Capítulo 54

1.2K 188 13
                                    

Fabio la mira atentamente. ¿Cómo puede decirle todo lo que siente? Lleva tanto tiempo negándose a querer, que parece que no es capaz de expresarlo con palabras. Cuando sufrió tanto por el engaño de Carola, se prometió no volver a decir nunca más "te quiero" a alguien. Pensaba que esas palabras ya no tenían ningún significado para él. Pensaba que nunca más volvería a amar a alguien lo suficiente como para decirle esas dos palabras.

Y sin embargo, ahora se encuentra ante una mujer que le ha vuelto a hacer creer en el amor, que le ha ayudado a recuperar la confianza, que le ha hecho soñar con compartir el resto de su vida a su lado. Pero, ¿por qué no se lo dice? Seguramente porque teme volver a sufrir, porque teme que su amor no sea correspondido. 

—Creía que lo sabías —dice Fabio por fin.

—¿Que lo sabía? ¿Cómo lo voy a saber si parece que has construido un muro infranqueable a tu alrededor? —protesta Emma —:A veces creo que te conozco, que puedo leer lo que escondes a través de tus ojos, y eso me gusta, Fabio, me gusta mucho. Pero luego te muestras como alguien completamente diferente y no sé a quién creer. 

—¿Y por qué no crees en mí? Yo creo en ti,  en lo que me transmites, en lo que también puedo ver en tu mirada, en lo que siento estando contigo... Pero luego te alejas y me dices lo contrario a lo que dicen tus ojos. ¿Por qué te alejas? Soy consciente de que había construido ese muro del que hablas a mi alrededor, pero tú lo has derrumbado, Emma. Pero luego me dices que lo que ha pasado entre nosotros no ha significado nada para ti, ¿es verdad? Dímelo, por favor, dime que no sientes nada y...

—¿Y qué, Fabio? ¿Qué harás? ¿Seguir teniendo sexo conmigo de vez en cuando, sin compromiso...?

—¡Huir! —la interrumpe de pronto Fabio, subiendo un poco la voz, Emma se sobresalta ligeramente y se queda en silencio. Pero él baja el tono y sigue hablando —:Huir, Emma, alejarme de ti. No quiero volver a sufrir. No quiero enamorarme de alguien que no siente lo mismo por mí. No quiero estar contigo sólo por sexo. No puedo...

—Pero... Fue eso lo que dijiste... Que yo... Que tú... Sólo querías divertirte conmigo...

—¿¡Qué!? —exclama Fabio sorprendido —:Yo no he dicho eso...

—Te escuché —le interrumpe Emma —:Oí cómo se lo decías a alguien en la cafetería del restaurante.

Fabio guarda silencio. No es capaz de recordar haber dicho esas palabras y muestra su estupor con un gesto de incredulidad, así que Emma sigue hablando:

—Decidí esperarte en la cafetería a que terminaras tu reunión para ir a cenar y escuché cómo le decías a alguien que no sentías nada por mí, que yo sólo era un entretenimiento y que tus verdaderos sentimientos se habían quedado en casa...

—¡Oh, por dios! —exclama Fabio, llevándose las manos a la cabeza y echándose hacia atrás. Da un par de pasos por la habitación y cae en la cuenta del momento en el que dijo esas palabras. Con una media sonrisa, se echa el pelo hacia atrás con una mano, pone la otra en su cadera y sigue caminando por la sala. Vuelve a sonreír con  cierta desgana, al sentir que Santiago vuelve a ser el causante de los problemas —:¡Putosantiago de los cojones! 

—¿Cómo? —pregunta Emma sin comprender. Fabio se acerca hasta ella y le pone las manos en los hombros.

—Le tuve que decir eso a Santiago porque intentó chantajearnos de nuevo. Pero esta vez le salió mal la jugada.

—No te acabo de entender...

—Emma; no sé cómo, pero Santiago se enteró de lo que pasó entre nosotros y quiso amenazarme con ir a la prensa a contar que la novia de Paolo se había liado con su hermano. No sabía si tenía más información, si tenía alguna prueba, no sé... De este personaje me puedo esperar cualquier cosa. Pero se me ocurrió desmontar sus planes fingiendo que entre nosotros no había nada.

—Pero...

—Todo lo que le dije es mentira, Emma, no dije lo que sentía. 

Emma lo escucha con atención y siente un gran alivio en el pecho. Casi no puede creer que un nuevo malentendido se haya interpuesto entre ellos, pero dado que parece que esa sea una constante en su relación, no le queda más remedio que aceptar esa versión, y una tímida, aunque reconfortante sonrisa se dibuja en su rostro, mientras que el brillo vuelve a sus ojos. 

—De hecho —continua Fabio —, todavía no me he atrevido a decir lo que siento.

—¿Y qué sientes? —pregunta Emma con cautela. Fabio se acerca un poco más a ella y baja las manos por sus brazos lentamente, hasta llegar a sus manos, que agarra con firmeza.

—Siento tantas cosas que.... —hace una nueva pausa y la mira fijamente, recorriendo el rostro de Emma con su mirada, pasando de sus ojos, a su nariz, a su boca. Finalmente, se decide a continuar —:Siento una felicidad infinita cuando te veo. Siento un cosquilleo excitante cuando estás a mi lado, un deseo irrefrenable cuando rozo tu piel, una creciente pasión cuando te acercas. Siento una esperanza reconfortante cuando pienso en el futuro. Pero..., también siento miedo, Emma. Miedo a todas estas emociones que desconocía y que has despertado en mí.

Emma sonríe y aprieta sus manos. Baja la vista un instante y se muerde el labio inferior, complacida y algo avergonzada. Vuelve a levantar la vista hacia él y dice:

—Es curioso, pero me parece que es normal que aparezca el miedo cuando se sienten tantas emociones juntas, pues a mí me pasa lo mismo —:Fabio sonríe con ternura y la atrae hacia él para rodearla con sus brazos.

—Nunca había estado tan contento de tener miedo —dice mientras la aprieta contra su pecho. Tras unos segundos, la aparta suavemente, pone las manos en su cuello y acerca sus labios lentamente, ofreciéndole todos esos sentimientos callados con un delicado beso, que ella responde con la misma dulzura e intensidad. 

El contacto de sus labios se prolonga, volviéndose más apasionado, más deseado. Se han olvidado de todo lo que hay a su alrededor, sólo existen ellos dos, su universo por fin encontrado.  

Fabio se separa y vuelve a deslizar las manos hasta su cuello, acariciándole las mejillas con sus pulgares. Su rostro refleja su inmensa alegría, todo ese amor que desprende por cada poro de su piel y que ha conseguido transmitir con sus labios. Algo todavía más grande parece que se desata en su interior. Son esas dos palabras que creía muertas para siempre, que nunca pensó que sería capaz de volver a decir, que estaban abocadas al olvido. 

Siente cómo brotan desde lo más profundo de su alma, despertadas por la fuerza de la pasión, del amor sincero y poderoso que palpita en su alma. No hay nada que pueda frenarlas, ni su timidez ni su inseguridad ni su miedo. Se siente dispuesto a decirlas sin tapujos, sin condiciones. Su garganta está preparada para dejar salir ese "te quiero" tan reservado, para permitir que lleguen a la persona amada. Y Emma las espera, casi las puede escuchar, dictadas por los latidos de su corazón.  Ya no tiene miedo, sólo esperanza de que esas dos palabras sean eternas.

-----------------------------------00-----------------------------------

Vuestros deseos son órdenes para mí 😉. Habéis conseguido que Fabio sea capaz de quitarse el caparazón, dejar fluir sus sentimientos y estar convencido de que puede, no sólo enamorarse, sino también decirle a Emma que la quiere. 

Aunque todavía no lo ha hecho... 🤔. Quizás tenga que buscar un lugar mejor que un hospital...

¡Por fin podrán disfrutar de su amor! ¿O no?  🙄 No quiero parecer mala persona, pero vienen ciertos acontecimientos que... Bueno, mejor no adelanto nada, ya lo iréis descubriendo. 

Os espero al otro lado. (Si todavía no me sigues, te animo a que lo hagas:  Unjovenromantico

¡Gracias!

Cavaliere Piacere 









Los LaponteWhere stories live. Discover now