Donde Akira quiere a Sasuke Uchiha e intenta llevarlo por el buen camino.
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Historia originaria de mi cabeza, los personajes no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto (Si fueran mios nunca hubiese dejado a Sakura con Sasuke) excepto por Koizum...
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AKIRA
Varias semanas habían pasado y ya me había recuperado del experimento que Kabuto había realizado.
Mi relación con Sasuke continuaba tensa, pero al menos podíamos vernos a la cara, no fue en un momento en el que me encontraba entrenando que el azabache se acercó.
—¿Vienes a pedirme consejos? —Le provoqué con una sonrisa juguetona.
—No realmente. —Se cruzo de brazos. —Pero quiero volverme mucho más fuerte, si usas tus jutsus en mi constantemente lograré tener mayor resistencia.
Eso sin duda me sorprendió, y él lo pudo confirma debido a mi expresión. El gran Uchiha Sasuke de manera indirecta me está pidiendo ayuda.
Sonreí, no perdería nada ayudándolo en sus entrenamientos, incluso podría disfrutar verlo sufrir un poco.
—Supongo que si vienes de esta forma no puedo negarme. —Le hice un gesto para que se acercara lo suficiente y lográramos entrenar. —Ambos estaremos en la misma situación, si es que te parece justo.
Sasuke asintió y ambos nos pusimos en posición de defensa, activé mi jutsu, sólo una fuerza lo suficiente para que a ambos se nos dificultara movernos.
La agilidad es una gran fortaleza en el momento de una pelea y ambos lo sabemos. Aunque de cierta manera yo seguía teniendo ventaja porque yo ya me he acostumbrado un poco a mi poder.
Al final terminamos recostados en el césped y con nuestra mirada en el cielo estrellado.
—¿Lo extrañas? —Le pregunté refiriéndome a su aldea, después de unos cuantos minutos.
La aldea solo retenía mi camino al poder. —Su tono sombrío nunca cambio cuando lo dijo.
—Debe ser lindo tener amigos y pertenecer a una aldea, pelear por los mismos ideales...—Lo dije más para mi que para él, pero aun así lo escucho.
—¿Acaso no perteneces a ninguna Aldea?
—Soy una huérfana de la Aldea Oculta en la Niebla... —Supongo que eso explica todo, ¿No? —Yo no conozco lo que la palabra compañerismo significa, en la aldea nunca se podía confiar en las personas, ni en tu propia sombra... ¿Sabes que es apodada la Aldea Sangrienta?
Observé a Sasuke de reojo, él se encontraba analizándome con la mirada. —Supongo que todos tenemos nuestros propios problemas y dolor.
El único ruido que se escuchaba a nuestro alrededor era el de las hojas meciéndose al son del viento y algunos grillos.
—El tipo de cabello blanco...
—Kimimaro murió. —Fijé mi vista en las estrellas del cielo. —Aún duele, pero me he prometido que me volveré más fuerte para poder llegar a tiempo...
