Terapia

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Entraron en la cocina, y tal como Cruz le había ordenado a Marta , le dio una pastilla y las demás se las llevó ella, sin darse cuenta Natalia , durante la cena, había ido a su equipaje a buscar por su ropa cualquier bote de pastillas que pudiera haber escondido, tan solo había uno con tres pastillas, que había echado a la basura. Una vez se tomó la pastilla se fue a la cama con su hija

M: Nat... si no puedes dormir, avísame
N: Tranquila, descansa
M: ¡Clarito lo lleva Alba ... pero cómo puede hacer caso a la niña!... Esta claro, los celos y la niña le harán volver a Alba , porque aunque no lo quiera reconocer, sigue enamorada de ella como el primer día.

Aquella noche por un instante, la luna alta y grande observó a dos mujeres lejos la una de la otra, asomadas tras el cristal de una ventana, las vio mirarla, las vio rogarle cada una lo contrario, una le pedía fuerzas para volver, otra le reclamaba valor para renunciar. Y fue tal la tristeza que sintió al ver el mismo amor en ambos corazones, que decidió ocultarse aquella noche entre las nubes, y sus lágrimas de pena por las dos, convirtió la noche en un manto de lluvia.

El reto de curar la salud y la cabeza de Natalia , comenzó su marcha atrás, la recuperación de una en Pamplona , era la ansiedad de otra en Madrid. Ambas aunque lejos seguían unidas por ese nexo invisible que no sabían que existía y se llamaba amor

Por su parte Alba , había logrado que su madre se quedara unos días más ingresada para hacerle las pruebas necesarias para la operación, de aquella manera no tenía que volver a casa nada más que a descansar un rato, y ese rato, lo pasaba en la cama de lado mirando por la ventana la otra ventana vacía de la casa deshabitada. Echaba de menos a su hija era una ausencia que le dolía, aunque era consciente que lo que estaba haciendo era lo debido, Natalia también tenía sus derechos, y reconocer que no le dolía la ausencia de su pequeña era mentirse así misma. En el único momento en que podía sacar de su mente todos sus problemas, más el frente abierto que tenía con Lupe, era cuando trabajaba, se entregaba al máximo, hasta doblaba guardias, no le importaba y por más que Cruz, que había vuelto a ser como al principio su cuidadora le advertía del cansancio acumulado, ella siempre decía que si se cansaba su cuerpo al llegar a casa se desmayaba y no tenía que pensar en nada. Pero sin duda, quien más le estaba ayudando era Claudia, se habían puesto manos a la obra con la ayuda de Maria a organizar todo lo referente a la boda, vestido, banquete, sus propios vestidos, y una Maria que además de ayudar deseaba que llegara el fin de semana para ir a Pamplona a ver a su Natalia del alma. Las tres pasaban largos ratos en la habitación de Encarna, quien agradecía la ayuda que era para su hija aquellas dos mujeres. Y cuando Claudia entraba por la puerta haciéndole una señal, sabía que era el e-mail diario para recibir las noticias de Natalia , a veces, no podía evitar llorar, a veces no podía evitar sonreír, pero siempre que recibía aquel papel, su estómago temblaba de nervios y miedo por lo que podía encontrar, aunque ya había aprendido a leer las noticias según el rostro de Claudia tenía a su llegada

Por su parte Natalia , había empezado a recibir las primeras sesiones con el amigo que efectivamente estaba como una cabra de Marta  pero que sin saber como podía llegar a su alma y vaciarla, las primeras sesiones, habían sido una cura de lloros, no podía hablar, solo llorar, y cuando terminaba lo hacía tan rendida que se echaba a descansar junto a su hija tras la comida, por otro lado, los guisos de Carmen estaban devolviendo su figura, la extrema delgadez en la que le había arrojado su sufrimiento estaba siendo poco a poco olvidada para volver a ser ella. Sin duda la ayuda de Marta  y su hermana estaban siendo fundamentales, habían decidido turnarse por las noches para poder soportar los ataques de ansiedad que sufría, tan solo la primera noche Natali había dormido con ella. Sin duda, quien mejor estaba era la niña, su piel tostada por el sol, siempre en bragas de un lado a otro, jugando con todo, siendo la niña de los ojos de todos los de la casa, la habían llevado a los viñedos donde había disfrutado comiendo uva, la habían llevado a ver nacer un potro y la niña gritaba y aplaudía cada vez que el animal podía ponerse en pie, y cantaba aquello de "me pongo de pie, me vuelvo a sentar", también había aprendido a nadar aunque en presencia de algún mayor, hasta había obrado un milagro tal y como Marta  lo había bautizado, porque Rosario se metía sin dudas en la piscina a jugar con su nieta. También había aprendido a caerse, más de un golpe por correr tras el gato que Carmen tenía y le daba de comer, y estaba tan gordo que la niña se pensaba que era su potro, los sustos, las rodillas peladas y curadas con Betadine, los arañazos en sus brazos, pero todo era disfrutar del aire libre, y siempre y cuando Natalia  se encontraba bien, era ella quien se metía en la piscina a jugar con su hija, o era ella, quien la llevaba a ver a Rayo Blanco, o era ella quien le daba de comer el gazpacho de Carmen, o era ella quien se quedaba dormida en una hamaca con la niña en los brazos. Todo había cambiado en la Mansión Lacunza . Por las noches Marta , se dedicaba a trasladar a su mujer, con quien hablaba varias veces al día por teléfono las noticias tal y como quedaron, como era consciente que después lo leía Alba , siempre ponía negrita lo que no debía pasarle o sugerencias para que Claudia eligiera los párrafos adecuados para no dañar a Alba  demasiado.

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