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—No es lo que parece, Mori-san...

—Besar a una persona no es lo que parece. Estoy intrigado. Entonces, ¿qué es?

—¡Eso no tiene nada que ver con mi trabajo! Lo que se pidió está hecho y...

—Tú eres el encargado, no Higuchi —me gritó, y recuperó la compostura—. Y como no quiero que vuelva a pasar algo así, tienes prohibido volver a ver a Atsushi-kun a no ser que yo te lo ordene. ¿Te queda claro?

Las órdenes que el Jefe daban eran únicas. No podía irse en contra de ellas. Porque, él decidía sobre todo; sobre nuestras vidas.

—¿Puedo preguntarle algo?

—Adelante.

—¿Por qué Dazai-san dejó a la Port Mafia?

—Él era el Ejecutivo más joven en la historia de la Port Mafia e incluso, quien tomaría mi silla en unos diez años. Pero, dejó el poder, respeto y miedo que provocaba en la gente por la única cosa que nunca te dará un lugar como el mío: el amor.

Nos quedamos en silencio. Casi podía escuchar las palabras de Chuuya-san al respecto. Pero aunque para el chico tigre, aún sin saber el trasfondo, así como para Chuuya-san y para mí, el motivo de Dazai-san era valioso y comprensible, e incluso, a nuestras respectivas formas, nos dolía, para él eso no significaba nada. 

—Ango-san no dijo nada de eso, solo que fue porque Oda-san murió —respondí, porque no tenía caso ocultarle quien me había dado la información de primera mano porque seguramente él ya lo sabía. Lo que desconocía, quizás, era lo que me había dicho Chuuya-san.

—Eso mismo. Dazai-kun hizo en él a su primer amigo y se encariñó entonces. Fue un error terrible, porque Oda nunca estuvo a su nivel, era un simple peón que hacía mandados y que fue perfecto para acabar con una organización rival, pero nada más. No tenía más valor del que cualquier otro hombre que pertenezca a la mafia. Pero Dazai-kun nunca aceptó eso y cuando ese sujeto murió, él simplemente no lo soportó y se fue de la Mafia. 

—Su motivo era valido. Perdió a su amigo. 

—Era una estupidez. Akutagawa-kun, en la Mafia no hay mayor motivo que ser leal. Y lo que hizo Dazai-kun no lo fue. Pero, no pude detenerlo aunque lo intenté y nos traicionó. No sabes cuánto dinero y vidas le costó eso a la organización. Por eso, para que tú tampoco te encariñes con alguien y menos siendo del otro bando, es que te he prohíbo que tengas contacto con Atsushi-kun. ¿Queda ahora si claro? —confirió, y se fue a sentar en su sillón habitual. 

—Sí, me queda muy claro —contesté y comprendí a lo que tanto el chico tigre se había querido referir antes. Quizás para mí la Port Mafia era la única "familia" que tenía, pero la realidad era que para la Port Mafia yo era un simple peón más. Mi familia ahí, que eran mis amigos, podrían seguir siéndolo sin importar donde yo fuera, así como Gin lo sería siempre para mí. Así que me di la vuelta, y mirando el esplendor de la tarde con las nubes moviéndose a gran velocidad sobre la bahía, tomé mi decisión—. Y por eso es que, a partir de hoy he decidido que también dejaré a la Port Mafia. 

—¿Y si te dijera que ya me cansé de que mi gente se vaya de la organización, tal como lo hicieron Dazai-kun y Kyouka-chan? 

—Le diría que tendrá que aceptar ver a uno más de sus subordinados irse —dije, muy serio y seguro, volteando de nueva cuenta a mirarlo.

—¿Acaso decides renunciar a tu posición aquí por ese chico de la agencia? Tú, quien eres el siguiente candidato a formar parte de los cinco ejecutivos, ¿vas a irte por un mero capricho de juventud? ¿por un enamoramiento tonto de una basura como él?

¿Por qué dejaste a la Port Mafia, Dazai-san?... Shinsoukoku Bungou Stray DogsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora