Chapter THREE

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Lágrimas








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Sus lágrimas cayeron, recorriendo así todo su rostro, sus ojos inflamados y lanzaba pequeños sollozos. No podía creer en lo que su amigo había terminado, aquel Benjamin tan lleno de energía, tan alegre.

-Era un rayito de sol, Ben siempre dejaba aquella chispita de alegría y un poquito de su color. Y el que termine así... Joder Gwil, porqué?- Su voz se convertía en un hilo y sus ojos comenzaron a brillar.

- Miremos el lado bueno de esto; hace unos cuantos días dijo quienes eran sus amigos, te incluyó. Tiempo después sintió un sentimiento de abandono, la doctora dijo que continuará así hasta que la depresión desaparezca.

- Es increíble -Jalaba sus rojos cabellos con culpa mientras suspiraba-

-Eres su felicidad Joseph! -El mayor tomó al pelirrojo de los hombros y lo interrumpió haciendo que dejara de llorar-

El pelirrojo calmó su llanto, limpiando sus lágrimas y peinando ligeramente sus cabellos.

- Necesito verlo Gwilym.







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P

or su parte. Benjamin sollozaba fuertemente mientras observaba fotos con el que sería su compañero de vida. "Soy un inútil fue culpa mía dejarlo ir" lamentaba el rubio mientras unas cuantas lágrimas caían a la pantalla de su móvil.

Su cuerpo no podía más, había llorado noches seguidas y no daba para más. Se moría de sueño, por más que quería dormir se le era imposible.
Se había quedado sin lágrimas, pero el subconsciente del rubio le obligaba a hacerlo. Sin aliento, seguía con aquella incertidumbre de a dónde se había ido Gwilym. Sus manos adoloridas de tantos golpes hacia la pared, ojos rojos de tanto llorar y mal olor corporal.

-Le llamo depresión, bienvenido a mi vida - Lanzó un fuerte golpe a la pares de su habitación que la hizo retumbar y que su mano sangrara levemente.







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Con pasos decididos, Joseph acompañaba al castaño a casa del menor, estaba algo nervioso. No sabía que se llegaría a encontrar en lo que anteriormente era la casa del pequeño rayito de luz que llevaba por nombre Benjamin, "Mi Ben" el Ben de Joe.

El pasado que ambos habían formado era de cuento de hadas y Joe imaginaba que serían recuerdos borrosos de Jones o algún recuerdo muy lejano, o símplemente no lo recordaría.

Temía que lo último sucediera.

La puerta se abrió. Platos sucios en cualquier superficie, la mayoría de los muebles se llenaban de tierra (probablemente por la ausencia de Ben), ropa sucia en los pasillos. Al adentrarse a la habitación del menor se topaba con pañuelos llenos de desecho nasal por doquier y su apariencia no le importaba un mínimo.

-Están con un pequeño niño, tratalo como tal.

-Ok. - El pelirrojo estaba preparado para todo pero las lágrimas se escaparon.

Con pasos lentos caminó hacia la cama del rubio y se sentó en la orilla de la misma. Acarició y tomó su mano, un agradable aroma a café, pero no cualquiera. El aroma a café que Joe desprendía, el cual hizo que el rubio se despertara.

-Hola Benny. - Susurró para no molestar al rubio que estaba queriendo despertar.

Benjamin sonrió y abrió sus ojos. Gwilym y Joe se emocionaron al ver la alegría que emitía con solo sonreir, el pequeño rayo de luz que entraba por la ventana pasaba por los ojos del menor, sus doradas pestañas subían y bajaban con el parpadeo de sus ojos, sus pupilas se dilataron al momento de ver al pelirrojo frente a sus ojos, su amigo encontró su felicidad. Los ojos del menor desprendieron un brillo. Lágrimas.

- Joe... ¿Eres tú?

Con una gran sonrisa y lágrimas en sus ojos el pelirrojo asintió con la cabeza. -Así es Benny. Dije que regresaría y aquí estoy.

-Cumpliste con tú palabra Joe, eres increíble.

Con un poco de esfuerzo el rubio acarició el contorno y a pesar de que su barba le picaba un poco no dejó de hacerlo, el pelirrojo siguió haciendo aquella acción. Retiró las lágrimas de Ben que las acompañaba con pequeños sollozos.

-Estoy aquí Ben... Siempre he estado aquí.

Sin importar el mal olor de Benjamin, Joseph lo abrazó y tomó su cabeza. Era un gran alivio para ambos.

Desde la puerta de la habitación; Gwilym se sentía orgulloso de si mismo al haber encontrado el lado felíz de Ben, su momento felíz, su felicidad.

Unas tantas lágrimas caían por el rostro de Gwilym, lágrimas que procuraba retirar.

-Prometí nunca dejarte solo Benny.

Hubo más lágrimas... Ahora de felicidad. De la felicidad de Ben y ahora también de Joe.








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La Depresión No Es HermosaWhere stories live. Discover now