Querer

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Diego Ortega tenía todo lo que podía desear, para él no existía el NO. Ubaldo Ortega había trabajado toda su vida para consentir los caprichos de su familia, y aunque Diego hubiese deseado mil veces tenerlo en casa, compartiendo con él y su cariñosa madre, no negaba que vivir rodeado de lujos le agradaba.

"Lo veo, lo quiero, lo compro, lo tengo."

El Ortega Elizalde disfrutaba de invertir el dinero de su familia en compras ridículamente exageradas, una vez llegó a comprar unos anillos de oro de diseño único para él y sus dos mejores amigos Carlota y Cuauhtémoc.

"Llevo un anillo y no hay compromiso, mis chicos y yo tenemos el mismo"

Muchos creerían que era un comprador compulsivo, y quizá sus amigos dieran fe de ello, pero Diego creía que era la mejor terapia.

Sinceramente no le importaba la opinión que la gente tuviera respecto a su manera de vivir, ellos no pagaban las facturas al final del mes.

Diego usaba la ropa y accesorios más caros que pudiese presumir, tampoco era de extrañar que el ventieñero solo asistiera a los eventos más reconocidos y exclusivos.

Es así como se encontraba en SENS  junto a sus dos inseparables amigos, celebrando el cumpleaños número 20 del Lopez, y aunque Temo hubiese querido quedarse con Aristóteles a celebrar otro año más que cumplía a su lado, agradecía el hecho de que su alocado amigo le hubiese convencido a salir, él y su novio necesitaban un respiro y que mejor que en una de las mejores discotecas de la ciudad, aunque algo fresa, a opinión del Córcega.

– Voy al baño, bonito, tú elige mi bebida – fue lo que le dijo el rizado antes de levantarse de la mesa dónde se encontraba su novio y sus amigos.

– Y... ¿Cómo les ha ido Temistocles? – sonrió con sorna Diego, mientras miraba su reciente manicura, a la mierda los estereotipos de que sólo era para chicas. Todo lo que Ortega quería, lo tenía.

– Muy bien, Papancho ya aceptó a la idea de que viviremos juntos en un departamento que nos quede más cerca a la universidad.

– Uy, Chiflando y Aplaudiendo Temistocles – rió Carlota que era seguida de su novio Thiago.

Diego por lo contrario a lo que muchos pensaran, no se sentía nada incómodo con las parejas de sus mejores amigos, disfrutaba de su compañía, bueno, en realidad desfrutaba de burlarse un poco de ellos, y Diego agradecía eternamente no tener pareja, definitivamente esos chicos se vengarían de todos los momentos vergonzosos por los que los hizo pasar.

Diego sólo reía de las tonterías que decían los chicos, el lugar era muy ameno y le encantaba la música que el Dj del lugar escogía.

Le tomó trabajo convencer a Temo de que fuesen a bailar, el Córcega no quería despegarse de su chiquito bonito, su Temo, su Tahi.

Diego tenía muy altas expectativas en el amor gracias a ellos, debía admitirlo.

Mientras todos bailábamos pude ver a un chico guapísimo acercarse a nosotros, los dioses griegos existen, y ¡estoy viendo uno!

Si con solo su sonrisa me tiene a sus pies no quiero pensar que sería capaz de hacer por tremendo espécimen.

Diego tenía algo claro, lo quería para él.

Se disculpó con Temo y se le estaba acercando, o bueno ese era el plan, hasta que él habló.

- ¡Hey, Córcega! - ¿de dónde conocía el piojoso a este dios griego?

-¡Oh dios, Wasauski! - okey hasta aquí llegaron mis esperanzas de que mis hijos tuvieran un apellido decente.

Diego se mantenía expectante a la conversación de ambos jóvenes, la belleza del más alto lo había cautivado, y parece que todos allí lo notaron.

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⏰ Last updated: Jun 16, 2020 ⏰

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Plango Mangano - Matiego [CANCELADA] Where stories live. Discover now