2. Amenaza detectada

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-Hasta que despertaste, menudo susto me metiste anoche

-¿Eh? ¿Qué me pasó?

-Quizá te excediste en el uso de magia, o quizás estabas conmocionada por los eventos que visualizamos anoche- decía Fizalir mientras apagaba uno de sus fuegos que usaba de hoguera.

-Me da vueltas todo- Dijo, mientras trataba de incorporarse del suelo.

- ¡Hey! No te sobre esfuerces, tu cuerpo necesitará descansar si quieres continuar con tus experimentos

-¿Qu- ¡¿Qué le pasó a mi cuerpo?- Dijo con voz temblorosa

-Al parecer volvió a su forma original, debiste quedar exhausta tras la magia usada en-

- ¡Espera! ¿Me desmaye?.- Contesto la sombra que volvía a tener una forma lúgubre

- Sí, te notas preocupada ¿pasa algo?

- ¿Qué paso con los cristales?

- Se apagaron en cuanto te desmayaste ¿eso es malo?

- ¡Sí! Se debe haber perdido el enlace que generé durante todo este tiempo ¡Auch!- Al parecer cualquier movimiento le provocaba un dolor moderado en el cuerpo

- Te dije que no hagas movimientos bruscos, aún no es tiempo como para que hagas nada

- Quiero comprobar los cristales cuanto antes

- Están bien, sino afuera tienes un millar más.

- Mmm - se deja caer fuerte al suelo - Auch... De acuerdo, descansaré.

- Bien, yo iré al cuartel a dar mis informes

- Vale, ve, yo dormiré

- No es como si supieras hacer otra cosa- Dijo burlonamente Fizalir

- Ma...lo... - Dijo mientras se quedaba dormida.

Fizalir salió de la cueva como siempre solía hacerlo, aumentando de la velocidad hasta correr y alcanzar una velocidad bastante rápida, era bastante ágil con sus movimientos y él creía que era por eso que aún seguía vivo; aún así, sentía un gran respeto por la fuerza militar, era por eso que la noticia de la muerte de los miembros de la Orden de Plata le había afectado mucho.

Tras media hora de moverse entre caminos abandonados llegó a una ciudad amurallada, la población era poca y había muchos edificios sin gente, aún así por ser un soldado de menor rango, se le había destinado a vivir a las afueras para que buscará monstruos para ingresar a la ciudad, él fingía hacer esa misión, pero a todos los monstruos que encontraba los alejaba lo más posible de los límites de la ciudad ya que sabía que si eran más débiles que él, serían procesados en energía.

Las entradas de la ciudad no tenían guardias ni nada que impidiera el acceso al interior, Fizalir estaba acostumbrado a no interactuar con nada más allá de lo que ya conocía hasta llegar al cuartel y dar su informe de sus exploraciones, aunque desde que se encontró a su compañera, había dejado los patrullajes.

Al cabo de media hora llego a un edificio que parecía una catedral, aunque ellos le llamaban cuartel, era demasiado espacio para tan poco monstruos que la llegaban a usar. Fizalir entro y tras inclinarse, se presentó

-Fizalir, explorador del desierto del noroeste y excomandante de las Fuerzas Reales de Fuego, presento mis saludos al General Chubón.

-Bienvenido Fizalir, estábamos esperándote.- Contesto una gran bola Gris que emanaba nubes de hielo a su alrededor, tenía estalactitas en la parte inferior del cuerpo que parecían emitir pequeños rayos de energía continuos.- Hoy tenemos noticias interesantes para ustedes.

Guerra del Destino- Sueños RotosOn viuen les histories. Descobreix ara