Capítulo 64

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Han pasado varios días sin noticias de Fabio y Emma espera intranquila. Desde que se instaló en casa de los Farlosio, han hablado a diario, a veces por vídeo llamada, otros por correo electrónico o por WhatsApp, pero siempre habían encontrado un momento para estar en contacto.

Sin embargo, de los últimos mensajes que le había mandado no había recibido respuesta, ni tampoco había respondido a las recientes llamadas. Por un momento, pensó que podría haberle pasado algo; un accidente, una enfermedad... Pero intentaba tranquilizarse pensando que alguien de la familia Laponte la habría avisado de lo sucedido. 

Se esforzaba por desviar el pensamiento de que Carola tuviera algo que ver en el repentino silencio de Fabio. ¿Y si hubiera vuelto de París con las pilas cargadas para iniciar de nuevo el ataque hacia la conquista de Fabio? ¿Y si lo había conseguido? ¿Y si ahora Fabio se sentía culpable por haber caído en los brazos de Carola? Eran demasiadas preguntas que bailaban en su cabeza provocándole una angustiosa incertidumbre.  

Se mete en la cama y comprueba su teléfono una vez más. Los últimos WhatsApps que le ha enviado siguen sin tener el doble check azul. Va a volver a llamarle pero, en ese momento, le entra una llamada. Es Roger:

—Hola, baby, ¿qué tal estás?

—¡Hola! Bien, gracias. ¿Qué tal las cosas por ahí?

—¡Con mucho lío! Pero, cuéntame tú, ¿qué tal llevas los cuadros? ¿Has pintado muchos?

—La verdad es que no paro. Estoy muy inspirada.

—Aaaay, baby, la tristeza es la mayor fuente de inspiración, ¿verdad? 

—Bueno, no es la tristeza lo que me inspira...

—Pues tu voz parece triste, ¿te pasa algo? ¿No será por lo de Fabio, verdad?

—¿Por lo de Fabio? ¿Qué le ha pasado? —pregunta Emma alarmada.

—¿Es que no te lo ha contado? 

—¡¿Qué le ha pasado a Fabio?! 

—Si no te lo ha dicho, no voy a decirte nada yo, baby. Será mejor que hables con él.

—¡Lo he intentado, pero no responde a mis llamadas! —Emma está cada vez más alterada y no puede disimular su nerviosismo —:¡Roger, por favor, dime qué ha pasado!

—No puedo, baby, entiéndelo...

—¿Está enfermo? ¿Ha tenido un accidente? ¿Está bien?

—Sí, tranquila, no es nada de eso. Pero, ya sabes cómo es y lo que le afecta la traición.

—¿Traición? ¿Qué traición? ¿De qué estás hablando? Roger, por favor, dime qué está pasando.

—Está bien, te lo voy a contar. Pero por favor, no le digas que te has enterado por mí...

—¡Habla!

—Mi abuelo siempre estuvo enamorado de la misma mujer, desde la infancia —empieza Roger con su relato —:Estaban hechos el uno para el otro y todo el mundo esperaba que tuvieran la edad suficiente para poder casarse. Creían que nada ni nadie podría separarlos.

—¿Por qué me cuentas eso ahora? ¿Qué tiene que ver esa historia?

—Escucha, baby. Mi abuelo amaba a esa mujer con locura. Y, un verano, ella viajó a España, donde al parecer, vivió un romance. Cuando regresó a Milán, se lo contó a mi abuelo y él la perdonó, dispuesto a casarse con ella y olvidar aquel desliz de su amada. Ella se quedó embarazada, aunque no sabía cuál de los dos hombres podía ser el padre. Pero a mi abuelo no le importó. Quería casarse con ella y criar a ese hijo como propio. Sin embargo, aquel  hombre vino a buscarla. La siguió, la engatusó y acabó convenciéndola de que él era el verdadero amor de su vida. Así que esa mujer se fue con él, abandonando a mi abuelo y dejándolo sumido en una enorme tristeza. Tan grande, que nunca volvió a ser feliz, ni siquiera cuando conoció a mi abuela. Mi madre siempre ha recordado a su padre como un ser triste, melancólico, que hizo sufrir mucho a mi abuela. Hasta que decidió quitarse la vida, acabar con esa tortura y dejar a mi abuela viuda y a mi madre huérfana. 

Emma casi no puede creer lo que está escuchando. Es una historia que le resulta muy familiar, pero se niega a aceptar que tenga relación con la historia de su abuela. No, no puede ser, no debe de tratarse de la misma mujer...

—Baby, esa mujer era tu abuela.

—¡No! —exclama Emma.

—Sí, lo es. Y ese hombre que vino a buscarla, que se la arrebató a mi abuelo y lo llevó al suicidio era tu abuelo.

—¡No puede ser!

—Lo es, baby, lo es. Mi hermano lo descubrió el otro día hablando con mi madre. Ella le contó lo mal que lo pasó viendo a su madre sufrir por aquel hombre que nunca la quiso tanto como quiso a tu abuela. 

—Pero...

—Lo sé, Emma. Es una historia muy triste y tú no tienes culpa de nada. Pero ya sabes que Fabio es especialmente sensible a la traición. No puede soportar pensar que tu abuelo y tu abuela fueron los causantes de la desgracia que vivió mi madre. Que por su culpa, mi abuelo no fue un buen padre ni un buen marido. Y tú, baby, justamente tú eres su nieta.

—Yo... Esto es... No sé qué decir, Roger —dice Emma sin encontrar las palabras adecuadas ante esa trágica casualidad —:Necesito hablar con Fabio.

—Si no te ha llamado es porque no quiere hablar contigo, baby. Entiéndelo.

—¡No! ¡No puedo entenderlo! ¡No puede anteponer los errores de nuestros antepasados a lo que sentimos nosotros! —exclama furiosa.

—Ya te lo dije, baby. Fabio no puede enamorarse. Tiene un corazón demasiado dañado y tiene más facilidad para alojar sentimientos siniestros y amargos que dulces y alentadores.

—Necesito hablar con él, Roger —dice Emma entre lágrimas —:Esto no puede acabar así. No, no puede terminar por esto..., por esta... No puede.

—Le diré que te llame, pero no quiero que sufras, baby. Vive tu vida, aprovecha la distancia para alejarte de él. Será lo mejor.

—Deja que yo decida qué es lo mejor —responde Emma y cuelga la llamada sin despedirse.

Se queda un rato mirando por la ventana, intentando asimilar todo lo que acaba de escuchar. Todavía le cuesta creer que su abuela fuera la amada del abuelo de Fabio. Es un macabro capricho del destino. Pero sigue convencida de lo que le ha dicho a Roger; ellos no son culpables de las decisiones que tomaron sus abuelos. Ninguno de los dos había nacido cuando toda esa historia ocurrió. No es justo que Fabio quiera alejarse de ella por ese motivo. Y eso le pone todavía más furiosa.

Intenta ponerse en la piel de Fabio, en cómo se sentiría ella si se enterara de que su madre sufrió al ver a la suya rechazada por el hombre ama, cuyo corazón pertenece a otra mujer. Sentiría compasión por su abuela, también por su madre al no poder disfrutar del amor de su padre. Pero sabe que no culparía a Fabio de ello y que no lo apartaría de su vida, de la forma que parecía que él quisiera apartarla a ella.

Volvió a coger el móvil con la intención de llamarle una vez más. También escribió un largo mensaje que borró sin enviar. Su orgullo le hizo contener sus impulsos. Si Fabio era capaz de estropear todo lo que existía entre ellos, si prefería dejarse llevar por el dolor de una traición del pasado, que seguir luchando por sus sentimientos, quizás es que el amor que sentía no era lo suficientemente fuerte, profundo ni poderoso. Quizás Roger tenía razón y el corazón de Fabio estaba tan corrompido que era incapaz de enamorarse de verdad.

Ese orgullo, unido a la preocupación y la tristeza fue lo que la convenció de que dejara el teléfono sobre la mesilla, se tumbara en la cama y dejara que pasara una noche de sueños inquietos, para decidir cómo actuar con la claridad del nuevo día. 

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¿Creéis a Fabio capaz de algo así? ¿Será capaz de querer alejarse de Emma por ese motivo?

Yo creo que no, que hay un motivo más, y quizás vosotr@s os habéis dado cuenta, pero Emma no... 🙄

Os lo cuento en el próximo capítulo, que podría ser el penúltimo ya 😰

Cavaliere Piacere - (Sígueme en Unjovenromantico)

Los LaponteOù les histoires vivent. Découvrez maintenant