18. No puedo evitarlo

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Sana despertó acostada al lado izquierdo de la cama. Lo primero que vieron sus ojos cuando se despertó, fueron las marcas que había sobre su cuerpo. Cualquier otra persona se hubiese asustado al verlas pero Sana sonrió. Todas las imágenes de la noche anterior se vinieron a su cabeza como fotografías. Volteo lentamente hacia el lado derecho y se encontró con Jihyo profundamente dormida. La sábana solo tapaba su cuerpo hasta las caderas dejando todo su torso desnudo a la vista.

La japonesa se deleitó observando las marcas que ella misma había dejado sobre el cuerpo de la chica coreana. Se concentró en la respiración de Jihyo y en cómo sus pechos subían y bajaban – hermosa – llevó sus dedos de la mano derecha sobre el pecho izquierdo y comenzó a acariciar la piel de Jihyo. Estaba suave, fría.

-Tú igual eres hermosa – Sana sonrió al escuchar la voz de su amante – Buenos días – Jihyo volteó y se quedaron mirando frente a frente.

-Buenos días – Sana sonrió.

-¿Cómo dormiste?

-Ni siquiera recuerdo cuando caí dormida – la japonesa sonrió – creo que realmente estaba agotada.

-Descuida, me quedé despierta hasta que confirmé que realmente estabas dormida.

-No era necesario.

-De todas formas ya pasó – Jihyo observó el cuerpo de Sana desnudo a su lado - ¿Qué se supone que hacemos ahora?

-No lo sé.

-Podría quedarme acostada a tu lado todo el día – Jihyo se ruborizó. Sabía que sonaba romántica y no estaba segura de sí podía serlo.

-¿Qué te parece si desayunamos primero? Muero de hambre.

-Como quieras.

Sana miró algunos segundos más a Jihyo y se acercó para besar los labios de su amiga. La rompecorazones tuvo que aceptar en ese momento que todos sus muros habían sido destruidos por un simple beso. Los labios de la japonesa estaban suaves.

-Iré a preparar nuestro desayuno – Jihyo no respondió. Se quedó mirando como Sana se levantaba de la cama y se colocaba su bata. Por algunos segundos odio que tapara su desnudes. Cuando la japonesa desapareció de la habitación Jihyo se quedó mirando el techo mientras recordaba todo lo que habían hecho la noche anterior. Claramente ella había sido la que tomó el control de la situación y Sana se notaba cómoda con eso. Ahora, no podía dejar de preguntarse si ella quería algo más.

Decidió levantarse e ir hasta el baño de la habitación. Observó las marcas de su cuerpo cuando estuvo frente al espejo. Acarició sus abdominales y sus brazos. Sana realmente le había dejado moretones sólo con ocupar su boca – desquiciada – susurró en voz baja. Caminó hasta el lava manos. Lavo su rostro y sus dientes. Cuando salió del baño, Sana estaba sentada sobre la cama con la bandeja encima del pequeño mueble que tenía al costado de su cama.

-Pensé que te habías ido.

-Si me hubiese ido me hubieras visto bajar las escaleras Sana.

-Lo sé – Sana se acercó al cuero de Jihyo - ¿Qué hacemos ahora?

-¿Comer? – Sana sonrió.

-Me refiero a nosotras.

-Nunca creí que iba a escuchar esa palabra saliendo de tu boca.

-No te burles.

-No me burlo, sólo es raro.

-Aún no respondes.

-No sé qué hacer con nosotras la verdad.

-¿Le dirás a Nayeon? – Sana miró a Jihyo con algo de nostalgia.

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