La puerta estaba siendo tocada con un poco de suavidad, pero realmente era irritante. Ella se volteó para verme con aquellos hipnotizaste ojos verdes, meneando sus pestañas con dulzura mientras hacia una cara de cordero degollado, pidiéndome en un susurro que sea yo el que abriera la maldita puerta. Gruñí en respuesta, un tanto molesto por salir de aquella comodidad en la que me había instalado, pero que remedio. Simplemente me levante de la cama, decidí ir directamente sin necesidad de colocarme mi gorra o gabardina, y una vez que abrí la puerta la muchacha que estaba al otro lado dejo de ver el carrito para atenderme con una cara de molestia que cambio rápidamente a una sonrisa. Poso sus ojos en los míos con molestia mientras que yo solo me sentía fastidiado, tras sacarla de su trance logre que finalmente me entregara el bufet que _______(Camelia) había pedido. Era una cantidad realmente exagerada de comida, lo cual me alegraba un poco, había empezado a reducir sus porciones lo cual me hacía preocupar, era un tanto extraño pero el que coma como el dinosaurio atolondrado que siempre había sido me llenaba de una extraña paz. Entre con el carrito de metal, cerrando la puerta con un gran estruendo al ver que aquella perra escandalosa de la mesera o lo que sea quería entabla conversación conmigo. Al subir mi vista pude ver como la rubia se había vestido con mis cosas, cubriendo su pecho expuesto con mi gabardina mientras que sus ojos eran tapados por mi gorra.
– Quítate eso, te vez ridícula. – Se quitó la gorra para mirarme con una sonrisa de oreja a oreja mientras miraba el adorno de esta.
– Déjame pensarlo. . . – Y tras esas palabras se volvió a poner mi gorra mientras se tiraba en la cama con las piernas levantadas mientras la movía con una pequeña risilla. – Nop. – Solté un suspiro mirándola con atención. Tome cada uno de los lados de sus piernas separándolas un poco más, dándome espacio para colocarme como era debido. Ella no pudo evitar soltar una risa mientras tomaba el cuello de mi camiseta para acercarme a sus labios, metiendo su lengua en mi boca como una intrusa, lo que no se esperara es que yo la interceptaría profundizando el beso mientras comenzaba a adentrarme en ella.
El teléfono sonó por ende debimos separarnos mientras que ella contestaba guiñándome un ojo mientras decía que no estaba haciendo nada importante. Aquella actitud coqueta suya realmente me molestaba, sabía que solo quería fastidiarme con la erección que me había ocasionado, pero esta vez no se lo dejaría pasar tan fácilmente. Deslice mi mano por su muslo expuesto, sintiendo como su piel se erizaba debajo de mi tacto mientras que ella me miraba de manera curiosa con una sonrisa pícara en los labios mientras seguía hablando por teléfono.
El humo rosa al cual ya estaba tan acostumbrado comenzó a inundar el resto de la habitación, olor a rosas llegaba a mi nariz haciendo que mi corazón latiera con velocidad lleno de lujuria por la rubia mujer que estaba enfrente de mí solo vestida con mi ropa. Introduje mi mano en sus partes íntimas admirando como su rostro se contraía tratando de guardarse aquellos deliciosos sonidos que tanto me encantaban. Honey a diferencia de _______(Camelia) parecia ser muy sensible en ese tema, dejando que pequeños sollozos y jadeos escaparan de sus labios mientras ocultaba su boca con ambas manos. Esta sería una sesión entretenida. . .
– Te detesto. – Dijo ella al morderme con delicadeza la marcar de estrella que tanto le gustaba. Sonreí de lado al ver que estaba subida a mi espalda como cuando éramos niños. Tenía sus mejillas rojas e infladas, seguramente no se esperaba ser humillada tras la línea de comunicación.
– ¿Que te dijo mi abuelo? – Mordió un poco más fuerte el lugar. Gruñí al sentir como sus dientes se introducían dentro de mi carne rasgándola levemente en el proceso, sintiendo como mi sangre era lamida por ella, pasando de mis hombros hasta mi cuello y luego mi oreja.
– Eres malo estrellita~ – Susurro en mi oreja tras saltar de mi espalda, cabe mencionar que no se quitó mis cosas en ningún momento y ahora su figura semidesnuda se encontraba recostada en la mesa rodeada de toda la comida empalagosa que ella había ordenado. – ¿Vienes a cenar? – Dijo mientras que su Stand se llevaba una tableta de chocolate a la boca.

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Mirando mi "estrella" favorita
RandomEgipto, realmente nunca me llamó mucho la atencion ese país. Después de todo, hay demasiado sol. Pero si quería salvar a mi madre y hermanas tendré que ir allí. ¿Por qué? Pues, conozco a dos de una familia que atrae el peligro, ellos y sus amigos es...