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Habían pasado las semanas, y Jack había comenzado a convivir más con su padre, pero no exactamente por la razón que el quería.

El Rey comenzó a instruirlo en ser un buen líder para el pueblo. Eso significaba horas enteras de completo aburrimiento.

Sin embargo, éste día se libraría de esa tortura ya que había sido invitado al castillo Marsden para conocer el reino de su prometida.

Y no era que le entusiasmara demasiado, pero cualquier cosa era mejor que estar encerrado en una habitación llena de papeles y archivos.

Además, siempre era bueno salir de ese castillo.

Jack entregó su pequeña maleta al conductor, con la ropa suficiente para 1 día ya que pasaría la noche allá, y subió a la carroza dónde su madre ya lo estaba esperando.

- ¿Y papá?

- No nos podrá acompañar, mi cielo. En la mañana aparecieron dos campesinos que al parecer tienen un problema con unas tierras que ambos declaran como suyas, la discusión se puso muy acalorada y aún no le encuentran solución - dijo su madre mirando por la ventana- así que hoy seremos tu y yo.

- Reina Victoria ¿Listos?- dijo el chófer una vez que había tomado las riendas de los caballos.

- Totalmente, adelante-

Dichas estas palabras la carroza comenzó a avanzar camino al castillo Marsden.

•••

- Victoria, un gusto recibirlos- mencionó la Reina que se encontraba en la entrada principal de su castillo- pero pasen, pasen. Jack, cielo, mi hija se encuentra en su alcoba, ya baja.

Jack asintió con la cabeza agradeciendo antes de que las reinas caminarán a la sala a tomar un té.

El joven se quedó en el vestíbulo admirando todo lo que se encontraba ahí.

El castillo era más pequeño que el suyo, pero claramente podía notar que podía ser incluso hasta más valioso.

Habían esculturas bastante antiguas acomodadas en una línea por todo el pasillo, un enorme candelabro de cristal que colgaba del techo y paredes decoradas con hermosas pinturas, incluso pudo reconocer un par de ellas, casi seguro de que eran auténticas.

- Aquí estás- escuchó una voz detrás de él haciendo que pegara un brinco. La joven detrás de él río - Así que aceptaron de invitación.

- De hecho, fue mi madre la que aceptó.

La joven frente a él sin duda era hermosa. Poseía una gran y voluptuosa cabellera obscura que caía libremente por sus hombros, además de unos grandes ojos avellana que contrastaban con su pálido color de piel.

Jack había leído sobre el amor, y lo había definido como un sentimiento hermoso, paralizante, que te deja helado pero con ganas de más. Que te hace querer darlo todo por la persona indicada.

¿Que no para casarse tenía que haber amor?

Y por más que el Joven miraba a Katherine, no sentía ni un poco de aquello que describían como el sentimiento más puro del mundo.

Tenía miedo. Miedo de que su vida se tratara de aparentar. De nunca ser él mismo. escucho una aaaDe jamás poder ser libre.

- Miren quien está aquí- El príncipe escuchó voz proveniente del segundo piso y pudo observar a un joven descender por las escaleras lentamente.

- ¿Qué haces?- mencionó Katherine en un tono que Jack reconoció hostil.

- Sólo vengo a conocer al futuro Rey hermanita, todos hablan mucho de ti- mencionó el joven de vestimenta relajada, sin dejar de observar a Jack fijamente, parecía que analizaba hasta el más pequeño detalle. Tenía un pasó firme pero sigiloso, tanto, que resultaba incluso amenazante.

Poseía una larga cabellera llena de rulos que le llegaba hasta los hombros además unas facciones demasiado finas. Jack inmediatamente le encontró parecido a Katherine.

- Soy Ennis Marsden, un placer- mencionó al llegar extendiendo su mano al joven frente a él mientras que éste la tomaba dudoso.

Al unir sus manos Jack pudo sentir una corriente helada recorrer toda su columna que lo dejó perplejo. Inmediatamente despegó su mano de la de Ennis y podía jurar el haber notado como su mirada se suavizaba sutilmente.

Aunque ésto apenas duró un segundo.

- Jack Bernadotte, el fu...- antes de poder presentarse fue interrumpido.

- Si, lo sé, lo sé. El futuro esposo de mi hermana - dijo mientras rodaba los ojos y su vista era fijada ahora en Katherine.

- No puedo creer que hayas accedido a realizar la boda, acabas de vender tu alma al diablo- la mirada de Ennis demostraba furia contra su hermana, la joven sólo se encogió en su lugar- allá tú si terminas igual que George.

Ennis comenzó a caminar por el pasillo, y sin despedirse, pronto desapareció de la vista del futuro matrimonio.

- ¿Quién es George?- se animó a preguntar Jack.

- Era, era mi hermano. Y el prometido de tu hermana.

Jack comprendió inmediatamente.

Su hermana, Isabel, era 10 años mayor que el y siempre fue criada para ser reina. Desde niña se le inculcó los hábitos, deberes y responsabilidades con los que tenía que cumplir una vez que fuese la reina de Windsor.

El no recordaba mucho, pero lograba ver a una hermosa joven de 16 años merodeando por el castillo mientras repetía en voz alta sus lecciones mientras el jugaba con su caballo de madera.

También recuerda el día que cambió todo, el día en que su hermana dejó de existir.

- Tu no terminarás con ella- mencionó inmediatamente Jack mirándola a los ojos.

- Yo sé que no. Pero mi hermano cree que tu familia fue la culpable de la muerte de ambos. Y no lo juzgo. Era muy unido a George, yo muy apenas lo puedo recordar.

- yo tampoco recuerdo mucho a Isabel.

Los jóvenes comenzaron a envolverse en una plática mientras paseaban por el castillo, hasta llegar a un hermoso balcón donde se podía apreciar gran parte del reino de Maidstone.

- Entonces, supongo tu hermano gobernará éstas tierras ¿no? - Katherine se mofó levemente.

- Supones mal.

- ¿Qué?

- Mis papás lo despojaron de sus privilegios como príncipe... ni siquiera sé si siga siendo uno, honestamente.

- ¿Porque sus mismos padres le harían algo así?

- Ennis ha hecho cosas que mis padres consideran atroces. Sí fuera por ellos, ya lo hubiesen echado del castillo. Pero no pueden permitirse otro escándalo más, sólo por eso sigue aquí.

- ¿Que tan malo puede ser para dejarte desprotegido?- sin duda, la curiosidad de Jack estaba jugando un rol importante éste día.

- El tenía una...pareja. Y era muy feliz, sin embargo, cuando mis padres se enteraron les pareció una total abominación.

- ¿Y eso que tiene de malo?

- ¿Que tanto puedo confiar en ti?

- Pues...vamos a ser marido y mujer ¿No es suficiente? - Una sonrisa divertida se dibujó en la jóven.

- Su pareja era un hombre- mencionó la chica en un susurro- después de eso, nuestros padres lo obligaron a no verlo más. Desde ese día está prisionero en éste castillo.

- Debe ser horrible- Jack comenzó a sentir una presión en su pecho- ¿Tú crees que Ennis estuviera realmente mal?

- Yo sólo se que cuando estaba con él era otro, ¿Que tan malo podría ser si lo hacía feliz?

Soulmates || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora