Capitulo I

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No puede haber vida sin el bien y el mal, la oscuridad y la luz. El consejo carbonizado, seres antiguos encargados por el creador para mantener las raíces del orden. El concilio se sintió interesado por la gran guerra entre los demonios y los ángeles. Durante los hilos del tiempo tejiendose ellos fueron honrando al consejo. No se atrevían a desafiar las órdenes del consejo, tenían miedo de sus ejecutores, los jinetes del apocalipsis conocidos como Guerra, Muerte, Furia y Disputa.

Pero, ¿quiénes son los jinetes y por qué sirven lealmente al consejo? Para saber qué son esos nombre hay que conocer uno más antiguos. Los Nephelims, uniones malditas entra los ángeles y demonios. Ellos se opusieron a la legión de muchos reinos y derramaron sangre y quemar todo hasta dejar cenizas todo, pero cuatro de ellos cansados de las masacres y temiendo que el equilibrio fuera destruido por sus derrochantes conquistas, ellos hicieron una tregua... servirían lealmente al consejo y ellos recibirían un poder inimaginable, pero para comenzar antes tenían que hacer una purga de sangre con sus hermanos de la creación y destruir sus almas para que no puedan renacer.

Hace batalla ya había forjado un final hace eones, con los Nephilims fuera de la creación fue creado un nuevo Reino, el Reino humano con un pequeño planeta llamado tierra... eran débiles pero su inteligencia los hacía sobresalir. El concilio profetizó que los humanos serían un tejido importante del equilibrio. Los ángeles y los demonios por orden del concilio tuvieron una tregua. Hasta que los siete sellos se rompan y la tregua sería destruida y los humanos estarían listo para poder luchar la Guerra Final.

Aunque se habían formado especies de organizaciones, al parecer querian iniciar el apocalipsis prematuramente. Los ángeles tenían planes, ellos no eran tan santos después de todo, algunos querían una guerra. No importaba quien comenzará, sufrirían la ira del consejo. Uno de sus informantes le dijo de actividad de los demonios y ángeles en el reino de el hombre. Pero esta vez sería más sutil y más en un caso de extrema importancia. Los cuatro jinetes fueron convocados, quien sabría de la orden sería su líder... ¿quién no conocía al jinete pálido ? Un ser capaz de batallar contra dioses y salir totalmente ileso, el ser más fuerte de la existencia misma. Pero el tenía muchos nombres: El segador, verdugo, entre muchos... pero había uno, se podría decir el de conocimiento general... uno puesto por el, este era.

—¡Muerte! —Rugió la primera cabeza-, ¿por qué no atendiste a nuestro llamado?

—Me encargaste matar a los invasores que estaban en la tierra de los gigantes. Y eso fue bajo tus órdenes -—Señaló sarcásticamente.

—Igual, jinete. Nuestra convocatoria debe ser atendida rápidamente—recargo amenazante. Muerte solo dio un bufido y una encogida de hombro... sabia que solo estaba presumiendo, ya era costumbre y más con el, generalmente por que era el que recibía la información.

—¿Qué quieres que hagamos? —preguntó.

—Supongo que conoces el pacto entre los demonios y los ángeles forjado después de la guerra. ¡Se no ha informado que han roto la han entrado al reino del hombre sin autorización nuestra!—gruño la primera cabeza.

—Se necesita la presencia de uno de ustedes en el reino del hombre para evitar una posible usurpación, podrían afectar los tejidos de la evolución y podría generar un cambio grave en la humanidad —dijo la segunda cabeza.

—Consúltalo con tus hermanos, jinete —habló la tercera la cabeza—. Por cierto, jinete... como sabrás toda las entradas fueron destruidas, tendrás que ingeniar algún plan para no llamar la atención.

—Como siempre -murmuró Muerte para si mismo—. No somos recaderos ni tampoco nos afecta esto.

—Pero esto afecta el equilibrio, jinete. Juraste lealtad. Uno bastará para esta misión, ¡ahora sal y cumple nuestra voluntad! —La primera cabeza exclamó, Muerte simplemente asintió y bajo por las escaleras antes de desaparecer un un portal hacia la superficie del mundo volcánico.

Segador Where stories live. Discover now