Temor

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Embistió dentro mío y pude sentir como fue que tocó mi punto dulce, haciéndome gemir.

-Oh, sí

Él se detuvo y sonrió sinicamente - ruégame - dijo y luego se movió retomando las suaves pero precisas embestidas

No lo iba a hacer, juro que no - ni lo sueñes, Simansky -

-Quiero oírte, Ortega, Pídeme que te haga mío - y otra vez tocó aquel punto, juro que sentí que me derretía.

Una y otra vez, ya no aguantaba la lentitud de sus estocadas

- Jodete Mateo, muevete, necesito que te muevas- me retorcí en la cama

- Ruégame, dilo -

- Hazme tuyo - dije al borde de la desesperación, eso pareció bastar y sentí como tomó mis caderas firmemente y aumentó el ritmo de sus embestidas. - Sí, joder...

-Di... mi ... nombre - abracé su cuello y acerqué su cabeza hacia mí, lo besé, un beso apasionado y salvaje.

- Te odio, Simansky

Sentí que sonrió contra mis labios sin dejar de embestir.

-Dios sí, así

- Quiero oírte gemir mi nombre - volvió a insistir, se separó de mí y me aferré a su espalda arañandola.

Eso pareció excitarlo más. Soltó un gruñido satisfactorio.

-Ah... Sí, Mat, sigue así... Oh mierda...

- Amo como me haces sentir - susurró

- Callate - dije y sentí cómo tomó mi miembro y empezó a estimularlo - Mierda... No aguanto

- Diego

Me vine y mi semen manchó su abdomen y el mío, unas cuantas estocadas más y sentí semilla dentro mío.

Amaba esa sensación, pero no lo admitiría nunca delante de él, al menos no estando lúcido.

Sentí como salió de mi interior después de unos minutos y se acostó a mi lado, tomó mi cintura y me abrazó.

- Te amo, Diego - yo no respondí, y eso pareció molestarlo. - ¿Y tú? - no respondí, giré mi cuerpo y sentí como él me abrazaba.

- Estoy cansado, déjame dormir - sonreí sabiendo que no me vería.

Sentí sus labios en mi cuello y su mano empezó a trazar lineas en mi abdomen plano.

- No te hagas el forzado, mi amor - susurró en mi oído y dejó besos en mi cara y cuello haciéndome voltear a verlo.

Dios, tener un alfa en celo era realmente cansado.

Se posicionó encima mío y tomó mi rostro, yo pasé mis brazos por su cuello acercándolo más a mis labios, y mordió mi labio, haciendo que dejara entrar su lengua a mi cavidad bucal.

Algo pareció hacer *click* en mi cabeza, y lo empujé ligeramente.

Él gruñó y volvió a acercarse.

-Mati, no - tenía que tratar de calmarlo.

- Te necesito - sentí su erección contra mí, el desgraciado se estaba restregando contra mí.

- Iugh, Mateo - hice una mueca de asco y lo alejé - no quiero.

Me levanté de la cama y fui hacia el baño. Me tomé el tiempo de mirarme en el espejo de cuerpo entero, fijé mi vista en mi abdomen. No había nada, y suspiré.

Mateo llegó por detrás y me abrazó.

-Perdóname, bebé - restregó su rostro contra el mío y volteandome, me besó la frente.

Rompí en llanto.

- Bebé, nene, hice algo - su expresión era de preocupación.

Me alzó y me llevó a la cama, lo observé sacar unos pijama, se vistió y me fue vistiendo a mí también.

- Perdoname, chiquito, soy un bruto. - fue depositando besos en mi rostro secando las lágrimas. - no quiero que llores - bajó los besos a mi cuello, y besó la marca que me reconocía como suyo.

- Necesito decirte algo, Mati.

Él paró sus caricias y me miró a los ojos, se sentó en la cama y me abrazó por detrás.

- Dime - empezó a jugar con mi cabello y luego me abrazó por la cintura, yo tomé sus manos buscando apoyo - ¿es algo malo, chiquito?

- No - negué y sonreí triste - es... estoy esperando - dije y solté el aire que, sin saber, estaba reteniendo.

No dijo nada y sentí que lloraría otra vez en cualquier momento, necesitaba los mimos de mi alfa, necesitaba sentirme amado.

Mi mente me jugó sucio y me llevó a imaginar a mi cachorro siendo desconocido por su padre y lloré amargamente.

Sentí a Mateo moverse, gateó por la cama y se posicionó delante mío.

Levantó mi rostro y me besó, un beso dulce, un beso que me hacia sentir protegido por mi bello alfa, no estaba cargado de pasión ni lujuria, era cariño, amor, protección.

Él juntó nuestras frentes y yo mantenía mis ojos cerrados, creyendo que si los abría él se reiría de mi ingenuidad.

-Te amo, los amo, me haces realmente feliz, Diego, esta noticia es fantástica. - me tomó las manos y me animé a abrir mis ojos, él empezó a besar mis manos, y otra vez mi boca, recostandome en el colchón, bajó hasta mi vientre y subió el camisón con el que dormía, empezó a besar mi abdomen.

-Hoja mi amor, soy papá, te voy a esperar aquí junto a tu papi, te amamos demasiado.

Sonreí y me permití llorar de nuevo.

- Cariño, no llores por favor. - Sonrió triste mi alfa.

- Te amo, Plangano.

-Yo también te amo, amor, los amo a ambos.

Depositó un beso en mi frente y abrió las sábanas para posteriormente descansar.

- Plangano - dije llamándolo.

- Hmm... - respondió

- ¿Cómo se los diremos a los demás? - dije removiéndome en sus brazos.

- No lo sé, bebé, pero ya lo resolveremos después, juntos.

- ¿Sabes algo? - reí ligeramente - no creí que fuéramos padres antes que los Aristemo - dije y besé su quijada y me acomodé en su pecho.

- Yo no creí tener a alguien tan maravilloso cómo tú algún día, y ya hasta vamos a ser padres - sonrió con los ojos cerrados -
descansa, bebé.

- Descansa Mati.

Y dormimos, teniendo la seguridad de que amanecería a su lado, de que siempre lo haría.

[EDITADO]

Plango Mangano - Matiego [CANCELADA] حيث تعيش القصص. اكتشف الآن