Antes de ir de la casa

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Ahí se encontraba una bella pelirroja, leyendo sentada en la base de un árbol con grandes hojas que le proporcionaban una perfecta sombra, para que pudiera leer en esa tarde.

No muy lejos de ahí, en un balcón de una gran casa, (básicamente era un anexo de un cementerio), se veía un lindo chico de unos doce años, aproximadamente.

Este se encontraba viendo a la pelirroja que siempre iba a esa hora a leer, pero lo que le dio más curiosidad es que ella siempre llevaba un libro diferente cada día que iba a sentarse en ese gran árbol cerca de su casa.

No, él no esta enamorado de esa chica, solo le dio curiosidad su estadía. A veces ni le prestaba atención por andar persiguiendo ratones o lagartijas para poder utilizar sus órganos y utilizarlos en sus muñecos, para hacer pruebas.
























Espero que ya sepan de quien estamos hablando y en esta historia vamos a saber un poco de la vida de nuestro querido peculiar antes de que la hermosa ave lo lleve a un lugar más seguro.

























Enoch no sabía porqué le gustaba que la chica pelirroja estuviera ahí, al verla leyendo tan pacíficamente leyendo su libro, parecía que ella le estuviera transmitiendo esa paz que parecía salir de ella y que tanto necesitaba.

Paso el tiempo y cada vez que la chica iba a leer, ella sentía la mirada de nuestro peculiar, cave recalcar que ella no se sentía incomoda con la mirada, sentía que la mirada que le daba aquel lindo chico era de curiosidad más no de incomonidad.

Aquella mirada le transmitía tristeza, pareciera que aquel chico se sentía solo y por lo poco que sabía de él era que no salía mucho y siempre se la pasaba en aquel balcón jugando con unos muñecos o escribiendo algo en su libreta. Ella lo reconocía porque siempre estaba bien vestido, aunque aveces él estaba cubierto de tierra.

Entonces la chica pelirroja se propuso hablarle, aunque había un problema ¿cómo le hablaría? Nunca habían intercambiado palabras, solo miradas y pequeñas sonrisas por parte de la pelirroja.

La pelirroja estuvo pensando en cómo hablarle, hasta que por fin tuvo una idea que aplicaría cuando lo viera.

Aquella tarde, cuando Enoch salió a su balcón se quedó un tanto confundido de ver un pequeño avión de papel afuera de su balcón. Cuando se agachó para tomarlo se dio cuenta de lo bien doblado que estaba, pareciera que lo hicieron con mucha delicadeza y al momento de abrirlo se llevó una inesperada sorpresa.

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Enoch se quedó un tanto sorprendido de haber recibido una carta de aquella curiosa chica, por un lado se preguntaba de cómo le hizo para que llegara ese pequeño avión de papel a su balcón, pero por el otro lado se sentía un tanto feliz de haber recibido esa pequeña carta.

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