Capitulo II

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Tan pronto y terminaron las clases se habían dirigido a un edificio, más One-Samas de la Academia, Rias y Akeno se reunieron junto a una niña de cabello blanco en una habitación aparentemente oscura, era alumbrados por unas pocas velas aromáticas de color rojo. La niña de de pelo banco de nombre Koneko había visto a Muerte hasta que salió de los terrenos de la Academia, sentía algo raro en el, no sabía que era.

—A ese hombre, nunca lo e visto antes —Frunció el ceño Rias, estaba sentada en un sofá verde mientras tenía las piernas cruzadas y tomaba un sorbo de té.

—No parecía de la Academia y nunca e visto a alguien parecido para decir que es un familiar —dijo Akeno, estaba al lado de Rias, ella estaba de pie, un rostro pensativo adorno su rostro.

—Su rostro pálido me pone los pelos de punta —dijo Koneko.

—Es curioso sabiendo que es guapo —sonrió levemente Rias.

—¿Oh?, buchou... al parecer alguien llamó su atención —Akeno dijo descaradamente mientras ella soltó una sonrisa.

—No es eso, no siquiera se su nombre —sonrió consciente de las burlas de su amiga—. Sin embargo, hay algo de él que me intriga de él, su aura.

—¿Quiere que lo vigilé, buchou? —pregunto la niña.

—No, tengo la sensación de que pronto nos volveremos a encontrar —volvió a sonreír para después tomar un sorbo—. ¿Y que pasa con Hyōdō Issei?

—Al parecer tenía razón con el, buchou —respondió Koneko.

—¿Y que hacemos ahora? —pregunto Akeno—, supongo que seguiremos el plan.

—Si —respondió—, necesito los preparativos. Todo lo demás es esperar los resultados —sonrió colocando una pieza de peón en el tablero de ajedrez.
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Muerte tenía una pista, una muy buena... oh, bueno... eso cree el. No puede decir si esas chicas son demonios, de no serlo podrían ser sucios sacando su sed de lujuria. Más solo era una insignificante teoría. Pero necesitaba a información, y como no un demonio de amplios conocimientos del universo como Vulgrim. Apostaba todo el dinero del mundo a que estuvo un buen tiempo en la tierra intercambiando objetos de precioso valor por algunos otros. Había pensando en matar al demonio muchas veces por romper las reglas, pero sus amplios conocimientos y ayuda demostraron ser útil. Eso lo salvo del destino de tener todavía su cabeza donde debe de estar.

Se acerco cerca de la roca donde estaba el glifo. Era el atardecer, el sol ocultándose mientras adornaba un glorioso color naranja. Al acercarse al glifo el demonio salió estrepitosamente.

—¿Qué necesitas, jinete? —pregunto Vulgrim. Polvo se puso en el hombro de Muerte, sus ojos brillaron pasándole toda la información al demonio. Obtuvo una imagen mental de lo que el jinete buscaba, la información sobre Rias y Akeno.

—Unos buenos ejemplares —sólo una risa espeluznante al aire—, pensaba que los negocios que necesitaban el jinete pálido aquí eran más interesante —soltó su mítica sonrisa.

—Necesito información de ellas, tal vez me ayuden en algo, aparte de ti —Dijo la Muerte.

—Se hará, tendrás toda la información relevante de estos ejemplares —Dijo Vulgrim, dio una pequeña inclinación antes de retirarse en su glifo. Muerte salto al árbol más grande, usando las ramas como impulso.

Cuando cayó la noche Muerte se quito su disfraz, era sofocante algunas veces tenelo puesto. Agradecía que actividades diarias mortales no fueran impuestas a ellos: dormir, comer, beber. Podría estar siempre a su cien porciento sin preocuparse de las actividades triviales. Durante veinticuatro horas del día está despierto para cualquier peligro, pero aveces era aburrido tener que esperar otro día.
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⏰ Última actualización: Jan 09, 2020 ⏰

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