Capítulo 2

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— Yo, soy el Señor de los Dragones… — Persona normal hablando.
    [Yo, soy el Señor de los Dragones…]    Seres Sellados hablando.

—ʺAsí que este es el poder de los Dragonesʺ — Persona normal pensando.

Capítulo 2: Guerra

Naruto observaba tranquilamente como sus compañeros de regimiento pasaban su tiempo esperando la orden para adentrarse en el campo de batalla.

Unos le daban mantenimiento a algún arma, la cual seguramente estuvo en su familia durante siglos y portarla aseguraría ganar cualquier batalla y regresar con vida a casa.

Otros se mostraban concentrados al experimentar con su magia familiar, buscando mayor control en esta.

Otros simplemente tomaban algo de té servido por sus sirvientes, no preocupados debido a su linaje superior.

Sea como sea, él podía darse cuenta de que no estaban preparados.

Los pocos que entrenaban demostraban pocas habilidades, dejando en claro que nunca se habían esforzado por ser más fuertes.

El resto se mostraba arrogante, pensando que su enemigo no era nada ante ellos.

Naruto estaba sentado frente a una pequeña fogata que ayudaba a mantener el calor en medio del campamento.

Ellos eran la fuerza de combate más débil al estar formada por Demonios jóvenes sin experiencia o poco poder.

La mayoría se involucraba en pequeños combates con los Ángeles y Ángeles Caídos para ganar experiencia antes de ir al verdadero campo de batalla.

Esto se debía a que muchos de los novatos se congelarían por tomar su primera vida, o se verían incapaces de actuar al verse en peligro real.

Este regimiento se formó con ese fin.

Cuando un Demonio alcanzaba cierta edad, podía unirse a este regimiento y eventualmente en la Guerra de las Tres Facciones.

Unos lo hacían por codicia, venganza, orgullo o simplemente para saciar su deseo de matar.

Pero todo se reducía a esto.

Era un grupo principiante en lo que se refiere a verdaderas luchas a muerte.

Entonces Naruto cerró sus ojos, mientras recordaba lo sucedido hace unas horas.

Flashback

El grupo liderado por el Maou Lucifer acababa de aparecer en la tienda donde los tres Maou restantes y sus capitanes aún se encontraban deliberando sus planes.

Cabe decir que se mostraron sorprendidos ante la rapidez con que el Maou había vuelto.

— Mi, mi, ¿Acaso llegaste tarde Lu? — Preguntó el Maou Asmodeus con una ceja alzada.

La mirada de Leviathan y Beelzebu se había detenido sobre el joven peli-rojo que los acompañaba, pues no estaba en el grupo cuando se fueron.

Sin mencionar que llevaba ropas sencillas en vez de una armadura.

— De hecho, solo vi la batalla un par de segundos antes de que Azrael fuera asesinado por el joven Gremory — Respondió Lucifer mientras se dirigía a su pequeño trono.

Los presentes se congelaron en el acto, pues no esperaban escuchar algo así.

Hubieran dudado de sus oídos, pero al decirlo uno de los Maou dejaba claro que no era ninguna clase de broma.

— ¿Es eso verdad, joven Gremory? — Preguntó el Maou Leviathan

— Fue un poco problemático, pero me subestimó y por ello fue derrotado — Respondió el nombrado mientras se arrodillaba ante los Maou.

Esto se ganó varias miradas de los Capitanes y Generales de Legión, pues se sorprendieron que no alardeara de su logró ante los Gobernantes.

Estos por su parte, asintieron en reconocimiento.

— Por cierto, me siento intrigado por los movimientos que usaste contra Azrael, no sentí que fuera magia, ¿Qué era? — Preguntó Lucifer con interés en su mirada.

Esto se ganó miradas interrogantes de los otros Maou, sin mencionar los Generales y Capitanes, así como la de su padre.

Ante esto, el joven alzó la mirada para mirar a los Maou.

— Hace tiempo, quise aumentar mis capacidades físicas para coincidir con mi poder mágico, así que me enfoqué en igualar mi energía física y mi energía espiritual… cuando lo logré las mesclé y con ello me encontré con esta peculiar energía que nombré Chakra, así que la perfeccioné y logré encontrar usos interesantes que me permitieron luchar contra el Cadre durante un tiempo — Explicó brevemente el peli-rojo.

Lógicamente no profundizó en el tema, así que dio un resumen que se adaptara a lo que hizo en su entrenamiento, sin mencionar que ya tenía preparadas respuestas a varias de las preguntas a las que podría enfrentarse cuando vieran su estilo de lucha.

— Oh~ interesante, ¿Puedes mostrarnos algo de tus habilidades? — Preguntó el Maou Beelzebu.

En respuesta, el peli-rojo hizo un sello de cruz, para que en una nube de humo apareciera un clon.

— Esta técnica se llama Kage Bunshin (Clones de Sombra), me permite crear copias sólidas de mí mismo… a pesar de que son frágiles son una buena distracción en batalla, sin mencionar que pueden razonar y tomar acciones independientes durante la lucha — Explicó el chico ante la mirada estupefacta de varios de los presentes.

— También tenemos las mismas capacidades que el original, pero nuestro poder es más reducido y desaparecemos al recibir un golpe, pero se compensa porque al momento de desaparecer nuestros recuerdos regresan al original, por lo que nuestra especialidad es la infiltración y recolección de información — Dijo esta vez el clon mientras se cruzaba de brazos.

Esto hizo que los murmullos llenaran la tienda.

Esa era una técnica bastante conveniente si se usaba bien.

Por su parte, Zeoticus tenía los ojos bien abiertos ante tal habilidad, pero sobre todo porque su pequeño la había creado con su propio esfuerzo e ingenio.

— Ya veo, dime joven, ¿Podría alguien más aprender a usar este Chakra? — Preguntó el Maou Beelzebu con un brillo en sus ojos.

Pero este desapareció cuando el peli-rojo negó.

— Equilibrar energía física y energía espiritual no es fácil, sin mencionar que esta técnica es una combinación de ambas energías y consumen una gran cantidad de mis reservas… como Gremory he nacido con una gran cantidad de Maná y por eso no me veo muy afectado por estos efectos — Respondió el peli-rojo mientras su clon desaparecía.

Si bien tenía lealtad hacia los suyos, jamás les entregaría este poder que le fue confiado por su figura de hermano mayor.

Los ojos de Leviathan se estrecharon ante la respuesta del peli-rojo.

— ¿Estás seguro? — Preguntó de forma inquisitiva.

— Podría intentar enseñarlo, pero me llevó años perfeccionar mis habilidades — Respondió el peli-rojo con calma.

Esta respuesta desanimó a varios de los presentes, pues entendieron que por el momento era imposible.

— Ya veo, es una lástima — Dijo el Maou Asmodeus soltando su suspiro resignado.

— De todos modos, aún debo integrar a este joven en nuestras fuerzas — Dijo Lucifer cambiando de tema.

El resto de los Maou asumió posturas serias y ciertamente intimidantes para cualquier novato.

— Recomiendo el último regimiento, a pesar de derrotar a un Cadre no podemos darnos el lujo de perderlo en su primera batalla — Fue lo dicho por Zekram Bael.

El resto lo miró con sorpresa, mientras Zeoticus entrecerraba los ojos al detectar cierto tono condescendiente en su cuñado.

Los Maou y el peli-rojo no reaccionaron ante esto.

— Es mejor que experimente como es el campo de batalla en un entorno menos hostil — Aclaró el Demonio Bael en tono serio.

— Mmmm~ Supongo que tienes razón — Reflexionó Leviathan para sí mismo.

— ¿Tienes alguna objeción al respecto, joven Gremory? — Preguntó Asmodeus al mencionado.

— Si es una orden de nuestros Maou, entonces acataré la orden con conformidad — Respondió el chico.

Los Maou asintieron sin cambiar sus expresiones, pero por dentro se sintieron satisfechos al escucharlo, pues sonaba totalmente sincero.

— Entonces te incorporarás a las reservas, cuando se establezca el campo de batalla de bajo nivel se les invocará al combate, aprende lo más rápido que puedas y alcánzanos en el frente — Fue la orden dicha por el Maou Lucifer.

— ¡Hai! — Respondió fuerte y claro con una mano en su pecho mientras se inclinaba ligeramente.

— Llévalo hasta allí, Zekram — Ordenó Beelzebu mirando al nombrado.

Este simplemente asintió para luego hacer una leve reverencia.

— Ten cuidado hijo y mantente a salvo — Dijo Zeoticus con tono serio mientras ponía sus manos en los hombros de su hijo y lo miraba a los ojos.

Los ojos heterocromos del chico lo miraron con seriedad por unos segundos, para después asentir con una pequeña sonrisa.

— No tengo pensado provocar que Kaa-san derrame lágrimas con mi muerte, así que quédate tranquilo Tou-san — Respondió para después acercarse a Zekram.

Este había invocado un círculo de tele-transporte.

Zeoticus no despegó la mirada de su hijo, hasta que este desapareció junto a su tío.

— Bien, ¿En qué estábamos? — Preguntó Asmodeus sin perder tiempo.

— “Naruto” — Pensó el peli-rojo por última vez.

Campamento del comienzo

Zekram había aparecido junto a Naruto en un campamento a varios Kilómetros de donde se encontraban anteriormente, justo en las puertas de un pequeño campamento.

El peli-rojo iba a empezar a caminar para adentrarse, pero su camino fue bloqueado por el Demonio Bael.

— ¿Necesitas algo, Tío Zekram? — Preguntó de forma cortes el peli-rojo.

El Demonio mayor lo miró con intensidad, sin embargo el joven no desvió la mirada ni se mostró intimidado ante él.

— Que hayas asesinado a Azrael no significa nada, mantén los pies en la tierra y posiblemente sobrevivas sobrino… te doy este consejo por consideración a Venelana, después de todo si hubieras tenido el poder del Clan Bael tendrías más oportunidades de regresar a casa con vida, pero fuiste desafortunado — Dijo de forma condescendiente y hasta algo despectiva.

El peli-rojo lo miró sin mostrar ninguna emoción, pero luego de varios segundos sonrió levemente.

— Sobre valoras tu linaje querido Tío, el Poder de la Destrucción no es algo que te haga especial o imbatible, es simplemente un arma, una herramienta… lo que realmente define tu nivel es cuan hábil seas con tus herramientas y el propósito detrás de ello — Dijo al momento de pasar a su lado.

Zekram entrecerró los ojos ante lo dicho por el peli-rojo, pero no respondió.

La sutil sonrisa que el chico tenía le hizo tener un presentimiento sobre él.

Sin más este se tele-transportó de regreso con los Maou.

El peli-rojo negó con cierta diversión, pues le recordaba mucho a los Clanes Hyuga y Uchiha del mundo de Naruto, jactándose de sus ojos y cuan invencibles los hacía contra cualquier oponente.

Entonces sus ojos bajaron distraídamente a su mano derecha, la cual se cubrió de energía negra-rojiza por un momento.

Había descubierto que podía usar el Poder de la Destrucción hace un mes, aun así no se sintió eufórico ni nada de eso, pero si sintió cierta satisfacción al aumentar sus cartas ocultas en caso de emergencia.

Entonces vislumbró la fogata en el centro del campamento.

Su presencia había captado la atención de los Demonios presentes, pues Naruto era bastante joven en comparación con la mayoría de Demonios maduros en el lugar.

— Tú debes ser Naruto Gremory — Dijo un Demonio anciano que se había acercado a él.

El peli-rojo asintió.

— He recibido el aviso de Lucifer-sama, mi nombre es Audeas Bephelgor y estoy a cargo de este campamento, mi trabajo es convertirlos en soldados entrenados antes de enviarlos al frente de guerra — Dijo mientras le hacía una seña con su cabeza para que lo siguiera.

Flashback End

Después de eso le asignaron una tienda, además de proveerlo de una armadura.

Su mirada se posó en dicha armadura, la cual lucía muy genérica para su gusto.

Miró una vez más a su alrededor notando como varios habían modificado sus armaduras convirtiéndolas en algo llamativo o cambiando sus colores para hacerlas más lujosas.

Eso le hizo negar con cierta exasperación.

Entonces volvió su mirada a su armadura, mientras una idea venía a su mente.

— Supongo que puedo llamarlo — Murmuró mientras invocaba un pequeño círculo mágico.

Este flotaba junto a su oído, mientras esperaba que se abriera la comunicación.

— “¿Naruto?” — Se escuchó una voz masculina.

— Kíli, necesito un favor — Pidió el chico con tono algo serio.

— “Ya te habías tardado chico, diez años sin saber de ti” — Respondió la voz al otro lado.

— Me perdí en el camino de la vida — Fue la rápida respuesta del peli-rojo en tono perezoso.

— “…” —

— … —

Un incómodo silencio se propició después de tal comentario.

— “Claaaaro, entonces ¿En qué puedo ayudarte?” — Preguntó la voz.

El peli-rojo casi podía verlo rodar los ojos con una sonrisa irónica, pero rápidamente despidió esos pensamientos.

— Te había mencionado la guerra de las Tres Facciones — Comenzó a decir Naruto.

— “Si, nosotros también tuvimos algunos problemas por acá, pero los hemos superado” — Fue lo dicho por la voz en tono serio.

— Ya veo, bueno, el punto es que me acabo de unir y necesito tu ayuda con mi armadura — Dijo por fin el peli-rojo.

Otro lapso de silencio se formó después de que el peli-rojo habló.

— “No estás bromeando, ¿Verdad?” — Se oyó la voz tensa de Kíli a través del círculo mágico.

— No, tengo mis razones para estar aquí, pero siento que una protección más acorde podría ser de ayuda — Respondió Naruto con tono serio.

— “Ya veo, entonces solo necesito tus actuales medidas para poder hacer una armadura de Mithril” — Dijo Kíli aun en tono serio.

— Te mandaré mi actual armadura, el color y diseño lo dejo a tu criterio — Dijo mientras dicha armadura desaparecía en un círculo mágico.

— “Ya la tengo, dame dos días y lo tendré listo” — Dijo la voz a través del círculo.

— Te lo agradezco amigo — Dijo Naruto con tono agradecido.

— “Ni lo menciones, te debo la vida, es lo menos que puedo hacer… por favor cuídate niño, no quiero darle la noticia de tu muerte a Tauriel” — Se oyó la voz de Kíli con un toque de preocupación.

— No te preocupes, lo haré, saluda a la familia — Dijo antes de que el círculo desapareciera.

Después de eso alzó la mirada al cielo, el cual era púrpura.

Analizando sus actuales sentimientos, pudo sentir la ausencia de ansiedad o nerviosismo ante la idea de pelear pronto, por lo que lo atribuyó al entrenamiento de Naruto.

El hombre rubio lo hizo pasar el infierno.

Aún temblaba cuando lo hizo sentir una parte de su poder.

Sin embargo no pudo evitar sonreír ante todos los mementos que pasó con él, sobre todo cuando era más pequeño y lo fascinó con varias historias y anécdotas.

Entonces sus ojos empezaron a derramar lágrimas cuando pudo asimilar que él se había ido hace apenas un par de horas.

— “Nii-san, nunca te olvidaré” — Pensó cerrando fuertemente sus ojos.

Se llevó una mano al pecho, donde sabía que su figura de hermano mayor residía después de que lo asimilara por completo.

— “Ahora eres parte de mi alma, así que observemos juntos el final de esta guerra” — Pensó nuevamente mientras se secaba las lágrimas.

Así la noche pasó dando paso a un nuevo día.

Una semana después

Dentro de su tienda, Naruto estaba en medio de una doble llamada a través de círculo mágico con su madre Venelana y su padre Zeoticus.

Actualmente él les contaba cómo era su tiempo en el campamento.

Lo que mayormente eran pequeñas quejas acerca de los otros Demonios que alardeaban acerca de sus familias o su poder.

— “Calma Naruto, no eres el único con ese problema” — Dijo Zeoticus con calma mientras se cruzaba de brazos.

— Puedo imaginarlo, pero es demasiado aburrido, ya llevo una semana y no hemos sido llamados a la batalla — Se quejó el peli-rojo con un suspiro.

— “Por mi parte pienso que es mejor así, al menos se mantienen seguros y fuera de conflictos” — Dijo Venelana con un toque de preocupación en su voz mientras entrelazaba sus manos a la altura de su pecho.

Las figuras astrales miniatura de sus padres surgían desde los círculos mágicos de comunicación.

— “Por cierto, me gusta el diseño de tu armadura” — Felicitó su padre con una pequeña sonrisa.

El peli-rojo menor llevaba una armadura en colores gris metálico claro con detalles azules, así como una capa azul con adornos de piel en su cuello cubriendo sus hombros.

Las prendas de ropa visibles eran en color azul marino con líneas doradas, mientras su cota de malla era negra y ajustada siendo también de Mithril.

En su mano derecha sostenía un casco que daba la sensación de parecer la cabeza de un león con su melena dorada.

El diseño era conservador y ligero, siendo sus botas hasta el muslo, guantes que cubrían hasta sus dedos pero dejaban la libertad de moverlos fácilmente, cinturón con placas a los costados protegiendo sus caderas, el peto y hombreras así como su casco las piezas que la formaban.

También de su cintura caía un faldón azul, lo cual era solamente un adorno.

Un punto importante de esta armadura es que era sumamente ligera en comparación con la que tenía antes, lo que le daba una gran libertad de movimiento, además de un arreglo en su casco para ajustarse a su estilo de lucha.

Sin embargo, lo más importante era su resistencia mágica, que era la característica especial del Mithril, sin mencionar las varias runas que se le aplicó para aumentar su resistencia a otras energías, como la luz.

Sin duda Kíli se había lucido al hacerle esta armadura.

Naruto la llevaba equipada porque era una norma en el campamento, pues no se sabía con certeza cuando serían llamados a un campo de batalla de bajo nivel para ganar experiencia y era mejor estar preparado.

— Ah, sí, un amigo la hizo para mí — Respondió crípticamente con una pequeña sonrisa.

Ambos progenitores lo miraron con duda, pero luego se encogieron de hombros.

Fue entonces que Naruto dirigió su mirada hacia arriba, mientras estrechaba los ojos.

¡BOOOMMM!

Una poderosa explosión se escuchó en el lugar.

— “¿Qué fue eso?” — Preguntó Venelana alarmada.

— Parece ser que estamos bajo ataque, pude sentir una barrera alzándose, además de que presencias hostiles aparecieron hace unos segundos — Dijo el peli-rojo mientras se ponía de pie.

— “Naruto, ten cuidado, daré el aviso pero no sé cuánto tardemos en llegar” — Dijo rápidamente Zeoticus con preocupación en su tono.

— Entiendo, Kaa-san, te llamaré cuando todo haya pasado — Dijo mientras se daba la vuelta hacia la puerta de su tienda.

— “Espera hij…” — Ella intentó frenarlo, pero el chico había cortado la comunicación con ambos padres.

Naruto salió de su tienda, solo para encontrarse a varios Demonios en pánico sin saber qué hacer, al menos hasta que el encargado del campamento tomó el mando.

— ¡Todos a sus puestos! ¡Formación defensiva! — Exclamó aumentando su aura de golpe.

Esto hizo que todos recuperaran el control, obedeciendo la orden y posicionándose para cualquier ataque entrante.

— Jeee~ Y yo pensaba que esto sería aburrido, sin duda tienes un don para liderar, anciano — Dijo una voz que causó escalofríos en los presentes.

El Demonio anciano levantó la mirada, solo para que su respiración se atorase en su garganta.

En un trono flotante, un Ángel Caído estaba sentado mientras miraba con diversión como los Demonios temblaban en su sitio sin saber que hacer a menos que recibieran órdenes.

Cabello negro y largo, ojos dorados con esclerótica roja, así como dientes afilados y orejas largas.

Llevaba una armadura color negro la cual lucía bastante intimidante.

También detrás de él había un pequeño ejército de Caídos de dos y tres alas esperando la orden para atacar.

— Aun no entiendo tu manía de lucirte en el campo de batalla, este trono es innecesario, ¿Lo sabías Kokabiel? — Dijo esta vez una voz femenina.

Al lado del Caído sentado en el trono, estaba una mujer vistiendo una armadura negra sin casco, denotando sus delicados rasgos a todos los presentes.

Cabello purpura y ojos rojos con un leve toque de labial rosado en sus labios.

Lo más preocupante de ella eran sus diez alas a su espalda.

Solo al ver a estos dos el peli-rojo supo que su situación era mala.

— ¡Hmp! ¡Déjame ser Penemue! Solo ocúpate de que nadie escape con vida de este lugar — Respondió el llamado Kokabiel con una mueca de molestia, cambiándola a una sádica en la última parte.

— Si, si, como sea, mi barrera cancela cualquier hechizo de tele-transporte, aunque todavía no sé cómo convenciste a Azazel de este plan — Respondió Penemue con cierta molestia.

Audeas maldijo con sudor frío, pues estaban a punto de ser aniquilados por dos Cadres sin posibilidad de retirarse.

— ¡Ahhhh! ¡No nos subestimen! ¡Como miembro del Clan Barbatos los eliminaré de este mundo! — Declaró un Demonio presa del pánico mientras se lanzaba contra el dúo de Caídos.

El anciano Bephelgor maldijo una vez más ante la estupidez del novato que lo hizo ir a su muerte.

Por su parte, Kokabiel solo alzó una ceja ante tal movimiento, mientras sus soldados permanecían en su sitio al no recibir la orden de intervenir, además de no ser necesario.

Cuando el Demonio llegó frente a Kokabiel desató una gran cantidad de ataques mágicos sobre el Cadre, quien perezosamente movió su mano rechazando los ataques de forma fácil, dejando sin habla a los presentes.

¡BOOOMMM!

La lluvia de ataques explotó cuando impactó el lugar hacia donde fue desviado.

El Demonio estaba paralizado de terror, que no vio cuando varios destellos de luz brillaron frente a él en menos de un segundo.

Audeas y Naruto pudieron ver el ataque sin problemas, así que no les sorprendió cuando el Demonio empezó a caer al suelo mientras su cuerpo se dividía en varios pedazos.

Los Demonios que mantenían su formación tragaron al ver como su compañero fue reducido con facilidad y sin que ninguno viera nada.

— Tsk, eso fue estúpido — Dijo el Cadre mientras sostenía distraídamente una espada hecha de luz sacra.

Penemue estaba cruzada de brazos mirando todo de forma neutral, mientras miraba al grupo de Demonios empezar a murmurar con expresiones de conmoción.

— Como sea, vayan y exterminen, no dejen a nadie con vida — Ordenó Kokabiel alzando su mano.

— ¡Wooooaaaa! — Con un rugido de batalla, el pequeño ejército de al menos doscientos Caídos cargó hacia su objetivo.

— ¡Magia defensiva! ¡Resistan el asalto enemigo! — Ordenó el anciano con voz de mando.

Naruto entrecerró los ojos, pensando en cómo proceder a continuación.

Si bien los Demonios tenían la ventaja en números, dudaba mucho que pudieran hacer algo debido a su inexperiencia, lo que demostraba ser obvio cuando vio como perdieron brevemente la compostura al ver como su compañero moría frente a sus ojos.

Después de todo un segundo de distracción equivalía la muerte en un campo de batalla.

Así que en términos simples doscientos Ángeles Caídos de dos y tres alas reducirían fácilmente a su grupo de al menos cuatrocientos Demonios que se encontraban en el campamento.

Apretó su puño derecho, pues esta pérdida podría ser un duro golpe a la moral de la Facción Demoniaca.

Soltando un suspiro, el peli-rojo se decidió por salvar a sus compatriotas de su inminente fin.

Habiendo tomado su decisión Naruto se colocó su casco, el cual cubría su cara por completo y solo dejaba una ranura para sus ojos, para luego impulsarse creando un cráter donde estaba parado y desaparecer en un estallido de velocidad.

A pesar de parecer que su campo visual era reducido, la verdad era que tenía mejor percepción y un campo visual amplio debajo del casco gracias a algunos sellos que colocó cuando recibió su armadura, por lo que actualmente no contaba con puntos ciegos gracias a esto y sus agudos sentidos.

Kokabiel y Penemue notaron un movimiento por el rabillo del ojo, alzando una ceja ante la gran velocidad del joven Demonio.

Así Naruto apareció frente los Demonios, mientras sujetaba su muñeca derecha apuntando con la palma de su mano hacia el ejército entrante.

Su campo visual se saturó por completo de numerosos ataques que venían hacia él.

Audeas abrió los ojos al ver la espalda del chico, pues reconocía fácilmente esa capa roja, ya que Gremory era el único que tenía una capa con piel animal alrededor del cuello.

— ¡Mocoso! ¡¿Qué crees que haces?! ¡Regresa a la formación! — Exclamó el anciano Bephelgor al ver la acción temeraria del chico.

Sin embargo este no se movió y esperó.

Cuando los diversos ataques estuvieron a un par de metros del chico, un enorme círculo mágico apareció frente a él.

— Gakido (Camino de los Fantasmas Hambrientos) — Se oyó su voz debajo del casco murmurar de forma tranquila.

¡FLUSH!

Entonces este fue impactado por todos los ataques, pero para confusión de los presentes, los ataques no explotaron al contacto, sino que se disolvieron desapareciendo de la existencia en pequeñas partículas brillantes.

Cuando la lluvia de ataques cesó, el círculo mágico desapareció.

Esta era una de las muchas habilidades del mundo de Naruto que pudo recrear.

Al igual que la habilidad del llamado Pain, él podía absorber la energía de los hechizos enemigos para agregarla a su propia reserva.

Gracias a su ingenio pudo configurarlo de forma que cualquier tipo de energía fuera absorbida convirtiéndola en maná que él podía aprovechar, sin embargo también tenía sus límites de uso.

Debido a eso ahora no podría usarlo en al menos diez minutos, pero la actual cantidad de energía absorbida se encargaría de eliminar a la mayoría de sus enemigos y aminorando la amenaza.

Por su parte, los Demonios detrás de él estaban con la boca abierta, mientras el anciano lo miraba con estupefacción.

La mayoría de los Demonios presentes tenían al menos cien años de vida y aún eran inexpertos en la lucha debido a su estilo de vida, pero este mocoso de diecisiete años demostraba experiencia de combate que no había visto desde los Maou.

Ahora entendía por qué Lucifer le permitió ingresar al ejército, pero no al ejército principal sino al campamento del inicio.

Él podía darse cuenta que este chico tenía experiencia en batalla, sin mencionar que sus movimientos eran fluidos y sin signos de duda, algo que esperaría de un veterano.

Entonces lo vio hacer un sello de mano, acción que era desconocida para él.

— ¡Katon: Gouka Mekkyaku! (Elemento Fuego: Gran Aniquilación de Fuego) — Exclamó inflando el pecho, para que después desde la parte del casco que cubría su boca saliera un mar de fuego hacia sus oponentes.

Este era el arreglo en su casco por parte de Kíli, pues gracias a esto podía usar sus técnicas aún con el casco puesto lo que era de gran ayuda.

El fuego avanzó por el aire, cubriendo una parte del cielo del inframundo mientras los Caídos eran envueltos en llamas que los consumían a pesar de levantar barreras o círculos mágicos defensivos.

El fuego los cubrí por completo y no solo llegaba de frente, por lo que sus defensas eran insuficientes.

Kokabiel y Penemue salieron del rango del ataque con varios de los Caídos de más experiencia al intuir esto.

En cambio los Demonios miraron con estupefacción como el cielo de encendía de forma literal, para luego posar su mirada sobre el joven Gremory, el cual seguía expulsando fuego desde su boca manteniendo el ataque.

— ¡Ahhh!/ ¡Gahh! — Eran los gritos de las múltiples víctimas del ataque.

Entonces el peli-rojo canceló su ataque y se agachó, esquivando una lanza de luz que iba hacia su cabeza.

Luego saltó hacia atrás, mientras el lugar donde estaba explotaba violentamente.

¡BOOOMMM!

Naruto cayó cerca de Audeas, para luego mirar hacia donde sentía dos presencias poderosas.

— Y yo pensaba que pereceríamos, pero parece que contigo en la balanza las cosas se inclinan en nuestro favor — Dijo el anciano mientras miraba a ambos Cadres.

Aunque su atención estaba más en los ahora cincuenta Caídos que quedaban.

Por otra parte, Naruto miraba como Kokabiel sonreía de forma tranquila, mientras Penemue se mostraba más molesta que su compañero.

— Eso sí que fue interesante, no esperé que absorbieras el poder detrás del ataque de mis hombres para potenciar tu propia ofensiva, aunque un movimiento así dudo puedas usarlo de forma tan libre — Comentó el Cadre con tono complacido.

Penemue apretó los dientes, habían perdido una gran cantidad de activos después de ese ataque.

Ella no esperaba encontrar a un enemigo de este nivel entre todos estos novatos.

— Tu nivel de observación me sorprende, lo que se esperaba de un Líder — Respondió Naruto con tono calmo.

Audeas sintió que no todo estaba perdido, el tono del chico lo demostraba y agradeció a Lucifer el mandarlo a su campamento.

— Viejo, debemos retirarnos — Dijo Naruto en voz baja aprovechando la calma antes de la tormenta.

— ¡¿De qué demonios hablas?! Estoy seguro que podemos derrotarlos si trabajamos juntos — Respondió Audeas con ventaja en su voz.

El peli-rojo frunció el ceño, pues ya se esperaba esa clase de respuesta.

— Viejo, no seas estúpido, si entramos en combate ahora perderemos a muchos de los nuestros… sus números son inferiores a los nuestros, pero la calidad supera la cantidad en este caso — Elaboró el peli-rojo con tono acerado.

El anciano apretó los puños ante las palabras del chico, pero supo a regañadientes que era su frustración y orgullo hablando por él al decidir pelear una batalla destinada a perderse.

— ¡Kuh! ¡Maldición! — Maldijo con furia.

— Escúchame viejo, Penemue levantó una barrera que nos impide tele-trasportarnos, pero en mi tienda hay un círculo especial que puede sacarnos de aquí evadiendo su barrera… has que todos se retiren en grupos de diez, también sé que tu poder no se compara al de un Cadre, pero eres capaz de encargarte de los Caídos de menor rango, te dejó a tu elección como proceder con ellos mientras los demás escapan — Fue lo dicho por el heredero Gremory.

El anciano quedó con la boca abierta ante el plan de escape formado en el calor del momento.

Sin mencionar el tono de mando que usó el chico.

Por alguna razón, el anciano no pudo evitar sonreír con anticipación y confiar en su plan.

— ¿Y tú que harás? — Preguntó ya sabiendo la respuesta.

Ante tal pregunta, una poderosa y pesada atmosfera envolvió a Naruto.

— Les haré algo compañía a esos dos, una vez que se hayan ido tú y yo los seguiremos ya que puedo tele-trasportarme sin necesidad de usar el círculo mágico — Respondió el chico en tono lapidario y solemne.

Audeas Bephelgor sonrió como un lobo ante lo dicho por el chico.

Entonces se volvió hacia los Demonios a su cargo.

— ¡Mocosos! ¡Es hora de retirarnos! ¡Vayan a la tienda de Gremory y usen el círculo de transporte en grupos de diez! ¡Abaddon, Bael, Amon, Paimon, Phoenix y Leraje, conmigo al frente! — Exclamó dando sus órdenes.

Eso basto para desencadenar los eventos siguientes.

Los cincuenta Caídos lanzaron sus lanzas de luz, mientras Kokabiel y Penemue se dejaban caer a tierra creando armas de luz esperando el momento de atacar.

— ¡Retírense ahora! ¡Mantengan arriba la barrera! ¡Doton: Doryu Heki! (Elemento Tierra: Muro de Tierra) — Exclamó Naruto mientras ponía ambas manos en el suelo.

Entonces un grueso muro surgió desde el suelo para interceptar las lanzas de luz.

¡BOOOMMM!

Sin embargo fue reducida a escombros fácilmente, pero el peli-rojo no bajó su guardia, sobre todo cuando ambos Cadres aparecieron desde sus costados lanzando ataques a corta distancia.

Kokabiel mostraba una expresión sedienta de sangre, mientras Penemue se mostraba centrada en su ofensiva.

Para ambos estaba claro que el chico era especialista en ataques mágicos a larga distancia, así que su debilidad debía de ser el combate cuerpo a cuerpo, por lo que optaron por atacarlo a corta distancia.

Sin embargo Naruto pudo ver sus ataques y responder en consecuencia.

Así fue que la espada de Kokabiel quedó aprisionada entre el codo y la rodilla de Naruto en una postura extraña parado en una pierna, mientras la lanza de Penemue fue detenida cuando él le sujetó la muñeca firmemente frenando su ofensiva.

Esto tomó por sorpresa al dúo de Cadres, quienes no pudieron reaccionar ante el contrataque del chico.

— ¡Kuh! — Se quejó Kokabiel al recibir un golpe de palma en su pecho haciéndolo retroceder varios metros.

— ¡Ahh! — Exclamó con sorpresa Penemue cuando fue lanzada a volar por sobre la espalda del chico.

La peli-purpura se recuperó en el aire al extender sus alas.

Pero entonces Naruto extendió ambas manos hacia ellos.

— ¡Shinra Tensei! (Juicio Divino) — Exclamó para que sucediera.

¡ZOOOMMM!

Una onda de choque los golpeó mandándolos a volar una buena distancia.

Bajando los brazos, su atención se centró en Audeas y su grupo.

Para su tranquilidad, ellos se defendían bien y ya habían terminado con al menos diez Caídos gracias a su trabajo en equipo de parejas.

Los jóvenes Demonios peleaban espalda con espalda cubriendo sus puntos débiles.

El anciano supo elegirlos bien, no cabía duda que conocía las habilidades de los integrantes del campamento a la perfección.

Entonces miró hacia donde estaba su tienda.

La barrera protegía al grupo mientras estos escapaban sin problemas.

El círculo mágico era una versión mágica del Hiraishin (Dios del Trueno Volador) del padre de Naruto.

Naruto lo había perfeccionado varios años después de la Cuarta Guerra, así que se lo enseñó a su trasmigrante para situaciones especiales.

Cabe decir que fue una gran sorpresa cuando averiguaron que el Jutsu podía eludir barreras anti tele-transporte.

Gracias a eso pudo aventurarse al mundo humano sin temor a ser atrapado por algún ser sobrenatural.

Claro que sin el conocimiento de sus padres.

También combinado con un círculo mágico especial podía hacerse un punto de salto que cualquiera podía usar, por lo que como precaución lo había puesto en su tienda en caso de tener que retirarse del lugar en números grandes.

Salió de sus pensamientos al sentir a sus oponentes acercarse a gran velocidad.

En un parpadeo, Kokabiel estaba detrás de él bajando su hoja de luz hacia su cuello, ataque que el peli-rojo eludió mientras bajaba su cuerpo y apoyaba sus palmas en el suelo, para soltar una patada baja en la barbilla del Cadre.

Sin embargo esta fue bloqueada por Penemue, quien lo recibió con su lanza de forma defensiva.

En esta situación su cuerpo estaba expuesto, como lo demostró al ser cortado en dos por Kokabiel.

— ¡Buen intento mocoso! — Exclamó cuando vio las dos mitades caer al suelo.

Penemue se relajó de forma visible, pero en ese momento una mano blindada surgió del suelo y sujetó el pie de la Cadre tomándola por sorpresa y con la guardia baja.

— Doton: Shinjuu Zanshuu no Jutsu (Elemento Tierra: Jutsu del Doble Suicidio Decapitador) — Se oyó la voz del chico desde bajo tierra.

Un segundo después el chico surgió del suelo y en su lugar quedó la Cadre con solo su cabeza fuera del suelo.

Debajo de su casco, Naruto no pudo evitar sonreír ante la cara de estupefacción de Penemue, mientras Kokabiel lo miraba como si se hubiera sacado el premio mayor y sonreía extasiado.

— ¿C-Como…? — Preguntó Penemue sin poder entender que había sucedido.

En respuesta, el cadáver del chico explotó en una nube de humo, para revelar un tronco cortado en dos.

— Kawarimi no Jutsu (Jutsu de Sustitución) — Respondió Naruto mientras chasqueaba los dedos.

Entonces los tres fueron rodeados por una barrera hecha de varios círculos mágicos que giraban en varios patrones.

Penemue reconoció varios como hechizos explosivos, por lo que sus ojos se ensancharon cuando entendió la siguiente acción por parte de su oponente.

— ¡Mier...! — Comenzó a decir la Cadre.

¡BOOOMMM!

Entonces el trío desapareció en un destello, acompañado de un temblor y una onda de choque que sacó de balance a los demás combatientes.

Audeas aprovechó la apertura y eliminó a cinco Caídos de un solo ataque.

Ahora solo quedaban veinticinco Caídos.

En el lugar de la explosión, se podía ver un cráter humeante.

Desde este una figura se levantó.

— Maldito mocoso, no pensé que trataría de arrastrarnos en una explosión suicida — Maldijo Kokabiel mientras retraía su alas que lo protegieron de la explosión.

Su cuerpo humeaba en algunas partes, pero estaba prácticamente ileso.

Miró a su alrededor, pero no encontró rastros de su oponente o Penemue.

¡CRACK!

Una mano surgió del suelo, para que después el resto del cuerpo emergiera.

La figura brillaba antinaturalmente en color índigo.

— Si no invocó mi armadura de aura hubiera sido herida — Declaró Penemue sacudiendo la cabeza.

La onda de choque penetró el suelo y la alcanzó, pero solo la aturdió ligeramente.

— Ese chico tenía agallas, eso debo concedérselo — Dijo el Cadre con una sonrisa divertida.

Audeas maldijo al ver esto, mientras los Caídos restantes sonreían al sentir que la batalla estaba ganada.

Entonces una luz dorada se hizo presente, mientras un círculo mágico aparecía en el cielo.

De este surgieron varios Ángeles con sus armaduras blancas con detalles dorados, mientras dos Ángeles de cinco alas los lideraban.

— Sentí que varias firmas de energía estaban reunidas aquí, además de que desaparecían de forma frecuente y pensé que algún grupo estaba siendo eliminado, pero al analizarlo mejor me di cuenta de que eran grupos de diez individuos así que vinimos a investigar cualquier posible plan de los Demonios, pero no pensé encontrarme con esta escena, hermanos míos — Habló uno de los Ángeles de diez alas.

— Uriel — Pronunció Kokabiel con molestia en su voz.

— Penemue — Habló el otro Ángel de diez alas.

— Gabriel — Masculló la peli-morada con una mueca.

Ambas mujeres se miraron de forma tensa por un breve momento.

Por otra parte, ambos Cadres entrecerraron su mirada ante la declaración del Serafín, pues se supone que su barrera impide que cualquier Demonio escape, sin embargo no pudieron continuar con sus reflexiones gracias a una nueva voz en el lugar.

— Esto sí que es una sorpresa, no pensé encontrarme con la Facción del Cielo tan pronto — Se escuchó la voz de Naruto en el campo de batalla.

Kokabiel y Penemue se tensaron, mientras el dúo de Serafines alzó una ceja con curiosidad ante la reacción de ambos Cadres.

Entonces al lado de Audeas una figura apareció de repente, siendo alguien que ambos Cadres reconocieron de inmediato.

— Viejo, esto se ha complicado — Dijo en voz baja aprovechando el momento de incertidumbre.

Ante lo dicho por el joven el anciano se limitó a asentir de forma tensa, no confiando en su voz.

Por otro lado, a pesar de mostrarse tranquilo, para Naruto esta era una situación ridícula.

Enfrentarse a tres Cadres en un lapso de tiempo tan corto era inesperado, pero ahora enfrentaba a dos Serafines y eso definitivamente lo tomó con la guardia baja.

Aunque ahora pudo confirmar a Gabriel como la mujer más bella del Cielo, pero no se dejó llevar por su apariencia, pues al mismo tiempo también era la mujer más fuerte de esa Facción.

— Cambio de planes, llévate a tu grupo y váyanse con los demás, en cuanto ya no sienta a ninguno de ustedes me marcharé — Dijo con tono de mando.

— ¡¿Estás loco?! ¡No sobrevivirás! — Exclamó Audeas en un fuerte susurro.

Él definitivamente no podría permitirse perder un activo tan valioso.

— Planeo diezmar a sus hombres y mermar sus números, luego puedo jugar un poco con los cuatro problemáticos antes de marcharme de aquí… aún cuento con la mitad de mi reservas así que me las arreglaré para causar una buena impresión a esas dos damas de ahí — Terminó de decir en tono de broma.

Aunque de hecho aún tenía alrededor del 80% de sus reservas, pues solo usó un par de técnicas y ayudó el absorber la energía del primer ataque para alimentar su Jutsu.

— Mocoso, ¿Estás seguro de tu plan? — Preguntó en tono serio el Demonio anciano.

— Por supuesto, solo váyanse ya — Respondió adquiriendo un aura de seriedad y concentración nuevamente.

El anciano apretó los puños, antes de girarse hacia su grupo.

— Nos uniremos a los demás ahora, probablemente seremos los últimos en irnos, pero todo es gracias a Gremory — Dijo antes de empezar a alejarse, pero no sin antes mirar sobre su hombro al chico.

Él pudo detectar el aura de un guerrero emanar de él por un instante, por lo que supo que el sobreviviría sin problemas.

Los Demonios de su grupo obedecieron y empezaron a retirarse con su líder, dando miradas ocasionales hacia el chico que les dio la oportunidad de salir de ese lugar.

El peli-rojo no se volteó en ningún momento, pues toda su atención estaba en los dos grupos delante de él.

— Ah, no podemos permitir eso, por favor hermanos míos, encárguense de ellos — Ordenó Uriel con tono amable.

Con esa orden, su grupo de al menos cien Ángeles dejaron llover lanzas de luz sobre el grupo que se retiraba, sin embargo el heredero Gremory fue rápido y se interpuso con su palma derecha al frente.

— ¡Idiotas, no lo ataquen! — Exclamó Kokabiel al ver la acción del peli-rojo.

El Cadre se maldijo al ver que su advertencia llegó tarde.

— Gakido (Camino de los Fantasmas Hambrientos) — Susurró mientras los ataques eran absorbidos como la vez anterior.

Por su parte, los Ángeles miraron estupefactos como su ataque era desarticulado de esa forma.

Kokabiel maldijo por lo bajo mientras se movía a una velocidad ridícula y aparecía frente al chico, al tiempo que formaba dos espadas de energía sacra y se disponía a cortar a su oponente mientras estuviera concentrado en absorber la energía del ataque de los Ángeles.

Por su parte, Naruto reunió un poco de aura en su mano al tiempo que bloqueaba una de las espadas con dicha mano desnuda, sorprendiendo a los espectadores por lo fácil que lo hizo parecer.

Sin embargo, Kokabiel no se inmutó y afiló la mirada al ver como su segundo ataque impactaba el pecho del chico.

¡CLANG!

Resonó en el aire el sonido de metal siendo golpeado, mientras el peli-rojo salía volando.

Kokabiel sonrió con satisfacción al ver esto, pero su sonrisa se borró al no ver sangre en ningún lugar.

— ¡Kokabiel, aléjate! — Fue el grito de Penemue al sentirlo.

El heredero Gremory dio un par de vueltas en el aire para caer elegantemente al suelo, al tiempo que hacía otra señal de mano.

— Kirigakure no Jutsu (Técnica de Ocultarse en la Neblina) — Dijo en tono calmo mientras desde la parte del casco donde estaría su boca empezaba a salir una densa neblina propagándose en el campo de batalla.

Esto hizo que el dúo de Caídos y los soldados de Grigori que quedaban se tensaran en su sitio.

Desde el aire, Uriel y Gabriel miraban todo con curiosidad, hasta que también fueron envueltos en la neblina.

— Es una técnica extraña, pero es inútil, no podrá esconderse de nosotros — Declaró Uriel con tranquilidad.

Eso lo decía porque todavía podían ver al chico entre la neblina.

Pero entonces esta se hizo más densa al grado de que dificultó mirarse incluso entre ellos mismos.

Esto hizo que todos se pusieran nerviosos.

— Ocho puntos, laringe, columna vertebral, pulmones, hígado, yugular, arteria superior, riñones, corazón, ¿Cuál punto golpearé primero? — Preguntó una voz lúgubre que causó escalofríos en todos.

Fue en ese momento que se dejó sentir una sed de sangre que congeló a los presentes, sobre todo a los Ángeles pues no estaban acostumbrados a lidiar con tal sensación y ahora tenían dificultades para incluso respirar.

Por su parte, Kokabiel y Penemue, a diferencia de Uriel y Gabriel resistieron mejor el instinto asesino emitido por el peli-rojo, pero aun así se mostraron nerviosos.

— ¡Gah!/ ¡Ughh!/ ¡¿Qué…?! ¡Ahhh! — Se empezó a escuchar los gritos agónicos junto al sonido de carne siendo cortada.

Esto hizo que el pánico invadiera el corazón de ambos Serafines, hasta que Gabriel extendió sus brazos mientras sus alas brillaban.

Dando un poderoso aleteo, logró dispersar la niebla rápidamente gracias a una fuerte corriente de viento.

Su corazón latiendo a mil mientras miraba hacia donde estaban sus compañeros.

Solo pudo ver a treinta de los cien que venían con ellos, mientras el resto se encontraban desplomados en el suelo en charcos de sangre.

— Felicitaciones, eres la primera en actuar de forma rápida — Dijo una voz tranquila sacándola de tan inquietante escena.

Entonces Gabriel miró hacia la dirección de la voz, solo para ver a una figura con una armadura ligera rodeada de cuerpos de Caídos asesinados, incluso se pudo ver algún que otro Ángel cerca de él.

Kokabiel y Penemue se mostraban serios y listos para matar al ver la escena de sus hombres muertos.

Entonces lo vieron suspirar.

— No sé de qué se sorprenden, se supone que la guerra es así, incluso ustedes han masacrado a Demonios y otros seres según sus creencias… — Dijo mientras soltaba al Caído que tenía sujeto por el cuello.

Este ya no se movía.

— Pagarás por eso — Susurró Uriel en un tono lleno furia.

El peli-rojo negó con decepción.

Esto solo confirmaba que el ciclo de odio corrompía incluso a los seres más puros como lo eran los Ángeles.

— “Lamentablemente nuestro mundo no parece estar destinado a tener paz” — Pensó con una mueca amarga.

Por su parte, Kokabiel frunció el ceño cuando notó que su ataque anterior no había causado daños.

Era extraño, pues él había herido a muchos Demonios poderosos en el frente de batalla, pero este tipo no había recibido daño visible a pesar de recibir su ataque de lleno.

Fue sacado de su reflexión cuando el Serafín alzó su mano, al tiempo que un círculo mágico se formaba sobre el peli-rojo.

— Gravity of Abyss (Abismo de Gravedad) — Dijo Uriel en tono mortal.

En consecuencia, Naruto sintió como su cuerpo se volvía pesado de golpe, ocasionando que sus pies se hundieran en el suelo y sus hombros cayeran un poco.

Uriel lo miró con frialdad, mientras una lanza de luz se formaba en su mano.

— Ahora pagarás por las vidas que arrebataste — Sentenció preparándose para lanzar su ataque.

Kokabiel y Penemue esperaron para ver como Naruto saldría de esto.

Ellos no intervinieron, pues esperaban que entre el Demonio y los Serafines se desgastaran lo suficiente para terminar con el ganador aprovechando su estado cansado.

Pero parecía que todo había terminado para el heredero Gremory.

Entonces lo vieron alzar su mano apuntando a Uriel.

— Es inútil, nada te salvará — Dijo al ver su acción preparándose en caso de tener que invocar una barrera.

— Bansho Ten’in (Atracción Universal) — Dijo Naruto de forma tranquila.

En ese momento Uriel fue jalado por una fuerza invisible que no solo lo tomó por sorpresa a él, sino a todos los presentes cuando lo vieron volar desde donde estaba hacia la mano del chico.

Cuando pudo procesar lo que ocurría fue tarde, pues una mano sujetó su cuello, para después sentir como era estampado contra el suelo.

— ¡Gahh! — Se quejó cuando su cuerpo creó un cráter en el suelo.

Naruto lo presionó con fuerza, generando varias grietas en el suelo.

Uriel logró con esfuerzo enfocar el rostro de su oponente, viendo por la ranura de su casco un ojo azul zafiro mirarlo con neutralidad.

Sus ojos se abrieron en pánico cuando sintió como el aura del peli-rojo aumentaba de golpe.

Sin embargo este lo tuvo que soltar mientras saltaba hacia atrás esquivando un rayo de luz.

Luego vio cómo su hermana aparecía con un par de dagas hechas de luz y atacaba al Demonio que casi lo tenía allí.

— ¿Q-Qué fue eso…? — Se preguntó en voz baja mientras se reincorporaba lentamente.

Su propio hechizo de gravedad había sido inhabilitado cuando fue doblegado.

Este se masajeó el cuello debido a una pequeña molestia por el fuerte agarre que el Demonio tuvo sobre él cuando lo sujetó, pero entonces sus ojos se abrieron y se movió por instinto, evitando una lanza de luz que lo hubiera empalado por la espalda.

Girándose con una lanza de luz propia se encontró con los ojos de su atacante, quien resultó ser su hermano Caído en desgracia.

— Debí esperarlo de ti, Kokabiel — Dijo refiriéndose al ataque por traición.

— Que puedo decir, solo hago lo necesario para ganar — Respondió con una sonrisa cínica y cruel.

Él sintió otro movimiento, pero no reaccionó pues la intención hostil no era contra él.

— Vamos hermano, entretenme antes de que acabe con ese Demonio bastardo — Dijo con expresión sádica mientras se abalanzaba sobre Uriel.

El Serafín solo pudo fruncir el ceño, para levantar su lanza de luz e interceptar el ataque de Kokabiel.

Por su parte, los Ángeles que quedaban no sabían que hacer.

Ellos sabían que estorbarían en la batalla de Uriel y Kokabiel, pero tampoco querían enfrentarse al Demonio que mató a sus compañeros, pues la impresión de su instinto asesino todavía los tenía afectados.

Así que optaron por permanecer en su sitio a la espera de cualquier orden de sus superiores.

En el otro lado, el peli-rojo esquivaba los fluidos ataques de Gabriel, sorprendiéndose ante la habilidad del Serafín, solo para sentir una presencia detrás de él venir a toda velocidad con intenciones hostiles.

Entonces en una muestra de gran habilidad desvió los ataques de Gabriel golpeándole las manos con sus palmas, para luego hacer varios sellos de mano en el hueco creado.

El vio como Gabriel se recuperaba de su falla anterior y recomponía su ofensiva lanzando un puño brillante de poder sacro hacia su estómago.

Cuando realizó el último sello, sus mejillas bajo el casco se hincharon preparando otra técnica.

Penemue estaba justo detrás de él empuñando dos lanzas de luz en sus manos, dirigiendo una de ellas hacia su corazón mientras mantenía la otra en reserva en caso de que fallara su primer ataque o tuviera que usarla en contra de Gabriel cuando acabara con su objetivo.

Ambas mujeres veían en cámara lenta como estaban a nada de eliminar al heredero Gremory, por lo que no se esperaban lo siguiente.

— ¡Katon: Haijingakure no Jutsu! (Elemento Fuego: Técnica de Ocultarse en Polvo y Cenizas) — Exclamó al tiempo que expulsaba una nube de cenizas ardientes desde su boca.

Una violenta explosión de cenizas ardientes obligó a ambas mujeres cancelar sus ataques en afán de cubrirse de las ráfagas de viento ardiente que quemaba ligeramente su piel.

— ¡Kuh! — Se quejó Penemue con un ojo cerrado por el viento ígneo.

— ¡Kya! — Chilló Gabriel cuando fue tomada por sorpresa.

Por acto reflejo ambas extendieron sus alas y alzaron vuelo buscando cierta distancia para reorganizar su ofensiva.

Desde el aire pudieron ver como la nube de cenizas iba amainando.

Cuando esta se disipó, se dieron cuenta de que el peli-rojo había desaparecido de la vista, por lo que con un mal presentimiento giraron su cabeza en múltiples direcciones buscando a su oponente con la mirada.

— Ha sido entretenido, pero mis compañeros ya han escapado, mi misión está completa — Se oyó la voz del joven detrás de Penemue.

La Cadre abrió los ojos, antes de sentir el poderoso impacto.

— ¡Gah! — Ella salió violentamente proyectada hacia el suelo.

¡BOOOMMM!

Gabriel tenía los ojos abiertos pues ella no lo había notado acercarse a la Caído.

Fue cuando habló que lo ubicó, pero solo alcanzó a ver como alzaba su mano y la rodeaba de aura, antes de dejarla caer sobre la parte posterior de Penemue en una poderosa nalgada que destrozó parte de su armadura antes de ser derribada.

Que el chico mirara hacia el cráter con su mano brillando poderosa en la posición del golpe la hizo estremecer.

Ella lo imaginó con una expresión seria debajo del casco.

Pero sacudiendo su cabeza adoptó posición de ataque, sin embargo su oponente desapareció en una nube de humo.

— ¿Eh? — Articuló confundida.

— Darle la espalda a tu oponente en el campo de batalla puede ser un error fatal — Oyó decir detrás de ella, lo que causó que su corazón cayera.

Por su parte, los Ángeles sobrevivientes del pelotón miraban como ese Demonio hacía frente a dos Líderes sin muchos problemas.

Había derribado a Penemue y ahora iba por la Serafín al colocarse justo detrás de ella, flotando a la altura de sus piernas.

— ¡Gabriel-sama! — Exclamaron al ver al Demonio hacer una señal de mano mientras flotaba detrás de la rubia.

Este junto sus manos, mientras una pequeña corriente eléctrica se podía ver concentrada en sus dedos extendidos, los cuales se mostraban desnudos al haberse despojado de los guantes de su armadura.

— Recibe este golpe como ofrenda a tu inminente derrota… ¡Raiton Hijutsu: Sennen Goroshi! (Jutsu Secreto del Elemento Rayo: Mil Años de Muerte) — Exclamó extendiendo sus manos hacia adelante sin cambiar el sello manual.

— Ah — Pronunció débilmente Gabriel.

Los ojos de la rubia se abrieron y sus pupilas se dilataron cuando sintió un par de dedos entrar por su parte trasera a través de su armadura y ropa, al tiempo que una sensación de hormigueo se extendía desde ese lugar hacia su columna.

Sus mejillas se pusieron rojas y un hilo de saliva caía por la comisura de sus labios al tiempo que apretaba sus dientes, mientras su mente tardaba en procesar lo que ocurría.

— ¡Iyan~! — Exclamó cuando la fuerza del ataque la alcanzó por completo y fue mandada a volar.

En cambio el peli-rojo se mantuvo estático después de deshacerse de la Serafín, al tiempo que los Ángeles lo miraban con terror.

Su mano realizando el sello del tigre, con arcos de energía eléctrica recorriendo sus dedos.

La postura del chico los paralizó en el acto sin saber qué hacer.

Por su parte, debajo del casco el peli-rojo tenía un leve sonrojo en su rostro, pues las consecuencias de su ataque no fueron lo que él esperaba.

— “No esperé atravesar sus ropa interior también” — Pensó un poco avergonzado.

Claramente había subestimado la adición de Raiton a esta infame técnica.

Debido a que se despojó de sus guantes, Naruto pudo sentir claramente como sus dedos pasaban la armadura de la Serafín, luego la malla, su ropa y por último su ropa interior, para luego sentir como sus dedos se abrían paso en un sitio suave y cálido que se contrajo a su alrededor cuando libero la corriente eléctrica.

Por inercia miró a su oponente caído, la cual se estremecía en intervalos con una ligera corriente eléctrica recorriendo su cuerpo.

Desde su posición podía ver la expresión de shock y estupor en su rostro acompañado de un gran sonrojo, además de un hilo de saliva cayendo de su boca a su barbilla.

— “Espero no haber despertado un lado oculto de ella” — Pensó con una gota en la nuca cuando miró su expresión contemplativa.

Era como si un nuevo mundo se hubiera abierto ante ella.

¡BOOOMMM!

Entonces un estruendo llamó su atención.

Naruto bajó la mirada, encontrándose con la lucha entre Uriel y Kokabiel.

Luego desvió la mirada hacia su tienda, donde hace un minuto se había marchado el último grupo de Demonios encabezado por Audeas.

Gracias a que ninguno de sus poderosos oponentes se empleó a plena capacidad fue fácil para él ganar el suficiente tiempo y dejar escapar a sus compañeros.

Sin embargo ahora las cosas podrían ponerse caóticas, ya que podía sentir como el poder de esos tipos estaba aumentando a cada instante.

Cerró los ojos bajo el casco, mientras sopesaba si unirse a la batalla entre estos tipos o irse de allí ahora.

En ese momento se inclinó hacia atrás cuando sintió el proyectil dirigirse a su pecho, fallando por escasos centímetros.

Sus ojos vagaron hacia tierra, donde en el centro del cráter Penemue lo miraba de forma asesina con un leve sonrojo y ojos sedientos de sangre.

— Eso, me dolió — Dijo con tono mortal la Caído.

En respuesta Naruto se encogió de hombros.

— Vi la apertura y la aproveché, que el ataque que recibiste hiriera tu orgullo es solo un beneficio extra — Respondió con tono casual el chico cruzándose de brazos.

La Caído enrojeció más, mientras le apuntaba con su palma.

Al instante varias lanzas de luz color carmesí aparecieron a su alrededor, para que después empujara su palma y una de las lanzas brillara fuertemente.

¡SLASH!

Naruto sintió el rose de la lanza en su hombro, desprendiendo su capa azul de ese lado.

La lanza apuntaba a su corazón, pero el chico logró inclinarse y esquivar el golpe mortal, aunque si alcanzó a rosarlo.

— Lo esquivaste, pero no del todo, aun así esperaba más daño después de ese golpe — Dijo la Cadre con tono sombrío mientras repetía el movimiento anterior.

Esta vez Naruto se inclinó hacia el otro lado.

Su otro hombro fue alcanzado y con ello su capa se desprendió por completo.

La Cadre sonrió cuando alzó la otra mano, al tiempo que más lanzas de luz aparecían.

Estar en medio del aire lo hacían un blanco perfecto para sus lanzas carmesíes del exorcismo.

— Esquiva esto si puedes — Declaró Penemue llevando ambas manos cerca de la cintura, para después proyectar su palma derecha hacia el frente y disparar una lanza.

Naruto apenas logró inclinarse hacia atrás esquivando la que iba por su cabeza, entonces giró su cuerpo en el aire al tiempo que dos lanzas pasaban frente a su pecho y espalda por escasos centímetros.

Penemue sonrió con sed de sangre antes de lanzar sus palmas repetidamente hacia el frente impulsando sus lanzas a velocidades irreales.

— ¡Mierda! — Maldijo por lo bajo cuando vio la lluvia de lanzas a velocidad mortal acercándose a él desde el suelo.

Sus manos fueron protegidas de nuevo por su armadura, para luego cubrir sus puños de aura y empezar a usar estos junto a sus palmas para desviar los ataques que amenazaran sus puntos vitales.

Cuando desvió la última lanza, se encontró cara a cara con Penemue, quien recorrió la distancia que los separaba y lo atacó a corta distancia con una lanza de luz, pero al contrario de sus lanzas doradas, esta era color rojo sangre.

— Muere — Declaró con voz gélida empujando la lanza contra su pecho.

El peli-rojo afiló su mirada por debajo del casco al tiempo que reaccionaba al instante, desviando la lanza con su mano izquierda enviándola hacia su costado derecho lejos de su persona, además de aprovechar el movimiento para girar su cuerpo y alzar el codo, el cual se acercaba peligrosamente al rostro de Penemue.

Esta mostró sorpresa en su cara, pero era tarde para reaccionar.

— ¡Guh! — Se oyó el quejido acompañado del sonido de un impacto mientras era despedido hacia atrás.

El casco de Naruto se desprendió por la fuerza del impacto en su quijada.

Gabriel se había acercado lo suficiente para poder conectar una poderosa patada y salvar a la Cadre en medio de su intercambio.

Por su parte, Penemue se mostró sorprendida pero no dijo nada, pues su mirada se clavó el peli-rojo que fue mandado a volar.

Este giró un par de veces en el aire antes de recomponerse y caer en el suelo con una rodilla en tierra, de espaldas a ellas.

— Buen golpe, lograste acercarte a mí al estar demasiado distraído con Penemue — Dijo en tono casual y despreocupado.

— No juegues conmigo, tú supiste todo el tiempo que me estaba acercando a pesar de suprimir mi presencia — Debatió la Serafín con seriedad.

La Cadre solo pudo abrir los ojos ante esta información.

Si eso era cierto, entonces ¿Por qué se había dejado golpear? Se preguntó mentalmente la Caído.

El peli-rojo no respondió, sino que se puso de pie y caminó hacia donde cayó su casco, tomándolo del suelo con tranquilidad.

Ambas mujeres solo podían ver su espalda, en donde ese largo cabello carmesí se mecía en cada movimiento.

La clara distinción de un miembro del Clan Gremory.

— Es verdad, solo quería ser testigo de su fuerza… lamentablemente me sentí decepcionado — Respondió el peli-rojo girándose hacia ellas.

Gabriel y Penemue suprimieron un jadeo al ver el rostro del chico.

— “¡Es muy joven!” — Pensaron aturdidas las dos mujeres más fuertes de su Facción.

Ellas pudieron ver todos sus rasgos, incluyendo sus ojos de color distinto que le daba un toque exótico, sin mencionar que era bastante apuesto.

Por su parte Naruto las miró neutralmente, para luego aflojar su expresión y sonreír ligeramente.

— A diferencia de Uriel y Kokabiel ustedes aún se están reprimiendo contra mí… bueno, solo espero que la próxima vez que nos veamos vengan con la intención de matar y no solo con furia ciega — Dijo mientras se colocaba nuevamente su casco.

El casco de nuevo cubría su rostro, pero ambas mujeres no podían sacarse la imagen del chico de sus mentes.

Sin embargo, ahora pudieron notar que a pesar de recibir un poderoso golpe su casco no mostraba ni un rasguño o abolladura, sin mencionar que Penemue pudo sentir energía sacra en esa poderosa patada de parte de Gabriel.

Para no mostrarse afectado a pesar de ser su debilidad a la luz era algo digno de tomarse en cuenta.

Entonces vieron como este alzó sus manos, mientras la atmosfera a su alrededor cambiaba de repente.

— También prometo dejar de reprimirme y pelear adecuadamente, pero por ahora… — Declaró en tono filoso que les causó un ligero escalofrío.

— “¡Maldición!” — Exclamaron en sus mentes al sentirlo.

Rápidamente crearon lanzas de luz y las lanzaron hacia el peli-rojo, pero ya era tarde.

— Les mostraré una fracción de mi poder, ¡Tendou: Shinra Tensei! (Camino de los Dioses: Juicio Divino) — Exclamó a plena voz.

¡ZOOOMMM!

A diferencia de la vez anterior, la onda de choque arrasó con todo dentro de la barrera, tomando por sorpresa a los dos Cadres y los dos Serafines que solo alcanzaron a alzar barreras para intentar protegerse.

Los otros Ángeles abrieron los ojos en terror, pero no pudieron hacer nada y fueron borrados por el ataque.

Por su parte, el peli-rojo miró como Penemue y Gabriel eran alcanzadas por la onda de choque, antes de desaparecer de ese lugar.

Cuando todo terminó, solo quedaba un enorme cráter al tiempo que la barrera creada por Penemue caía.

El humo cubría el lugar, por lo que no se podía ver nada.

Entre todo ese caos, se pudo ver como una silueta alzaba vuelo con torpes movimientos.

Kokabiel miró el sitio con mirada mortal, mientras sostenía su brazo roto, el cual sangraba de forma evidente.

Su aspecto distaba mucho del orgulloso Cadre que vino a este lugar a eliminar pequeños Demonios novatos, pues su armadura de batalla se encontraba fracturada en varios lugares, sin mencionar que podía sentir más de un hueso roto en su cuerpo.

— Tsk, ese ataque me tomó por sorpresa — Masculló mientras reprimía una mueca de dolor.

El sonido de rocas siendo movidas llamó su atención, por lo que dirigió su mirada hacia el lugar de donde provenía.

De entre los escombros salió la figura de su compañera Cadre.

Penemue alzó el vuelo, mostrando que partes de su armadura faltaban o estaban rotas, además de tener varias contusiones visibles en brazos y abdomen que ahora estaba expuesto.

— Te ves del asco Kokabiel — Fue lo primero que comentó al verlo.

— Hmp, puedo decir lo mismo de ti Penemue, no pensé que ese Demonio causara tantos problemas — Respondió en tono disgustado.

Su compañera sonrió de forma irónica.

— ¿Sabes que es lo peor? Que ese chico parecía tener menos de veinte años — Agregó Penemue llevando una mano a su estómago.

Kokabiel se quedó en shock por un momento, para después encogerse al tiempo que sus hombros temblaban.

Esto hizo que Penemue lo mirara con una ceja alzada.

— ¡Jajajajaja! ¡Perfecto! La próxima vez que nos veamos tomaré su vida después de una buena batalla — Dijo con una sonrisa sedienta de sangre.

La Cadre se limitó a suspirar.

— Idiota — Murmuró pellizcándose el puente de la nariz.

— Es mejor irnos, fallamos la misión y los Demonios escaparon, ese chico nos jodió de verdad — Dijo el Cadre sin borrar su sonrisa.

Penemue sintió un dolor de cabeza en ese momento, solo esperaba no tener que toparse con ese chico de nuevo.

Sin más ambos desaparecieron en un círculo mágico.

Otro sonido de rocas cayendo sonó en el lugar.

El humo y el polvo aún no se dispersaban, por lo que Gabriel y Uriel lograron pasar desapercibidos de los Caídos.

— Ugh — Se quejó Uriel mientras sostenía su pierna rota.

— Trata de mantenerte quieto hermano — Pidió una preocupada Serafín.

Ella estaba usando magia sanadora en el Arcángel.

— Dime Gabriel, ¿Lo que dijo Penemue es cierto? — Preguntó en tono serio Uriel.

La nombrada detuvo su tratamiento por un momento, antes de contestar.

— Si, cuando lo golpeé perdió su casco y pude ver su rostro, prácticamente es un niño — Respondió la Serafín con seriedad.

— No pensé que los Demonios pudieran caer más bajo, pero ahora lo sé, pues mandan niños al campo de batalla — Gruñó Uriel apretando los puños.

La rubia no dijo nada, pues la destrucción alrededor de ellos, además de la visión del chico rodeado de cuerpos vino a su mente.

— Sea como sea, no debemos subestimarlo, si logra mantenerse con vida se volverá más poderoso con el tiempo — Declaró la Serafín en tono serio y hasta cierto punto sombrío.

Uriel bajó la mirada, mientras recordaba la furia que sintió cuando lo vio asesinar a sus hombres con tanta facilidad.

Recordó sus palabras y por ello se mordió los labios con frustración, pues él tenía razón, había asesinado a un gran número de Demonios en lo que iba de la guerra.

Aun así no entendía el tono de desaprobación del chico cuando anunció su intención de hacerlo pagar por sus actos.

— Debemos irnos, es una bendición que Penemue y Kokabiel no nos notaran — Dijo Gabriel mientras invocaba un círculo de transporte.

— Si, hermana — Respondió el Arcángel antes de que ambos desaparecieran del lugar.

En otro lugar

En un parpadeo, Naruto había aparecido en un sitio lejos del campamento.

De todos los marcadores que tenía a mano eligió el que puso en su padre cuando fue reclutado por Lucifer.

Si sus cálculos eran correctos, aparecería junto a su padre, el cual posiblemente estaba informando del ataque al campamento, por lo cual se estaría formando algún equipo para rescatar los novatos por lo que al aparecer, informaría que ya no era necesario y la operación se cancelaría.

Solo que no esperó ver una lanza de luz acercándose a su cara.

En acto reflejo el chico reunió su Touki en su mano, para tomar la lanza y lanzarla de vuelta.

— ¡Gah! — Exclamó el Caído al recibir su propia lanza en el corazón.

El peli-rojo levantó su guardia de inmediato, para luego percatarse del caos a su alrededor.

Esquivó una lanza de luz, golpeando a un Ángel en su estómago haciéndolo escupir sangre, para luego apuntar con su palma, formando un círculo mágico del cual surgió una lluvia de balas de poder Demoniaco que impactaron a un grupo de Caídos que volaban en el aire.

— ¡Naruto! — Oyó a su espalda una voz bien conocida.

— ¡Tou-san! — Respondió el peli-rojo al darse la vuelta.

Su padre vistiendo su armadura rojo y negro acercándose, para luego quedar espalda con espalda.

— ¡¿Cómo es que estás aquí?! — Preguntó en voz alta al tiempo que alzaba una barrera.

— Todos escapamos del campamento, yo fui el último y me tele-transporte a tu ubicación, no pensé que estarían en pleno combate… ¡Doton: Kaido Shoukotsu! (Elemento Tierra: Excavación de Tierra Creciente) — Respondió, para luego hacer un par de sellos y golpear el suelo frente a él.

Unas grandes formaciones rocosas surgieron del suelo mandando a volar a los Caídos y Ángeles cercanos a su alrededor.

Zeoticus soltó un suspiro de alivio al tener a su hijo cerca pero sobre todo sano y salvo.

— Fue un ataque coordinado, nosotros fuimos atacados por Azazel y Baraquiel apenas cortaste la comunicación, luego vinieron Dios y sus Serafines a unirse al a batalla y todo se complicó — Dijo Zeoticus al tiempo que invocaba relámpagos color rojo para atacar a un Caído de tres alas.

— “Eso explica todas esas presencias poderosas” — Pensó Naruto con seriedad.

Claramente podía sentir a los Maou, Serafines, Dios, Azazel y sus Cadres.

Prácticamente había saltado a las líneas delanteras.

El peli-rojo se preocupó ligeramente, pues el ataque anterior y usar el Hiraishin (Dios del Trueno) le dejó solo un tercio de sus reservas de poder.

El mismo ataque que usó Pain en contra de Konoha.

Usarlo consumía una gran cantidad de energía, casi la mitad a esa gran escala.

Aunque estaba seguro de que Gabriel, Uriel, Penemue y Kokabiel no saldrían bien librados después de recibir ese ataque, lo que los dejaba fuera de combate por al menos un par de días o semanas.

— Vaya, pero si es el pequeño Naruto — Dijo una voz de la nada.

— Parece que logró escapar sano y salvo — Agregó otra voz.

Dos Demonios aparecieron junto a ellos.

Un hombre de cabello negro y ojos violetas, vestido con armadura azul con partes negras.

Un hombre rubio con ojos azules, vistiendo una armadura dorada con detalles naranjas.

— Sigmund-san, Reynard-san — Dijo el peli-rojo al reconocer a los patriarcas Sitri y Phoenix.

— Parece que no nos dejarán respirar — Se quejó Zeoticus al ver el gran número de lanzas de luz acercándose al grupo.

— Ah, déjenmelo a mí — Dijo Naruto dando un paso al frente.

Los patriarcas miraron con duda como este alzó su mano al frente al tiempo que un círculo mágico aparecía.

— Gakido (Camino de los Fantasmas Hambrientos) — Dijo en tono neutro.

Todos se sorprendieron cuando las lanzas se difuminaron al tocar el círculo mágico.

— Gracias por permitirme recuperar parte de mi poder, ahora reciban esto Juuouken (Golpe del Rey Bestia) — Exclamó lanzando su puño al frente.

De su cuerpo emergió una gran cantidad de energía, misma que se desprendió de su puño formando la cabeza de un León para luego impactar a los sorprendidos Ángeles y Caídos en el rango de la técnica, misma que explotó generando un poderoso rugido.

¡GRRRR!

Loa patriarcas estaban sorprendidos, pues ellos conocían esa energía a la perfección.

— Touki — Murmuró Lord Sitri con una mano en el mentón.

— Hijo, eso fue — Balbuceó Zeoticus sorprendido.

— La manifestación de mi energía física y voluntad, es llamado Touki por los Yokai — Confirmó el chico bajando su puño y apagando su aura de poder.

— Tu hijo está lleno de sorpresas Zeo — Dijo Reynard con un encogimiento de hombros y una sonrisa irónica.

El peli-rojo solo pudo asentir, para luego salir de su aturdimiento y sonreír con orgullo.

— Dejemos la conversación para más tarde, estamos en pleno combate y no sabemos cuánto vaya a tardar este choque de poderes — Dijo Sigmund con seriedad.

— Entiendo, Naruto, quédate cerca de nosotros — Ordenó Zeoticus con seriedad.

— Como digas Tou-san, pero ten en cuenta que no soy alguien que necesite ser protegido — Dijo el peli-rojo menor mientras se rodeaba de una capa de poder carmesí.

Los otros tres Demonios se tensaron al sentir su poder.

— “Es casi tan fuerte como yo/ Zeoticus” — Pensaron en sincronía.

— Hmp, como digas niño — Fue lo dicho por Reynard con una media sonrisa.

Sin más todos se separaron, mientras los mayores procuraban mantenerse cerca del chico, solo para sorprenderse al ver como diezmaba a Ángeles y Caídos con golpes certeros en puntos vitales.

Usaba algunos hechizos elementales, combinado con combate cuerpo a cuerpo.

¡CRASH!

El sonido de una barrera rompiéndose cuando la golpeó se unió a la sinfonía de sonidos de caos y muerte que era el campo de batalla.

Los tres Demonios adultos supieron en ese instante que su preocupación era innecesaria, aunque Zeoticus no podía evitarlo por ser su padre.

— ¡Katon: Housenka no Jutsu! (Elemento Fuego: Jutsu Fuego del Fénix) — Exclamó luego de hacer un par de sellos de mano y que de su boca salieran pequeñas balas de fuego.

El chico dirigía su ataque impactando a varios enemigos.

Naruto desvió su mirada hacia donde podía sentir tres presencias poderosas chocar.

Un hombre de cabello negro con el flequillo rubio, usando una armadura negra ornamentada y doce alas negras a su espalda.

Un hombre de cabello plateado y ojos dorados, usando una armadura blanca con detalles dorados, con doce alas negras en su espalda.

Un hombre rubio con barba recortada, ojos azules y un brillo celestial cubriéndolo, además de un halo en su cabeza usando una armadura dorada con distintos tonos en ella.

Claramente eran Azazel, Lucifer y Dios.

En sus alrededores podía verse a los Cadres, Serafines y los otros Maou, así como Demonios de Clase suprema peleando entre sí.

Aprovechando la ligera pausa que se tomó, procedió a evaluar el campo de batalla.

A su alrededor se veían ráfagas de poder, lanzas de luz, algunos Ángeles, Demonios y Caídos peleando cuerpo a cuerpo en un frenesí de batalla.

Un Demonio golpeaba a un Caído, solo para ser aniquilado por un Ángel, el cual era eliminado por otro Demonio que luego era derrotado por un Caído.

Ese era el tipo de batalla que era.

Era demasiado individual para su gusto.

Solo unos pocos usaban habilidades conjuntas en sociedad con un compañero o más elementos para asegurar su supervivencia.

El trabajo en equipo variaba mucho, como lo era su padre y Lord Sitri.

Podía ver las líneas de luz color carmesí y azul recorrer el campo de batalla mientras Ángeles y Caídos eran eliminados con eficacia.

La manipulación de agua en todos sus estados, líquido, sólido y gaseoso de parte del patriarca Sitri, así como el repertorio de hechizos, sin mencionar el poderoso rayo rojo de su padre los hacía una combinación mortal.

Solo unos pocos lobos solitarios avanzaban por el campo de batalla sin problemas.

Lord Phoenix era uno de ellos, el otro era su tío Zekram, al menos de los que conocía bien.

Tan distraído estaba que no notó como un Caído lograba acercarse para apuñalarlo con su lanza de luz.

— ¡¿Qué?! — Balbuceó cuando esta se detuvo en la placa de su pecho sin perforar a su oponente.

— Buen intento, pero una armadura de Mithril y una capa de Touki protegen mi cuerpo de cualquier ataque — Dijo en tono sereno al tiempo que se escuchaba el cantar de los pájaros.

— ¡Ugh! — Gimió el Caído cuándo sintió un golpe en su pecho.

Bajando la mirada, pudo ver como la mano del chico cubierta de rayos perforaba su pecho, al tiempo que el sonido de los pájaros llenaban el ambiente cortesía de tal técnica.

— Chidori (Millar de Pájaros) — Pronunció al momento de extraer la mano de su oponente muerto.

La armadura del Caído fue traspasada con facilidad por el Jutsu.

— Azrael estaba a otro nivel, incluso tuve que usar Raikiri (Cuchilla Relámpago) para asesinarlo — Murmuró por lo bajo en tono reflexivo.

Al instante se vio rodeado por varios Caídos, los cuales lo miraban con odio y cierto miedo.

Ante esto el peli-rojo encogió ligeramente los hombros, al tiempo que desaparecía en un parpadeo, reapareciendo metros fuera de donde lo habían acorralado.

Sus manos rodeadas de viento estaban manchadas de sangre.

¡FLUSH!

Geiseres de sangre surgieron antes de que el grupo se derrumbara con cortes mortales en ellos.

Naruto había usado la capacidad cortante del Futon.

Sacando sus alas tomó vuelo, esquivando varios ataques amigos y enemigos, pasando entre varios Ángeles y Caídos tomando altura, hasta que estuvo por encima de la batalla.

Sus ojos vagando en todo el campo de batalla.

Muerte por doquier.

Sus ojos mostraron desagrado por la escena.

— Que desperdicio — Murmuró por lo bajo.

Se preguntaba cuanta muerte sería necesaria para que sus Líderes abandonaran la guerra.

Así la lucha siguió por dos días más antes de que los ejércitos retrocedieran.

Campamento de las líneas delanteras – Dos días después

Naruto se despojaba de su armadura después de la encarnizada lucha que se prolongó por un par de días.

Agradecía su entrenamiento pues no estaba tan agotado como algunos de los otros Demonios lo estaban.

También ayudó que usó Gakido (Camino de los Fantasmas Hambrientos) para recuperar energía, además de que al recibir el rasgo especial como Uzumaki de Naruto aumentó su vitalidad y por ende su resistencia.

Otro punto a su favor era que Kíli había hecho un excelente trabajo, ya que su armadura no tenía ni un solo rasguño después de la batalla, a pesar de recibir algunos ataques cuando se descuidó al hundirse en ciertas reflexiones.

Ahora mismo estaba en una tienda propia donde tenía una cama para descansar y recuperar fuerzas.

— Mocoso — Habló cierto Demonio anciano entrando en su tienda.

— Audeas Bephelgor — Pronunció en tono serio el peli-rojo.

El nombrado se limitó a sonreír.

— Jajaja, realmente has superado mis expectativas, sobreviviste a esos tipos y lograste escapar… aunque terminaste en un sitio peor — Dijo con una sonrisa complacida que cambió a una irónica en la última parte.

Naruto se limitó a frotar el puente de su nariz.

— Si, fue algo inesperado — Fue lo dicho por el peli-rojo en tono cansado.

Aunque su cansancio era más mental que otra cosa, pues asesinó a un enorme número de Ángeles y Caídos a pesar de ser su primer incursión en la Guerra.

No lo disfrutaba, pero tenía claro que debía soportar si quería ver el final de esta Guerra inútil.

— Como sea, acabo de dar mi informe, pero los Maou quieren hacerte algunas preguntas — Dijo mientras empezaba a retirarse.

— Veo, gracias por informarme — Dijo el peli-rojo.

El anciano solo alzó la mano y se retiró.

Naruto suspiró, pues ya sabía que habría preguntas acerca de sus habilidades.

Se acomodó sus ropas y se dirigió ante los Maou.

Sala de guerra

El peli-rojo estaba arrodillado frente a los cuatro Maou.

— Audeas nos informó como escapó con todos los Demonios del campamento sin una sola baja, todo gracias a ti — Fue lo dicho por Leviathan en tono complacido.

— Su apoyo junto a su grupo escogido también fue de mucha ayuda, los atacantes esperaban encontrar novatos fáciles de asesinar, sin mencionar que también esperaban a un instructor poderoso, por ello usaron una fuerza considerable al asignar a dos Cadres para tratar con él — Respondió el chico en tono sumiso.

Los Generales y Capitanes se mostraron sorprendidos, pues no esperaban que pudiera compartir el logro.

Los Maou asintieron complacidos a la respuesta del chico.

— La razón de todo fue que no esperaban a alguien con mis habilidades, además de que el Cielo también se involucró — Agregó en tono serio esta vez.

— Si, no supimos del ataque hasta mucho después, pues nos concentramos en repeler a Azazel y sus Cadres que atacaron de improvisto — Dijo Asmodeus en tono serio.

— Probablemente fue en consecuencia de la falla en la operación de Azrael — Fue lo dicho por Beelzebu.

— Aun así me cuesta creer que fuera un plan hecho por Azazel — Dijo esta vez Lucifer con una mano en la barbilla.,

— Fue una estrategia hecha por Kokabiel, eso fue lo que dijo Penemue e incluso ella estaba sorprendida de que Azazel lo haya permitido — Expuso Naruto alzando la mirada para mirar a sus Líderes.

Estos se miraron para luego asentir.

Entonces su mirada recayó en el peli-rojo.

— Ya veo, eso lo explica… pero para ser joven y hablar de dos Cadres con esa familiaridad, realmente eres algo Naruto Gremory — Dijo Lucifer con una pequeña sonrisa divertida.

— Tienes bastante potencial chico — Dijo Leviathan ablandando un poco su mirada seria.

— Agradezco sus comentarios, pero solo hice lo necesario para impedir muertes en nuestro lado… tenía las armas y posibilidades, además de las circunstancias para no perder ninguna vida, pero eso probablemente no se volverá a repetir en el futuro — Dijo el peli-rojo en tono serio.

Los Maou asintieron.

— Demostraste habilidad, el Cielo y Grigori te tendrán en la mira — Dijo Asmodeus entrecerrando los ojos.

— Era un situación insalvable, perder el anonimato o perder a cuatrocientos Demonios de nuestro lado — Expuso Beelzebu cerrando los ojos.

Los presentes no tuvieron que pensar mucho acerca de que opción habrían tomado ellos mismos de estar en su lugar.

— Naruto Gremory, serás el Doceavo Capitán de la Tercera Legión Demoniaca bajo el mando de Sekar Sitri — Dijo Lucifer poniéndose de pie.

Zeoticus y varios de los presentes se sorprendieron ante la declaración del Maou.

— Se te proporcionará un grupo de Demonios que serán tus subordinados y al mismo tiempo tu escolta, sus vidas son inferiores a la tuya así que trata de no ponerte en peligro dentro del campo de batalla si quieres mantenerlos con vida — Fue lo dicho por Asmodeus poniéndose de pie.

Los otros Maou también se pusieron de pie, quedando los cuatro Maou de pie frente al Demonio peli-rojo.

— Esperamos grandes cosas de ti en el futuro, demuestra que no desperdiciamos nuestro tiempo en ti joven — Dijo esta vez Leviathan.

— No preguntaremos sobre tus habilidades, mientras las uses para beneficio de los Demonios nos es suficiente — Dijo finalmente el Maou Beelzebu.

El peli-rojo bajó la mirada.

— Entendido — Respondió el chico en tono serio.

Los Maou asintieron al no encontrar vacilación en su postura, sin mencionar que notaron veracidad en su tono de voz.

— Puedes retirarte — Dijo Lucifer al tiempo que se sentaba junto a los otros Maou.

El heredero Gremory asintió y poniéndose de pie salió de la sala.

Zeoticus miró la espalda de su hijo, mientras se formaba un nudo en su garganta.

— “Has crecido espléndidamente, lamento no haber estado a tu lado en esos momentos hijo mío” — Pensó cerrando sus ojos.

Sin más los Maou siguieron recibiendo informes acerca de la batalla.

Cielo

El Dios bíblico recibía las últimas actualizaciones.

— ¿Acabó con todo tu escuadrón Uriel? — Preguntó un sorprendido Michael.

El nombrado asintió.

— Es capaz de usar Touki para defenderse de nuestra luz, además de que gracias a su amplia gama de habilidades es capaz de poner el campo de batalla a su favor, lo que lo hace demasiado peligroso — Agregó con los ojos cerrados de forma solemne.

Esto llamó la atención del concilio de Arcángeles y de Dios, que estaba sentado en su trono.

— Él creó un banco de niebla que anulaba nuestra vista, tampoco había olor ni sonido, pero pudo encontrar a todos perfectamente y encargarse al instante, sentí pánico al escuchar a nuestros hermanos ser asesinados y disipé la neblina con mis alas, pero casi había acabado con todos en menos de un minuto — Explicó Gabriel con expresión sombría.

Los demás tenían rostros llenos de preocupación.

— Mmm, esto es preocupante — Dijo Kami acariciándose la barba.

— Casi me tuvo a mí también, si no fuera por Gabriel — Dijo frustrado Uriel.

Esta información hizo que más de uno quedara en shock.

— Pensar que alguien tan joven pudiera jugar así con nosotros, realmente lo subestimamos y pagamos el precio — Dijo Gabriel en tono afectado.

Un lapso de silencio surgió en ese momento.

Entonces Dios miró el estado de sus hijos.

Esta pérdida les había afectado mucho, sobre todo a Uriel, pues era su escuadrón el que fue diezmado y Gabriel solo lo acompaño como copia de seguridad.

Esa era la única razón por la que seguía vivo.

Así suspirando tomó su decisión.

— Uriel, te mantendrás aquí en el cielo hasta que logres recuperarte, perderte sería un golpe duro a nuestra Facción, pero así como estás no podrás luchar adecuadamente y temo que no vuelvas con nosotros en la próxima batalla debido a tu estado mental — Ordenó Kami en tono serio.

El nombrado alzó la vista sorprendido, pero luego la bajo aceptando la orden.

Luego se giró hacia la rubia.

— Gabriel, ya has luchado contra él por lo que conoces sus movimientos y estilo de lucha, entre nosotros tienes más oportunidades de salir con vida a un enfrentamiento con él sin contarnos a Michael, Metatron y a mí… tu trabajo es vigilarlo, si ves que empieza a acabar con más Ángeles aléjalo del campo de batalla — Ordenó de nueva cuenta.

Por alguna razón, Gabriel se sintió un poco feliz por la orden, así podría evitar que más de sus hermanos murieran por su mano.

— Como órdenes, Padre — Aceptó con una mirada seria.

Ella aún recordaba cómo casi fue derrotada con ese extraño movimiento.

El daño que recibió solo fue superficial, pues su armadura y prendas sufrieron solo un pequeño agujero en su parte posterior.

Sin embargo el efecto de dicha técnica fue lo que la tomó por sorpresa.

Esa sensación era algo que nunca había sentido y se sintió abrumada.

Sus nalgas se apretaron y su ano se contrajo en anticipación.

Ese ataque no surtiría efecto en ella otra vez y la próxima vez saldría victoriosa a su encuentro.

Dios parpadeó confundido al ver cierta aura de determinación en su más amada hija, además de un brillo extraño en sus ojos acompañado de un ligero sonrojo.

Pero lo dejó de lado por el extraño sentimiento de querer estrangular a un chico peli-rojo.

Si, Kami sintió celos de padre en ese momento.

Grigori

Azazel sopesaba la información recibida de dos de sus Líderes.

— Ya veo, así que por eso fallaron — Dijo con expresión llena de pereza.

— No lo digas así Azazel, ese mocoso solo tuvo suerte — Debatió Kokabiel al instante.

Penemue se mostraba extremadamente molesta y nadie sabía por qué, a excepción de una Caído que estuvo con ella en cierto momento, pero sabiamente decidió callar.

Por su parte, Azazel buscó en su escritorio entre varios papeles hasta que tomó una carpeta y la abrió para revisar su contenido.

— Naruto Gremory, actual heredero del Clan Gremory, hijo de Zeoticus Gremory y Venelana Bael, 17 años de edad, no heredó el Poder de la Destrucción… interesante — Leyó en voz alta adquiriendo un brillo en sus ojos.

Kokabiel se acercó para ver la imagen de un chico peli-rojo adjunto al archivo, alzando las cejas al ver que tan joven era.

Penemue hizo lo mismo, para luego gruñir al ver la mirada serena del chico en la imagen.

— Si, jamás olvidaré esa cara — Dijo mientras su intención asesina se dejaba sentir.

El Gobernador alzó una ceja ante el comportamiento de su subordinada.

— Realmente debió dejar una mala impresión en ti si te enfurece su sola mención — Dijo Azazel mientras se reclinaba en su silla.

La Cadre no dijo nada, solo cerró los ojos y se cruzó de brazos en silencio.

Flash back

Penemue y Kokabiel acababan de regresar a la sede de Grigori, encontrando el lugar sin sus Líderes, pues estos parecían seguir en combate.

— ¡Kokabiel-sama, Penemue-sama! — Exclamaron varios Caídos de bajo rango al ver el estado de sus Líderes.

Rápidamente fueron llevados al ala médica, donde Kokabiel fue tratado de inmediato, mientras Penemue iba en dirección a las duchas.

A diferencia de su compañero sus heridas eran superficiales.

Al llegar se despojó de lo que quedaba de su armadura y ropas, para luego entrar en las duchas y colocarse bajo una regadera desocupada.

El agua caliente relajó sus músculos adoloridos, lo que la hizo suspirar complacida.

— Penemue-sama — Escuchó a alguien hablar.

Esta era una chica que ya estaba aquí cuando llegó.

— Estoy bien, a diferencia de Kokabiel apenas recibí daño — Dijo en forma automática.

Los moretones y pequeños raspones eran visibles, pero no eran daño real para ella.

— Ah, entiendo, pero no era eso lo que quería decirle — Dijo la Caído dubitativamente.

Penemue dejó de lavarse el cabello y la miró con una ceja alzada.

La pobre chica se removió nerviosa, pero aun así señaló cierta parte de la anatomía de la Cadre, la cual miró el lugar donde su subordinada señalaba solo para congelarse inmediatamente.

Escrito con letras rojas, en su nalga derecha decía ‘Propiedad de Naruto Gremory’, mientras la nalga izquierda tenía una imagen chibi del mencionado sonriendo con un pulgar arriba.

Ella solo lo reconoció por haber visto su rostro sin el casco.

Inmediatamente la temperatura del lugar bajó drásticamente y la pobre Caído tomó una toalla para cubrirse para luego huir del lugar al ver como su Líder tenía la mirada ensombrecida y sus hombros temblaban.

En el ala médica, el brazo roto de Kokabiel estaba siendo vendado por el médico de turno.

— ¡Gremoryyyyyyy! — Se oyó el grito por todo Grigori.

— ¡Arghh! — Gritó Kokabiel cuando el doctor apretó de más su extremidad al sobresaltarse.

Durante el resto del día, la Cadre fue evitada debido a la mirada mortal que portaba, sin mencionar los puños apretados y la poderosa aura asesina que la cubría.

Ella era la definición de furia femenina en su más pura esencia.

Flash back end

Todo el mundo retrocedió un paso cuando la Caído gruñó levemente ante el recuerdo.

Por más que lo intentó, no pudo borrar el mensaje ni el dibujo, sin mencionar que también detectó la firma de energía del chico impregnada en la tinta.

— No me extraña que los haya tomado por sorpresa, después de todo él fue quien eliminó a Azrael y sus hombres durante su última operación — Declaró Azazel con un tono serio y sombrío.

Esto hizo que Penemue saliera de su estado furioso y adquiriera una expresión de shock al igual que los demás.

— ¿Qué acabas de decir? — Preguntó Baraquiel intentando mantener la calma.

El Gobernador se reclinó en su silla cerrando los ojos.

— Naruto Gremory fue quien acabó con Azrael y su escuadrón, por lo que pude averiguar lo hizo sin ayuda y sin recibir herida alguna — Confirmó Azazel en tono solemne.

La habitación se llenó de murmullos, mientras Penemue bajaba la mirada de forma contemplativa.

Los Cadres presentes llegaron a la conclusión que este chico era muy peligroso, por lo que tenían que encargarse de él.

— Penemue, creo que tú eres la que está más familiarizada con su estilo de lucha, por lo que serás la encargada de mantenerlo vigilado, lo alejarás de nuestras filas y esperarás el apoyo de Baraquiel o Kokabiel para que se hagan cargo de él — Ordenó de forma firme.

— Azazel, yo seré quien lo elimine así que me haré cargo — Protestó Kokabiel al instante.

— No, te necesito en las líneas frontales y solo acudirás en ayuda de Penemue en caso de que Baraquiel no pueda asistirla — Dijo con mirada gélida.

Ante tal mirada incluso el orgulloso Kokabiel retrocedió y asintió a regañadientes.

Aquí se demostraba porque Azazel era el Líder de los Ángeles Caídos.

— Hasta ahora Naruto Gremory ha demostrado ser alguien peligroso, así que debemos mantener un ojo en él, es probable que Kami haya dado una orden similar, así que ten cuidado con el enviado del Cielo — Elaboró Azazel en tono serio mientras miraba a Penemue.

— Entiendo, no te preocupes, yo me encargaré de él y si es posible lo eliminaré — Fue lo dicho por la Cadre con determinación en su mirada.

— Tomaré tu palabra, pero algo me dice que el mocoso saldrá indemne de todos sus encuentros, por eso debes esperar el apoyo y no precipitarte — Terminó de decir Azazel.

Penemue se mostró molesta por la poca fe de su Líder en su poder, sin embargo guardó silencio y simplemente cerró los ojos.

Esperaba encontrarlo pronto y tener su revancha.

Campamento de las líneas delanteras — Tienda de Naruto Gremory

Naruto miraba a su recién formado escuadrón con una ceja alzada.

Seis Demonios habían sido asignados bajo su cargo.

— Je, así que tú eres nuestro Capitán ¿Eh? — Dijo uno de ellos cruzado de brazos y mirándolo hacia abajo.

Era un Demonio masculino, con cabello negro y ojos dorados, vistiendo una armadura azul con gemas incrustadas.

Zidur Valefor

— Sinceramente esperaba algo más, no un mocoso — Dijo otro con tono burlón.

Esta era una mujer de cabello verde oscuro y ojos verdes, con una armadura negra lustrosa.

Kalcip Abbadon

— Que esperabas, nuestra orden es mantenerlo con vida — Dijo otro con molestia en su voz.

Una hermosa mujer de cabello castaño y ojos oscuros, vistiendo una armadura roja.

Valzir Vapula

— ¡Hmp! Esto es una tontería — Se quejó otra voz.

Un hombre de piel oscura con tatuajes en un lado de su cara, cabello negro y ojos dorados con armadura oscura.

Hilfrar Glasya-Labolas

— … — Otro de ellos permanecía en silencio.

Este era un hombre de cabello castaño oscuro y tez bronceada, orejas puntiagudas y ojos violetas, vistiendo una armadura gris.

Lacefh Amon

— Son órdenes de los Maou, así que dejen de quejarse — Dijo la última voz en tono duro.

Este era un hombre de cabello plateado y ojos azules, con una armadura blanca con partes negras.

Almurg Lucifuge

Naruto lo miró por unos segundos, mirada que fue devuelta por este.

— A partir de ahora eres nuestro Líder, sin embargo yo daré las órdenes, esa fue la orden de Asmodeus-sama, ¿Entendido? — Expuso con tono inflexible y mirada acerada.

El peli-rojo solo se encogió de hombros.

— Supongo que está bien, al menos hasta que demuestre que puedo sobrevivir solo en el campo de batalla — Respondió el peli-rojo.

El resto se burló, mientras Almurg endurecía su mirada.

— Esto no es un juego mocoso, pero supongo que llegarás a aprenderlo si logras sobrevivir — Dijo mientras se daba la vuelta y empezaba a retirarse.

Los otros siguieron a su ‘Líder’ mientras se despedían del peli-rojo sonriendo de forma burlona y claramente menospreciándolo.

Naruto los miró retirarse en silencio, sin desviar la mirada o mostrarse afectado por sus burlas.

Estando solo en su tienda, el peli-rojo sonrió.

Él ya se esperaba que algo así sucediera.

Al parecer era Asmodeus quien mostraba dudar de sus capacidades para estar en el campo de batalla, poniendo a Demonios con gran experiencia para vigilarlo como si fuera un niño pequeño.

— Ridículo — Musitó mientras se dejaba caer en su cama.

Si bien era joven, entrenó hasta desfallecer para volverse fuerte.

Bueno, no había razón para preocuparse.

Ya demostraría de lo que era capaz en el campo de batalla y les haría tragarse sus burlas.

Un círculo mágico surgió desde su mesita de noche.

De este una pequeña figura se hizo presente.

— Hola Kaa-san — Saludó en tono suave.

— “Gracias a los Maou, Zeoticus me dijo que estabas a salvo, pero quería comprobarlo yo misma” — Dijo la Matriarca Gremory con claro alivio en su voz.

El peli-rojo sonrió al ver a su madre dejar su preocupación.

— Si, logré salir del campamento sin mucho problema, luego fui con Tou-san y las cosas se complicaron un poco… — Empezó a relatar el chico con una suave expresión.

Un mes después

Se tardó un mes antes de que la Facción del Cielo fuera la primera en moverse, luego siguieron los Demonios y por último Grigori.

Naruto se movió junto a su escuadrón, bajo las órdenes de Almurg Lucifuge, diezmando enemigos con facilidad.

— Mantente al margen, mira como un verdadero Demonio se hace cargo de estas pestes — Habló la Demonio Vapula luego de borrar a un Caído de dos pares de alas con facilidad.

Vistiendo su armadura, Naruto se mantuvo de brazos cruzados en medio de la formación mientras sus ‘subordinados’ se encargaban de todo.

Sin embargo, fueron separados lo suficiente de él para que pronto fuera rodeado por diez Caídos, mientras tres Ángeles se acercaban por aire.

— Esa armadura coincide con la descripción, informen y retengan — Habló un Caído de tres alas.

Los Demonios vieron esto y maldijeron su descuido.

El peli-rojo alzó una ceja bajo su casco al ver como los Caídos tenían sus lanzas de luz en mano, pero permanecían a cierta distancia mientras vigilaban sus movimientos.

En cambio, los Ángeles tenían sus propias intenciones, atacando al lanzar sus lanzas de luz contra el chico.

Para sorpresa de todos, el peli-rojo descruzó sus brazos tranquilamente y con facilidad las tomó con sus manos, para luego girar en su eje y devolverlas a los Ángeles, que fueron atravesados por sus propios ataques.

— ¿Qué…? — Lograron articular los miembros de su escuadrón.

La sorpresa hizo que el verdadero Capitán bajara la guardia, por lo que no vio el ataque entrante hacia su pecho.

— Oye, deberías de prestar más atención a tu alrededor, ¿No se supone que eres nuestro Líder asignado? — Preguntó Naruto mientras sostenía la lanza de luz a centímetros del pecho de Almurg.

Este por su parte, retrocedió para luego caer sobre su trasero con sudor frío en su rostro.

Estuvo a punto de morir por un descuido.

El resto de Demonios tenía los ojos bien abiertos, pues no lo vieron moverse en ningún momento.

Entonces su mirada se dirigió a donde estaba antes, solo para dejar caer sus mandíbulas al verlo de pie en el mismo lugar.

— “¡¿Qué rayos está pasando?!” — Pensó la mayoría en completo shock.

Eso se debía a que había dos peli-rojos en el campo de batalla.

Entonces otra voz se dejó escuchar.

— Ehh~ Pensar que tenías tal truco bajo tu manga — Dijo una voz que el peli-rojo conocía.

— Bueno, no podía dejar que asesinaras a los tipos bajo mi cargo, así que tuve que mostrar un poco más de habilidad… además, le prometí a Penemue y Gabriel que no me retendría la próxima vez que nos encontráramos — Respondió el peli-rojo en medio del círculo de Caídos.

Así fue que la mirada de todos se dirigió hacia la voz que habló.

Flotando en el aire y con sus diez alas extendidas, estaba cierto Cadre de orejas puntiagudas y dientes afilados.

Azazel le había ordenado no involucrarse a menos que Baraquiel no estuviera disponible, pero encontrarse de forma casual con el peli-rojo no fue mencionado.

Solo debía decir que Naruto lo vio para luego buscar pelea con él, por lo que tuvo que defenderse de la agresión.

Al lado de él había tres Caídos de cuatro pares de alas, sin mencionar a cierta Cadre que lo miraba de forma asesina sosteniendo con fuerza una lanza de luz color carmesí.

— ¿Oh? Hola Mu-chan — Saludó el peli-rojo que salvó a Almurg con tono familiar.

Su respuesta fue una lanza carmesí hacia su cabeza, misma que desvió con la lanza que sostenía.

¡BOOOMMM!

Esta explotó a la distancia generando una onda de choque y un destello por el poder imbuido en ella.

Penemue solo apretó los dientes con frustración.

Era bastante curioso como este grupo estaba apartado del resto de la batalla, como si la presencia de dos Cadres fuera ignorada por Ángeles y Demonios por igual y por ende no intervenían.

Desapercibido por ellos, cierto Serafín vigilaba desde las alturas fuera de la vista, observando cuidadosamente el encuentro del heredero Gremory contra los dos Cadres de Grigori.

No intervendría, pues por ahora el peli-rojo no representaba una amenaza.

— Bueno, prometí que no me retendría más si las dos estaban en el mismo lugar, así que cumpliré mi palabra — Declaró el peli-rojo rodeado de Caídos alzando ambas palmas hacia los costados.

— Entonces yo me ocuparé de traer a la otra parte involucrada — Fue el turno del otro peli-rojo alzando su palma hacia el cielo.

Estas simples acciones hicieron que todos tuvieran un escalofrío, mientras Kokabiel y Penemue abrían los ojos reconociendo el movimiento, por lo que rápidamente alzaron barreras frente a ellos.

— ¡Shinra Tensei! (Jucio Divino) — Exclamó el peli-rojo rodeado.

— ¡Bansho Ten’in! (Atracción Universal) — Fue el turno del que tenía la mano apuntando al cielo.

¡BOOOMMM!

Entonces una onda de choque mando a volar a los Caídos que rodeaban al primer peli-rojo, junto a varios luchadores cercanos en un radio de al menos 50 metros, incluyendo los Demonios de su grupo.

También la Serafín que observaba todo desde las alturas sintió como una fuerza invisible la jalaba hacia abajo y nada pudo hacer al ser tomada por sorpresa.

El grupo de Caídos con dos Líderes en él vio cómo su barrera era golpeada al tiempo que varias grietas se formaban en ella, pero al ser formada por Kokabiel no cayeron por completo y por lo tanto no fueron alcanzados por el ataque del chico.

Al ver que la onda expansiva se extinguía, Penemue aprovechó para impulsarse de un aleteo hacia el primer peli-rojo, el cual tomó posición de combate con una de sus palmas abiertas hacia la Cadre.

Sacudiendo su cabeza y recuperándose, Almurg miró incrédulamente como Penemue fue interceptada por el peli-rojo desviando los primeros ataques y siendo repelida con un golpe de palma al estómago, para que luego el chico hiciera sellos de mano y desde el aire se formaran dos pequeños taladros hechos de agua que la atacaron.

Fue en ese momento que una onda de choque se produjo cerca de él, notando como el otro peli-rojo recibía un poderoso golpe lleno de poder sacro por parte de un Ángel que cayó sobre él.

El Demonio abrió los ojos al notar las diez alas detrás de ella.

Fue entonces que el resto de su grupo ya recuperado se acercó a él y observó los encuentros con incredulidad.

— ¿Qué demonios sucede? — Se preguntó el Demonio Valefor.

— ¿Acaso no era solo un mocoso mimado sin experiencia real? — Se preguntó en voz alta la Demonio Abbadon.

El resto solo permaneció en silencio viendo la lucha.

— Parece que no fuimos debidamente informados acerca de las habilidades del chico — Comentó el Demonio Glasya-Labolas con seriedad.

Ellos podían sentir claramente como el poder de Gabriel y Penemue se encontraba desatado, pero eran fácilmente retenidas por el peli-rojo, al menos hasta que uno de ellos se descuidó y Gabriel lo golpeó con fuerza en el rostro.

¡BOOOMMM!

La Serafín fue tomada por sorpresa ante la poderosa explosión del clon peli-rojo.

Penemue no se distrajo por eso y siguió sus ataques sobre el peli-rojo frente a ella.

— Vaya, no pensé que ella acabaría rápidamente con mi Bunshin Daibakuha (Clon Explosivo), aunque dudo que la explosión la haya dañado de gravedad — Comentó a la ligera mientras sujetaba ambas muñecas de Penemue.

La Cadre tomó nota del comentario del heredero Gremory, mientras trataba de dominarlo para soltarse de su agarre.

Entonces él la soltó de improvisto al tiempo que saltaba hacia atrás, para que luego invocara varios círculos defensivos frente a él.

En el lugar donde estaba antes frente a ella, una lanza dorada pasó a enorme velocidad, perdiéndose en la distancia.

Acto seguido, una lluvia de balas de energía impactó la defensa invocada por el peli-rojo.

¡BOOOMMM!

¡BOOOMMM!

¡BOOOMMM!

Este fue engullido por el ataque, siendo cubierto por una densa nube de polvo.

Penemue sacudió su cabeza e invocó rápidamente un hechizo.

— Flame Rain (Lluvia de Flamas) — Dijo al momento que un enorme círculo mágico brillo sobre el lugar donde estaba el peli-rojo.

De este surgió una lluvia de bolas de fuego sobre el objetivo, causando más caos en el lugar.

El grupo de Demonios miró esto con un leve estremecimiento, pero no obstante, empujaron sus cuerpos hacia el sitio donde impactó ese ataque una vez terminó.

Sin embargo fueron interceptados por Kokabiel y sus hombres.

— Espero que no se hayan olvidado de mí, Demonios — Dijo el Cadre de pie frente a ellos, mientras tenía una sonrisa divertida en su rostro.

Los Demonios retrocedieron un paso, con Almurg apretando los dientes ante el obstáculo frente a ellos.

El grupo tenía el suficiente poder para encargarse de los Caídos de cuatro pares de alas, pero frente a un Cadre tenían pocas posibilidades.

Esto era enfatizado por el aura que rodeaba a Kokabiel, que era densa y pesada.

Las chicas de su grupo temblaban ligeramente, mientras los hombres estaban pálidos a pesar de lucir serenos.

Su mirada se dirigió a la nube de polvo.

Después de todo aunque lo odiara, era su misión encomendada por los Maou.

— Esa fue una buena combinación ofensiva y el hechizo era de buen nivel — Dijo una voz conocida en la nube de polvo.

Por inercia, todo el mundo miró hacia el origen de la voz.

La nube de polvo se despejó, mostrando a Naruto rodeado de una leve capa de energía carmesí.

Sus círculos defensivos resistieron lo suficiente antes de ser destruidos, para que su armadura de Touki anulara lo restante del ataque de fuego.

Penemue chasqueó la lengua, mientras Gabriel invocaba dos lanzas de luz y se posicionaba defensivamente.

Naruto pensó en sus opciones.

Demostrar todo su poder, o mantener su nivel oculto.

Cerró los ojos bajo el casco pensando profundamente.

Había manejado a Gabriel y los dos Cadres con algunas habilidades sencillas y combate cuerpo a cuerpo, sin mencionar su Touki que aumentaba la defensa de su armadura de Mithril contra el poder sacro, por lo que podía permanecer luchando así.

Sin embargo era consciente de que era uno de los pocos Demonios con el poder de afectar el rumbo de la guerra.

A esto se sumaba que aún era tratado como un novato y eso le molestaba, sin mencionar que los Demonios con experiencia menospreciaban sus habilidades, habilidades que son el legado de su figura de hermano mayor.

Eso era algo que no podía aceptar.

Llegando a su propia resolución, el peli-rojo dio un largo suspiro para después llevar ambas manos hacia su casco, para proceder a retirarlo lentamente.

Penemue, Kokabiel y Gabriel miraron esto con duda.

Los Ángeles Caídos y algunos Ángeles circundantes estaban sorprendidos cuando vieron el rostro bajo ese casco, pues mostraba a un joven que no debería estar en esta clase de lugar.

El peli-rojo estaba con los ojos cerrados, mientras una brisa movía los hilos carmesíes que era su cabello.

Su casco desapareció en un círculo mágico.

Por su parte, sus ‘subordinados’ miraron todo sin comprender que pretendía el chico.

Entonces este inhaló para luego exhalar de forma profunda.

Desde el borde inferior de sus ojos, dos líneas agudas de color rojo comenzaron a formarse alargándose hacia su mandíbula.

Estas eran parecidas a las de cierto Sennin que fue maestro de su hermano mayor.

Entonces sus ojos se abrieron, mostrando otro cambio notorio.

En vez de sus ojos color azul zafiro y amatista, eran de un color rojo fuego con la pupila rasgada.

Todos los presentes se congelaron al sentir como el ambiente se volvía pesado, mientras una densa aura carmesí lo rodeaba.

El sudor cubría las caras de Penemue y Gabriel, mientras Kokabiel dibujaba una sonrisa tensa.

Almurg y el resto del grupo de Naruto apenas podían respirar, mientras los Caídos cercanos estaban sobre sus rodillas al no poder resistir la presión.

Esto era algo que el peli-rojo se esperaba, después de todo estaba usando el Sennin Mode que logró perfeccionar junto a Naruto hace un año.

— Entonces, ¿Comenzamos? — Pronunció con voz grave sacando a los presentes de su estupor.

Capítulo terminado

Lamento la tardanza, pero aquí está el nuevo capítulo de Naruto Gremory.

La armadura de Naruto es igual que la Arturia Pendragon Lancer, solo que masculina obviamente.

Nueva vida se actualizará pronto, aunque Dragón heroico tardará un poco en actualizarse, espero haya valido la pena esperar por este cap y si no, pues que pena.

He tenido algunas preocupaciones que me han impedido inspirarme, pero he hecho mi mejor esfuerzo para actualizar al menos uno de mis fics.

Sin más que decir, Kami fuera.

Naruto GremoryWhere stories live. Discover now