¿ puedo decirlo mas claro ?

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Apoyada en la ventana seguía Alba sonriendo, aprovecho el momento para revivir todo lo disfrutado con su amor, ensimismada en aquellos pensamientos no oyó como Natalia con mucho cuidado se acercaba a ella

N: No te asustes (le dijo mientras le rodeaba con las manos la cintura dejándole un beso en el cuello)
A: Hola cariño...
N: ¿Está preciosa la noche, verdad?
A: Sí, ¿sabes a lo que me recuerda? (le susurró mientras sus manos rozaban las de Natalia sobre su cintura)
N: Lo sé... pero ¿sabes que? (la volvió mirándola a los ojos) Voy a entregarte algo mejor, ven (le cogió de la mano y se la llevó)
A: ¿Dónde me llevas?
N: Ahora lo verás
A: Natalia que seguro suena el busca, o el móvil, o la alarma de fuego, o entra una enfermera y otro frenazo en seco no lo soporto (hablaba mientras Natalia la llevaba de la mano sonriendo) No puedo Natalia... no puedo...
N: Anda tonta confía en mí (le susurró y la hizo entrar en el ascensor, entonces Alba fue a besarla) No
A: ¿Cómo que no? (la miró sorprendida)
N: Nos entrara alguien y otro frenazo puede ser peligroso para la salud
A: Esto no puede ser (susurró sonriendo pero con gesto de pena) Le has dado al último Natalia
N: Sí, voy a llevarte a las estrellas (entonces la puerta se abrió, Natalia  subió las escaleras llevando a Alba  de la mano, ambos corazones latiendo a toda velocidad, subieron a la inmensa terraza que había para los helicópteros, pasaron de largo hasta llegar a una esquina y allí se detuvo mirando el reloj) Bien... ¿qué te parece?
A: Impresionante, nunca había estado en un lugar así
N: ¿Y te han hecho el amor en un lugar así de bello? (le preguntó mientras la abrazaba porque el aire era frío)
A: No (sonrió mirándola graciosamente)
N: ¿Y a qué esperas?
A: No Natalia... que aquí...
N: Aquí, bajo el manto de estrellas, bajo la luna, ven... (le volvió a coger la mano y la llevó hasta una puerta, abrió con la llave mientras Alba no podía creer lo que veía, había una cama en el suelo, perfectamente hecha con sábanas limpias y al mirar el techo, se dio cuenta que no había tal, que era cierto, se iban a amar bajo aquel manto hermoso) La luz de la luna nos acompañara
A: Natalia cariño... estás loca (sonrió mientras se abrazaban)
N: Por ti
A: Mi amor (se besaron y el ritmo de sus respiraciones comenzó a subir)
N: Tenemos exactamente veinte tres minutos
A: Joder... es que esto no puede ser ¿eh? (le quitaba con rapidez la ropa)
N: Míralo de otro modo (hacía lo propio con ella mientras se reían) Nunca hemos hecho el amor a contrarreloj
A: Y con las estrellas como testigo

Fueron las últimas palabras que se dijeron con cordura, porque en ese momento exacto, la perdieron, volaron sus besos, volaron sus manos, como si el influjo de la luna les diera un poder diferente, se desató la pasión más visceral, los suspiros, los gemidos, los ojos cerrados, las bocas abiertas, las lenguas activas, las yemas de los dedos llenándose de piel de aquella otra piel adorada, Natalia se sentó y acopló el cuerpo de Alba sobre sus piernas, encajando a la perfección, la luz de las estrellas reflejaba ambos rostros, ambos ojos mirándose y llenándose de amor, de un amor inmenso y puro, los labios de Alba atraparon la boca de Natalia, gemían sin apartar sus bocas, sus lenguas, sus cuerpos lanzando el mismo baile de pasión, frenéticas como si el mundo se acabara, apretaban sus manos, movían sus cabezas sin dejarse de besar por si al separar sus labios fuera un nuevo sueño, sus cuerpos seguían empeñados en la danza, sus espaldas se tensaron sus músculos a punto de romperse, sus bocas se separaron sabiendo ya que no era una sueño, que era una realidad aquel instante donde sus centros humedecidos, eléctricos llegaban a un orgasmo conjunto como si el mar de la pasión, de la fiebre, de la locura hubiese abarcado aquel lugar compartido. Jadeantes, sudorosas, cansadas, pero repletas de ansias, Natalia tumbó a Alba , Alba  aferró el cuerpo de Natalia, y volvieron a buscarse, encontrándose, las venas de ambas gargantas a un paso de explotar, las venas de la frente a un paso de seguir a sus hermanas, a punto de el estallido más hermoso jamás vivido, una lujuria, una maravillosa lujuria bajo un maravilloso manto de estrellas que parecían colocarse de manera estratégica para iluminar ambos cuerpos de manera casi mística. Nuevamente la fuerza de la pasión, de miradas repletas de fogosidad, en ese arrebato de placer mutuo que estaban entregándose, sabiéndose solas, acompañadas por la luna, al llegar a ese cielo estrellado ambas gargantas soltaron gritos de placer, gritos repletos de necesidad de amor, de ternura, de locura, de emoción y frenesí.

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