fue difícil...

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La mañana llego y con ello el gallo canto , Naruto abrió los ojos esperanzado que lo de la noche anterior solo hubiera sido un sueño, sin embargo, no fue así, el ajeno no estaba, se había ido, entonces volvió a golpearlo su miserable realidad y se dejó caer sobre su cama, abrazo su vientre con suavidad, todos sus sueños se fueron con Gaara, una familia, una vida tranquila, sin necesidad de lujos, una vida llena de amor, mucho amor para él y su pequeño bebé.

Limpio sus mejillas 15 minutos después, no tenía que rendirse, tenía un pequeño ser por el cual luchar y la situación no era favorecedora, agradecía tener trabajo estable, el cual le daba para pagar el alquiler y comer decente, Gaara no trabajaba así que la diferencia en cuanto a lo económico no la notaria.

Se vistió y sonrió al espejo mientras acariciaba su pequeño vientre de 2 meses.

-Vamos bichito, tu y yo saldremos adelante, mamá luchara y te sacara adelante, no te prometo lujos, pero nunca te faltara que comer y, sobre todo, mucho amor-

Bebió aquella leche rebajada con agua y comió aquellas galletas, lavo sus dientes y con una sonrisa en sus labios salió corriendo, trabajaba en un mercado con la familia Yamanaka, él se encargaba de lo básico, despachar y cargar alguna que otras cosas, eso era por la mañana y por las tardes se pasaba a la fonda de la misma familia donde llegaban a comer los soldados, aldeanos, pescadores y piratas, aunque nunca había visto alguno y los herreros los cuales dejaban una propina mediocre sin embargo la situación no le permitía pelear más pero a cambio podía comer frutas y llevarse la cena de lo que sobrara y no era por exagerar pero la señora Yamanaka cocinaba exquisito aunque siempre la cena que le daban a él se la llevaba a Gaara.

-date prisa Naruto!!!- llamo una rubia mientras a la cual la gente se le amontonaba y es que con ellos todo era de calidad y accesible a todo el cliente en general y eso ocasionaba que su local siempre estuviera lleno de gente.

-voy! - dijo corriendo a prisa mientras cargaba la caja de manzanas para suspirar, realmente eso era un trabajo pesado, correr de un lado a otro no era lo suyo, pero la necesidad lo orillaba a eso.

2 meses pasaron hasta que el rubio tuvo que descubrirse ante sus jefes, su vientre no le permitía seguir con esa rutina y los desmayos lo habían delatado.

- ¿por qué no lo dijiste antes? - interrogo la mujer mayor mientras le veía –pudiste lastimarte y no solo eso, perder a tu hijo...- dijo notablemente molesta, no por la mentira, sino por la inconciencia que el menor presentaba ante su propio hijo –¿y el padre? -

-se fue...- contesto con cierta incomodidad desviando la vista y es que, aunque la relación que tuvo con Gaara nunca fue secreta, tampoco se formalizo como tal de este modo pocas personas lo sabían.

-no puedes seguir trabajando conmigo- exclamo el patriarca viendo al rubio de manera un poco decepcionada.

-por favor! No me corra...- pidió en desespero el rubio mientras veía a aquel hombre, y es que la verdad, necesitaba el trabajo, apenas estaba empezando en comprar unas cuantas prendas para su bebé, ahorraba para medicamentos de su bebé y todo lo que tuviera que ver con su bebé.

-no te correré, seria inhumano hacer semejante acto en el estado en que te encuentras- dijo el ajeno viéndole –simplemente no puedes seguir cargando, tendremos que reubicarte, Shikamaru hará lo que tu hacías y tú..., que tan bueno eres con los números? - interrogo viéndole

-pésimo- confeso con cierta vergüenza, creció sin padre y su madre solo le había enseñado a leer y escribir, una que otra cuenta básica y eso había sido todo.

-mira querido, deja que él se venga conmigo, Naruto es bueno en la cocina y atendiendo a los clientes en la taberna, yo te mando a Lee- sugirió la mujer mientras buscaba una solución y es que Naruto era un chico responsable y, sobre todo, comprometido con su trabajo, jamás les había quedado mal y eso era algo que ellos valoraban mucho.

Entre mares y tierrasWhere stories live. Discover now