Capitulo III

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Hoy intenté suicidarme

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Hoy intenté suicidarme.

En mi patético segundo intento, mi psicólogo me encontró a segundos de dar un paso hacia adelante, el último paso que daría en vida. No dudó en detenerme, una vez más había logrado enfurecerlo al punto de llevarme hacia su auto estacionado a las afueras de la universidad, con un agarre descomunalmente anormal en él.

Mantengo la mirada en la ventanilla, perdida en el paisaje de este lugar. Me quedé en silencio todo el recorrido y él comprendió.

Mi hermana nos esperaba en la entrada acompañada de su suéter favorito, su mejor amigo en noches frías como ésta, y yo me manejo un aspecto desaliñado comparado a cuando asistí al funeral, íntegra y bien vestida.

—Toma una ducha, voy en seguida —me ayuda a pasar a la casa, parece compartir una mirada con Anna y ella no hace preguntas. Por supuesto me escondí detrás de las escaleras a no perderme la conversación.

Kalel O'Niell, mi psicólogo y compañero de años cierra la puerta y toma asiento en el sofá, Anna parece hacer lo mismo.

—No te lamentes —inicia ella —es mi culpa, la perdí de vista al terminar el funeral... —mi hermana mayor aparenta ser más joven de lo que en realidad es, aunque aún conserva la madurez de su edad.

—Tienes que dejarte ayudar, de lo contrario, Venus tampoco podrá superarlo. Hace lo que tú.

—¿Lo que yo? —pregunta ella, un rastro de confusión en su voz.

Él comienza a explicar con calma —optar por enfrentar el dolor de una pérdida sola, cuando ambas deben estar más unidas ahora que nunca —se detiene pensando un poco lo que dirá a continuación —¿No soy suficiente para ustedes? ¿debería dejarlo todo por ella otra vez?

—Ya haz hecho mucho al abandonar tus sueños para tratarla. Eres el único en quien confía, con quien puede lidiar. Tómate el tiempo necesario en el trabajo, yo la protegeré...

Mis miedos internos iban a acabar con todo lo que él había construido hasta ahora para conseguir un trabajo en la universidad, años atrás él dejó su verdadera pasión por la medicina para cuidarme, porque desde luego ser psicólogo en un pueblo pequeño no es la primera opción de nadie.

—Me siento incompetente cuando dices eso, —dice esta vez en voz baja —era consciente de cómo ambas la estaban pasando mal, aún así yo...

—También compartiste con Alex —escucho la voz de mi hermana debilitarse al nombrarlo.

Aclara su garganta para continuar —no volveré a evitar la situación, voy a ser más intenso con ella esta vez, va a descubrir lo maravilloso que es el estar vivo —escucho como se pone de pie —me quedaré toda la noche a su lado.

¿Cómo este hombre puede acelerar mis latidos con una sola oración?

—Por favor trátala bien, ella está enamorada de t...

NoahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora