Capítulo 21 Javier O'Dogherty

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- Pero, ¿a ti se te ha ido por completo la cabeza? –preguntó la Chica de los Ojos Verdes mirando a África como si acabase de brotarle una segunda cabeza.

Todos sus amigos la imitaron, pero el foco de su atención se limitó a acariciar las sonrosadas mejillas del pequeño Josh, que descansaba en su regazo, y sonrió.

- Lo estoy diciendo muy en serio.

Por un momento, Andrea sopesó la lejana posibilidad de hacer algo así, pero la magnitud de las consecuencias que acarrearía terminó por darle miedo. Aparecer en la gala de los Óscar acompañada ya iba a ser todo un bombazo para los medios. Se imaginaba los titulares: "La viuda de Josh Hyde rehace su vida". Una manera sutil y sencilla de volver al refrán de toda la vida, el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Y la verdad era tan diferente, tan distinta a todo lo que las malas lenguas pudieran inventar. Llegar a esa fiesta de la mano de Javier sería fuerte para el mundo, pero mágico para ella. Estaría en un homenaje al que fue el hombre de su vida de la mano del que ahora lo era y, de alguna manera, podría sentirse cómoda, llenando las dos partes de su corazón que les pertenecían a ambos. Pero Javier no estaba por la labor de colaborar y África le estaba sugiriendo una alternativa. Una alternativa loca, pero alternativa, al fin y al cabo.

- Si te crees que eso hace algún tipo de gracia estás muy equivocada, África –dijo Mario.

- No tiene que hacerle gracia a nadie, tiene que surtir efecto. El efecto necesario.

Andrea enarcó una ceja. Ahora lo comprendía todo.

- ¿Te refieres a...?

Áfri asintió.

- Si Javier se entera de que le vas a proponer a Nacho ir contigo a América, él mismo te hace la maleta y se monta en al avión antes de que a ti te dé tiempo a parpadear.

- ¿Por qué eres tan jodidamente buena? –preguntó Alma apartando el plato de Red Velvet de las manos de Aitana.

Lo era. África era jodidamente buena utilizando esa cabecita que Dios le había dado.

- Puedo soltarlo esta noche cuando llegue a casa –dijo Andrea–. Las cosas no están muy allá después de nuestra última discusión, pero puedo probar.

- Andy, a ver si las cosas se van a poner peor –dijo Bea.

- Es que se van a poner peor –aclaró Mario.

- Habló la voz de la experiencia –dijo África.

El Chico de los Ojos Avellana se cruzó de brazos.

- No soy la voz de ninguna experiencia, pero soy un hombre y te puedo asegurar que no nos gustan ese tipo de gilipolleces. Andrea, Javier no soporta a Nacho. Es algo así como su peor enemigo y tú vas a meter el dedo en la llaga adrede. Y además dices que no están las cosas como para tirar cohetes. Yo no me la jugaría. Es tocar los cojones sin necesidad.

- A ti sí que te gusta tocar los cojones –dijo África–. Es un golpe de efecto en toda regla. Javier tiene que darse cuenta de que esto es importante para ella y tiene que estar a la altura.

- ¿Estar a la altura? Creo que ese hombre ha estado más que a la altura durante todos estos años. No se merece ese golpe tan bajo.

- ¿Puedo dar mi opinión? –dijo Manuel de pronto.

La Chica de los Ojos Verdes asintió.

- Andrea, a veces tienes que seguir y seguir, sin preocuparte demasiado por cómo lo vas a hacer. Ya lo averiguarás en el camino. Tú solo sigue.

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