desinfectar la mano... Dios, te has hecho una carnicería en la mano, Karma.— Soltó una suave risa que el chico se encargó de apaciguar.

Sus miradas conectaron por unos segundos, la mano de Karma aún seguía en la boca de Natsuki. ¿Sus ojos siempre habían sido tan bonitos? Pensó Karma mientras sus mejillas adquirían un leve tono bermellón.

— Perdón...— Susurró retirando la mano,— mis padres están en casa, no hables muy alto.— Natsuki asintió lentamente, Karma se levantó de la cama y salió de la habitación en busca del desinfectante.

Karma volvió a su sitio original con todo lo necesario en la mano, cuando Natsuki finalizó con la labor tomó el cuchillo a medio cortar y los trozos ya cortados.

— Mañana vuelves...— Comentó en un susurro pegando el primer trozo. Karma la miró a los ojos fijamente, ella continuó con su trabajo.— Es buena idea la de los cuchillos. Una pena que no se me hubiese ocurrido a mí.— Sus miradas volvieron a encontrarse, sonrió divertida:— Una foto te durará más, Akabane.

— Muy graciosa.— Karma apartó la mirada avergonzado.— Es tarde, ve a dormir, yo acabaré.

La azabache asintió insegura antes de levantarse de la cama, se apoyó en la ventana y lo miró un segundo:— Hasta mañana, Karma.

Horas más tarde, la alarma sonó con fuerza cerca de su oreja, comenzó a maldecir por lo bajo palpando el escritorio hasta encontrar el reloj, lo tomó entre sus manos y lo lanzó sin mirar, el objeto aterrizó en la almohada de Karma.

Sobresaltado por el movimiento y sonido repentinos, el pelirrojo abrió los ojos encontrando el reloj que le regaló a Natsuki unos años atrás por su cumpleaños.

Apagó el aparato y lo dejó en su mesilla de noche, ya se lo devolvería más tarde. Se desperezó con lentitud pensando en todo lo que tenía que hacer hoy.

Natsuki, por otro lado, estaba casi preparada, había desayunado lo que Karasuma le había preparado antes de irse a trabajar, se había peinado, lavado los dientes y puesto el uniforme escolar. Nagisa la esperaba pacientemente en la puerta de su casa.

Karma los observó por la ventana con seriedad analizando sus movimientos.

Debía matar a Koro-sensei, debía ser él.

hit and run ▭ karma akabaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora