La otra Delta, lluvia de sangre parte 2

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El clon de Delta miró al presidente buscando apoyo. El presidente sonrió y el clon entró en acción. Al principio las dos chicas se estaban analizando mutuamente y luego se pusieron a caminar en círculos sin apartar la vista la una de la otra.

—Tengo que salvar al abuelo, no puedo permitir que alguien como tú destruya el mundo y a mis seres queridos—dijo el clon de Delta frunciendo el ceño.

Delta sonrió amargamente y puso todos sus sentidos alerta, cualquiera de las dos atacaría en cualquier momento, y si querían sobrevivir, no podían permitirse ningún fallo. Lo primero eran los ataques psicológicos, los más eficaces para bajar los ánimos del rival, y así vencer con más facilidad en la siguiente ronda.

—Deberías reflexionar un poco antes de matarme, somos iguales, ¿acaso tú matas a los tuyos? —dijo Delta ocultando la sonrisa macabra que retenía en su interior.

—¡Tú no eres de los míos! ¡Yo nunca lo aceptaría si fuera cierto! —gritó el clon.

—La evidencia de que somos iguales no es lo mismo que tus tonterías y tus cursilerías, eres mi clon, piénsalo, chica lista—dijo Delta sin cesar de mirar a su clon.

El clon de Delta era consciente de ello, pero no quería aceptar que era una copia de un ser tan malvado y oscuro como Delta, no quería escuchar, no quería creer.

—Yo no soy como tú, tu eres la rata de laboratorio de El Dorado, y yo soy la favorita de El Dorado, no es lo mismo—dijo el clon mientras Delta fruncía el ceño.

—Está más que claro que no quieres aceptar lo que eres, pero si no quieres madurar, ese ya no es mi problema, clon—dijo la chica ojiazul encogiéndose de hombros.

La chica de ojos ámbar se enfadó, no le gustaba que le llamaran copia, ella era única y especial, y Delta no lo iba a cambiar. Delta sonrió, lo que dio comienzo a la siguiente ronda: la lucha telequinética, perfecta para reducir la fuerza, la resistencia y la energía del rival.

—Creo que deberías defender a tu querido clon, ¿no crees? —dijo Simeon al presidente.

—¿Y tú no deberías defender a mi nieta, gran amigo? —dijo el presidente.

—Mmm… ¿Delta? Ella no es una persona bonachona que necesite apoyo, pero tu nieta-clon por lo que veo sí que lo necesita, sólo mira su cara de nerviosismo—dijo Simeon señalando al clon, el cual estaba notablemente nervioso.

El presidente estaba por ir a ayudar al clon, pero luego recordó que Simeon era un chico manipulador, de lo cual dedujo que ese engaño era para llevarlo a la muerte.

—Buen intento, Simeon—dijo el presidente frunciendo el ceño.

Simeon sonrió burlonamente mientras se encogía de hombros.

Las dos chicas comenzaron a utilizar la telequinesis golpeándose con las ondas mutuamente mientras salían disparadas hacia atrás. Las dos se levantaban una y otra vez del suelo jadeando y con varios arañazos y alguna herida.

El clon de Delta ya no tenía ni la energía ni la concentración suficientes como para seguir utilizando la telequinésis, y Delta tenía menos energía que su clon. La última ronda dio comienzo: la lucha cuerpo a cuerpo.

El clon de Delta se lanzó al ataque sin pensárselo si quiera, le dio un puñetazo en el estómago a Delta, la cual salió disparada contra la pared. Delta se levantó temblorosa y se mantuvo en pie lista para atacar. La ojiazul llegó hacia su clon a gran velocidad, pero el clon la detuvo a duras penas y la tiró al suelo con fuerza. Delta intentó levantarse, pero le era totalmente inútil, no se sentía capaz de moverse.

El clon sonrió victorioso y se dirigió hacia Simeon, el cual se percató rápidamente, pero al no tener escapatoria, no le quedaba de otra. Delta se fijó en las intenciones de su clon, así que se levantó y cojeó hacia su clon, interponiéndose entre ella y Simeon.

—Atrévete a tocarle un pelo y te arrepentirás de estar viva—dijo Delta empujando a su clon hacia atrás con fuerza.

El clon se levantó lentamente y tiró a Delta al suelo de una fuerte patada en el estómago. Justo en ese momento a Delta se le ocurrió un plan.

—¡Delta! —gritó Simeon con una sensación de impotencia y dolor, ya que era el fin.

—Bien, me rindo, tú ganas, tú ganas—dijo Delta a su clon con un hilo de voz entrecerrando los ojos con debilidad.

—¡He ganado! —gritó el clon con alegría.

—Ahora viene la parte más violenta, tienes que matarme, cuando lo hagas, habrás ganado—dijo Delta con debilidad.

Simeon se llevó las manos a la cabeza y el presidente se limitó a mirar con tristeza a Delta.

Experimento A, Delta (Inazuma Eleven Go Chrono Stone)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang