#O4.

10.2K 1.4K 1.7K
                                    

Y sí, a los dos días después, Bakugou volvió a ir a su casa llevándole su pedido. Kirishima no podía estar más feliz, el rubio continuaba quedándose pocos minutos para que hablaran de cualquier cosa, a veces de Kirishima siendo extremadamente torpe o de la más mínima cosa, pero ahí estaba. Y antes de que él se diera cuenta, ya habían pasado cuatro semanas desde aquel incidente.

Kirishima se negó a sí mismo volver a asomarse por la tienda, y estaba bien con ello. Sin embargo... Algo cambió durante la corta conversación de ese día. Todo inició cuando, varias noches anteriores, el pelirrojo se había animado a soltar una pregunta personal cada vez que Bakugou fuera a su casa. Como un juego tonto, el rubio le respondía la pregunta y sólo entonces Kirishima aceptaba la pizza que este le llevaba, para después responder su pregunta sin necesidad de que Bakugou se lo pida.

Pero ese día se lanzó con una pregunta que se moría por hacer, y la hizo cuando celebró internamente su mes y medio de haber conocido al rubio.

—Y... ¿tienes novia, Bakugou?

—Sigo pensando que tu puto interrogatorio es una pérdida de tiempo.

—Pues... Me gusta. —Kirishima le sonrió con sinceridad, intentando ocultar el temor que crecía en su ser a cada segundo que Bakugou tardaba en responder—. Me agrada la idea de conocerte mejor.

Bakugou arqueó una ceja y observó con cierta duda al pelirrojo, sorprendiéndolo y provocando que Kirishima soltara un largo suspiro. Claro, preguntar cosas como su color favorito o si tenía mascota era simple, pero tal vez el rubio tenía razón, estaba sobrepasando niveles que no le eran permitidos e incomodando al repartidor. Sin poder evitarlo, sólo le quedó sobarse la nuca con frustración y luego estiró la mano para coger la pizza y entregar el dinero.

Después de recibir los billetes y las monedas, el pelirrojo fue testigo de cómo Bakugou soltó un largo y pesado suspiro, guardando el dinero en su bolsillo.

—No tengo ni tendré novia, pelos de mierda —respondió, retrocediendo unos pasos y dándose la vuelta—. No me agradan y menos de esa forma, supongo.

Eso último lo dijo casi en un susurro, aunque se mantuvo quieto el tiempo suficiente para oír el jadeo que Kirishima soltó tras la noticia. Para el pelirrojo fue imposible ver la expresión del otro chico, pero cuando Bakugou empezó a caminar alejándose de su departamento y él se movió por inercia cerrando la puerta con lentitud, lo próximo que hizo fue pellizcarse. En ese instante Kirishima confirmó que sí, eso había pasado.

Eso definitivamente había pasado.

Él dio un salto lleno de emoción, casi cayéndose al suelo al pisar entre la pequeña subida de su entrada y el nivel de los maderos de su pasillo. Después de tambalearse y evitar caer, se apresuró a llamar a sus dos mejores amigos. No quería sentirse como una adolescente enamorada, pero necesitaba decirle a alguien para poder creer que eso pasó. Que Bakugou dijo eso, y que se lo dijo a él.

—Amigo, eso es genial. ¿Entonces para cuando es la boda? —Kirishima suspiró al oír el totalmente descabellado comentario de Kaminari. Incluso a través de la línea telefónica su mejor amigo conseguía sacarle suspiros resignados.

—Kaminari, ellos no se van a casar.

—¿Y por qué no? Kirishima patea para ese lado y el perro explosivo también.

—Se necesita más que sólo eso...

Bah, Sero, te complicas demasiado. —El pelirrojo suspiró nuevamente, Sero tenía un tan largo camino por recorrer—. Pero ya, en serio, amigo. —Kaminari se dirigió a él ahora—. ¿Por qué no le pides que salgan a algún lado?

Delivery. | Bakugou Katsuki x Kirishima EijiroWhere stories live. Discover now